
Javi Lliso es un pionero. En sus primeros Juegos de invierno, el madrileño hizo historia el pasado 9 de febrero en Pekín 2022 al conseguir el primer diploma olímpico para nuestro país en esquí acrobático —la modalidad más extrema del esquí en la que los participantes deben tomar saltos y realizar trucos—. Fue en concreto en la prueba de big air, que se estrenaba como especialidad olímpica en la capital china, al terminar en sexta posición. Lliso, que se lució por todo lo alto en el módulo de Shougang, participó después junto a Thibault Magnin —deportista nacido en Friburgo (Suiza), de padre suizo y madre española— en la modalidad slope style, aunque se quedó a las puertas de la final al acabar decimocuarto —sólo pasan 12—.
Javi, de 24 años, ha sido el gran triunfador de la delegación española en estos JJOO disputados en Pekín junto a la rider catalana Queralt Castelllet, que el 10 de febrero logró la quinta medalla para nuestro país en unos Juegos de invierno —tras el oro de Paquito Fernández Ochoa y los bronces de Blanca Fernández Ochoa, Javier Fernández y Regino Hernández— al colgarse la plata en en la prueba de halfpipe de snowboard, siendo sólo superada por la gran favorita, la estadounidense Chloe Kim.
El madrileño no esperaba haber acabado sexto en la prueba de big air, que consiste en mezclar trucos y movimientos acrobáticos, y así lo reconoce en una entrevista a Libertad Digital días después de su participación en Pekín 2022. "Fui a los Juegos con la intención de hacerlo lo mejor posible, pensando en que lo tenga que llegar, llegará. Eso que dice la gente de ir sí o sí a por medalla... creo que es meterte una presión innecesaria. Al final, si vas a ir a hacerlo lo mejor posible, los resultados vienen solos y fue lo que pasó", relata Lliso, que prefiere que le llamen ‘Javi’ —"‘Javier’ sólo me llama mi madre cuando se enfada"—, en declaraciones a este periódico.
El esquiador madrileño llevaba muchos años esperando este momento. Se calzó por primera vez los esquís cuando "no tenía ni tres años" por imperativo de su madre, que fue profesora de esquí en Sierra Nevada, y comenzó con el freestyle con "unos 12 ó 13 años" en la estación de Aramón Cerler (Huesca) para empezar a competir a nivel internacional con 18. Desde entonces, Javi ha experimentado una progresión meteórica, como ha querido destacar en más de una ocasión el presidente de la Federación Española de Deportes de Invierno (RFEDI), May Peus. "Empecé con el dorsal 75 y el más bajo que he tenido es el 11", dice Javi Lliso, que también ha contado a este medio cómo se prepara un esquiador de freestyle.
"Más allá de toda la preparación física, los entrenamientos en sí empiezan realmente en verano porque entrenamos de agosto a noviembre. A partir de ahí son todo competiciones. En diciembre, por ejemplo, estuve todo el mes en Colorado. Tuve una prueba de la Copa del Mundo de big air y luego estuve allí dos semanas más", asegura Javi Lliso, que también ha hecho hincapié en el "exigente calendario" que tienen los esquiadores de freestyle, y más en un año como éste con la disputa de unos Juegos de invierno. "Este año, entre pruebas de la Copa del Mundo, los Juegos y el World Tour, me salen 12 competiciones. Y cada competición te ocupa una semana", dice.
Javi Lliso tenía previsto acudir este fin de semana a Georgia para disputar una prueba de la Copa del Mundo —en concreto en la estación de Bakuriani—, pero "tal y como está la situación allí, en un país que hace frontera con Ucrania y con Rusia, mejor no viajar porque hay cosas que valen más la pena". "Luego tenemos la Copa del Mundo de freestyle en Tignes —en los Alpes franceses, cerca de la frontera con Italia y Suiza—, del 10 al 12 de marzo, después volvemos a Baqueira para disputar el Campeonato de España y a continuación a Silvaplana, en Suiza, a por la última prueba de la Copa del Mundo de la temporada", señala un Javi Lliso que actualmente se encuentra descansando en Andorra junto a su compañero y amigo Thibault Magnin, que es tres años más joven que él.
Lo cierto es que, con un calendario así de apretado, Lliso apenas ha tenido tiempo para poder saborear el diploma olímpico. "En China no celebramos nada. La siguiente semana teníamos la prueba de slope style y había que portarse bien. Sin olvidar, por supuesto, que en la villa olímpica no entra una sola cerveza, eso para empezar. Las celebraciones fueron sobre todo en Andorra: nada más llegar nos montaron un escenario en un snow park nocturno, con botellas de champán... ¡una celebración como Dios manda, vaya!", relata entre risas. "Al día siguiente fui a Cerler a ver a mi familia y a unos amigos que hacía mucho que no veía", cuenta Javi Lliso, que se encuentra "muy a gusto" en Andorra compartiendo piso estos días con Thibault. "Teníamos ganas de estar tranquilos un tiempo después de tanto viaje, así que se agradece mucho poder estar más de una semana en un sitio", dice.
Más allá de la exigencia física que tiene una disciplina como el esquí acrobático, el madrileño destaca la importancia de la salud mental. "Hay gente que apenas lo tiene en cuenta y se piensa que somos robots, pero la mente es el 80 por ciento del deporte. No de este deporte en concreto, sino del deporte en general. Da igual qué deporte hagas que si no tienes el día en tu cabeza, nada te va a salir bien. Puedes ser muy bueno técnicamente, el tío más fuerte del mundo o estar en muy buena forma que si no tienes bien la cabeza, te va a dar igual", recalca.
Además, Javi Lliso ha aprovechado la entrevista a Libertad Digital para hacer un llamamiento a las autoridades deportivas para que inviertan más dinero en los deportes de invierno. "Ojalá mi éxito y el de Queralt (Castellet) sirvan para algo, para que se invierta más en los deportes de invierno, especialmente en infraestructuras. Si nuestro deporte no se tiene en cuenta es porque no se ve y, si no se ve, es porque no ha habido grandes resultados. Pero en estos Juegos hemos demostrado que podemos estar ahí, peleando por estar en lo más alto. Que España, siendo el país de sol y playa que es, también tiene mucho que decir en deportes de invierno y que, si realmente se nos apoya, podemos llegar muy lejos. No tenemos nada de infraestructuras, cero, y estamos en unos Juegos Olímpicos peleando por la victoria... así que con infraestructuras, imagínate", asegura un Javi Lliso que agradece las ayudas del Comité Olímpico Español (COE) y de la Federación de Deportes de Invierno.
"El primer año que empecé a competir mi familia tuvo que hacer una inversión importante, pero esa inversión ya se ha devuelto con creces hace tiempo. Una cosa que tiene la Federación es que, una vez que entras y consigues buenos resultados, te apoyan. Por tema de fondos no es, es por un tema de que en España no tenemos donde entrenar, así que hay que hacer una inversión fuerte para salir fuera y poder entrenar. Todo sería más fácil si en España tuviéramos infraestructuras", insiste en este sentido Javi, que ya casi se ve compitiendo en los próximos Juegos de invierno, los de Milán-Cortina d’Ampezzo en febrero de 2026, pese a que todavía faltan cuatro años.
"Mientras el cuerpo me respete y tenga la cabeza donde tiene que estar, seguiré dando guerra. Yo de aquí no me muevo", aseguró Javi Lliso en declaraciones a Libertad Digital.

