
Día de esos complicados en el Santiago Bernabéu porque en un equipo tan grande como el Real Madrid, acostumbrado a que a 20 de abril todavía haya vida en Champions, no se suele respirar un ambiente de "jugar por cumplir el expediente". Pasase lo que pasase ante el Athletic, el partido era un trampa tras la eliminación europea ya que ganar mantenía a los blancos a la misma distancia del Barcelona y empatar o perder haría estallar al coliseo blanco. Poco que ganar y mucho que perder.
Se notó mucho en el inicio de partido que el equipo quería agradar, pero había más silencio de la cuenta en el Bernabéu por mucho que Vinícius o Modric intentarán dar destellos de calidad. No era un juicio al uso, pero sí se iba a juzgar cada balón tocado y ese ambiente nunca es fácil de encajar.
Ernesto Valverde sabía de las necesidades y angustias del Real Madrid y se dedicó a cerrar filas con el 4-4-2. No quería errores y esperaba que el ambiente se volviese hostil si no había ocasiones o goles. Le salió bien porque el primer disparo y ni siquiera a puerta llegó en el minuto 27 con Vinícius en jugada personal. Solo el brasileño pareció estar motivado, sin embargo, no estuvo acertado.
En la segunda parte todo cambió y el Real Madrid fue otro. Bellingham tuvo las mejores y puso en serios aprietos a un inspirado Unai Simón. Además Ancelotti metió a Endrick y el Madrid ya tuvo un 9 referencia en el campo que diese más sensación de equilibrio. El Athletic resistió el inicio del segundo tiempo y siguió vivo.
Según avanzó el partido el Real Madrid se fue estancando y por momentos el Athletic vio opciones de pillar a la contra al equipo de Ancelotti gracias a la velocidad de Maroan Sannadi. Aún así, el técnico italiano arriesgó y metió a Arda y Brahim para seguir buscando el 1-0. Y llegó, pero fue anulado por un milimétrico fuera de juego de Endrick previo al tanto de Vinícius. Lo de siempre con el VAR, fiarse o no, pero mandan ellos. Lo mismo que con un más que posible penalti a Bellingham que el colegiado no estimó como derribo contundente. Contacto hubo, eso seguro, pero no se pitó pena máxima.
El resto del choque fue un asedio total del Real Madrid hasta que llegó el golazo de Fede Valverde por la escuadra en el 93’. Otro día más en el que el uruguayo saca su potencia a relucir y salva un partido para su equipo. Tremendo obús y tremendo golazo que mantiene vivo al Real Madrid en la lucha por la Liga.

