
"Floto como una mariposa y pico como una abeja", proclamaba, altivo como él era, Muhammad Ali tras ganar a Sonny Liston en febrero de 1964 y alzarse por primera vez con el título mundial de los pesos pesados en Miami Beach.
En su caso, Juan Martos (Castellbell y Vilar, Barcelona, 14 de julio de 1979) no pica como una abeja, sino como una avispa. Una picadura más dolorosa. De hecho, es este himenóptero el que le ha valido el sobrenombre al luchador catalán, con un cuarto de siglo de carrera a sus espaldas, dos títulos mundiales WKA y seis campeonatos de España en kickboxing, K1 y muay thai en su palmarés.
La Avispa Martos tiene currículum sencillamente impresionante digno de una de las mayores leyendas de los deportes de contacto de nuestro país, como es él, que el próximo sábado 3 de diciembre disputará el último combate de su dilatadísima a la par que exitosa carrera profesional.
Será su pelea número 104 como profesional –tiene un impresionante balance de un 75% de victorias– y la disputará en la localidad toledana de Añover de Tajo, durante la velada ‘Fight Night 4’ (consta de seis combates profesionales y otros seis amateurs) y con el prestigioso cinturón europeo ISKA (International Sport Karate Association) en juego, en el peso superligero. Ante sí, un duro rival como es el experimentado púgil Pedro Ruiz, campeón de España WBC en la división de muay thai.
Soldador de profesión, Juan está felizmente casado y es padre de cuatro hijos. Dócil en el hogar pero indomable en los cuadriláteros, la Avispa saldrá a por todas en su último baile en los cuadriláteros dentro de quince días. "Son muchos años de sacrificio. Tengo ganas de poder llevarme ese cinturón que es muy importante para mí: no no lo tengo y me lo quiero llevar a toda costa, sí o sí", ha dicho Martos en declaraciones a Libertad Digital.
Martos, que ya atendió a este medio en junio de 2021 con motivo de su combate número 100, se va "triste por una parte", después de "toda una vida dedicado a los deportes de contacto", pero "también alegre" porque, al echar la vista atrás, se da cuenta de todo lo que ha conseguido en el ring. "He ganado, he perdido, pero cuando ha habido títulos en juego me los he llevado. Hace unos años no habría imaginado llegar a la cifra de los combates que he hecho y a los títulos que me he llevado, así que me siento súper orgulloso de mi carrera", agrega a este periódico.
Martos es un tipo agradecido y por ello no olvida a toda la gente que le ha acompañado en este largo viaje de 25 años, empezando por su agente y promotor, Antonio Ricobaldi, y su entrenador, Manuel Lolo García Barrio. "En España no es nada fácil llegar adonde he llegado y transmitir todo lo que he hecho. Y en este sentido le tengo que estar súper agradecido a Antonio Ricobaldi, por todo el trabajo que ha hecho. Ha sido el único que se ha preocupado, el único que se ha movido para tener grandes locales para los pesajes, en sitios emblemáticos de Madrid como la Gran Vía, para darte ese minuto de gloria. Ser un luchador, que te mire la gente, que salgas en prensa y te sientas valorado... todo eso, y más, es lo que ha hecho Antonio por mí", dice.
La Avispa también tiene palabras de agradecimiento hacia García Barrio, su entrenador, que ha hecho "un trabajo impecable en el tema táctico". "Entre todos formamos una gran familia y me despido a lo grande por ellos, por estar a su lado", agradece Martos.
Antes, el día 2 de diciembre, tendrá lugar el pesaje de la velada en la discoteca Tiffany’s The Club en Madrid, en la zona de El Viso. Su propietario, Edu Benito, es un gran aficionado a los deportes de contacto y ha querido unirse a la emocionante despedida de Martos, un luchador único que se retira de los cuadriláteros tras una exitosa carrera de 25 años.

