
Diez años después de tocar el cielo en Barcelona, en aquel Palau Sant Jordi repleto, España afronta el Mundial de Polonia y Suecia, de nuevo, en el furgón de favoritos. Como en aquella cita la selección, entonces dirigida por Valero Rivera, se alzó con un oro mágico, igual que el de 2005 en Túnez ante Croacia. Dinamarca, nuestra bestia negra siempre, fue la víctima en esa Barcelona entregada a la causa. Una década más tarde, con Jordi Ribera al mando y con dos oros y dos platas europeas desde 2016, esta España quiere volver a subir al cajón más alto del podio.
Será complejo como siempre acertar en las quinielas entre tanto obstáculo que ofrece un Mundial de balonmano. Con las mejores selecciones europeas y varias sudamericanas y africanas que aciertan a dar salto de calidad en su listón. Tunez, Egipto, Argentina y Brasil lucharán como las que más en este torneo pero las selecciones europeas de siempre entran de lleno en la lucha por un oro carísimo y que dará premio gordo. La selección que gane el Mundial irá directamente a los Juegos de París del verano de 2024 y, si la campeona es Francia, la subcampeona tendrá billete.
Jordi Ribera confirmó este domingo pasado la lista de 18 jugadores y esperó hasta última hora a Joan Cañellas. El lateral izquierdo del Kadetten suizo se lesionó en la primera parte de la concentración y no pudo jugar ninguno de los partidos del torneo de Benidorm en el que España ha dado tan buena imagen. Pero a Cañellas había que esperarle. "Es un jugador clave para nosotros. En la pista y en el vestuario" ha dicho Ribera.
Precisamente Cañellas, con Jorge Maqueda y Gedeón Guardiola son los tres supervivientes de aquel Mundial de 2013. Gonzalo Pérez de Vargas estuvo también pero solo participó en los entrenos sin debutar en la competición. Por los tres que se mantienen intactos de aquel mundial ha pasado la gloria de estos años lúcidos del balonmano español pero también los sinsabores que se han producido. Sobre todo en marzo del 16 cuando nos quedamos fuera de los Juegos de Rio y en los Mundiales de 2017 y 2019 donde España quedó fuera de las ocho primeras plazas. Lo demás desde ese dorado año 13, dos oros europeos (2018 y 2020), dos platas (2016 y 2022), un bronce (2014) y un bronce mundial (2021). Una década prodigiosa.
En este mundial tan complejo la selección de Jordi Ribera debuta este jueves ante Montenegro (20.30 h), el sábado jugaremos ante Chile y el lunes ante Irán. Todos los partidos a las ocho y media de la tarde y todos en el Tauron Arena de Cracovia en Polonia. Hay ocho grupos de cuatro equipos y los tres primeros pasan a una segunda ronda donde te ves ya con otros tres equipos en un grupo de seis selecciones. Para esa segunda ronda cuentan los puntos conseguidos con los equipos que pasan contigo y sólo dos de esa ronda pasarán a cuartos de final.
Francia, Eslovenia y Polonia, a no ser de sorpresa mayúscula, nos esperan en esa fase y por otro lado estarán las Suecia, Dinamarca, Alemania, Serbia, Croacia, Noruega, Hungria. Cualquiera de ellas puede tocar metal pero las apuestas han concedido a los daneses, franceses, alemanes y suecos, actuales campeones de Europa al derrotar a España en la final del año pasado en Budapest, el cartel de grandes favoritos. Suecia, además, jugará la fase final, si es que accede a ella, en Estocolmo.
Tienes buenas sensaciones el seleccionador. Tras arrasar en el torneo de Benidorm se mostró orgulloso y muy optimista " Estamos en un momento dulce y las sensaciones son buenísimas". La pista dictará sentencia pero a estos chicos se les puede pedir ya poco. Se mantienen los históricos más los que han aportado estos últimos seis años a los que se suman dos chicos nuevos en este plantel. Nunca nos cansaremos de repetir los nombres de Guardiola, Cañellas, Maqueda, los dos Dujshebaev, Adriá Figueras, Dani Fernández, Ferrán Solé, Pérez de Vargas, Rodrigo Corrales. Y además los dos debutantes, el jugador del Wisla polaco Abel Serdio y el lateral derecho del Szeged húngaro Imanol Garciandía.
A partir de este jueves la solución a este enigma de casi 20 días. Un Mundial es el torneo máximo. Con premio si lo ganas. El objetivo es competir y ensalzar de nuevo el balonmano español. Algo que parece que sólo se consigue en estos oasis de selecciones tan denostados en otros deportes y tan básicos en este. Sólo con este Mundial se consigue de nuevo volver a llamar la atención porque si es con la liga Asobal mal vamos. Un sólo jugador (Pérez de Vargas, Barcelona) juega aquí. Deberíamos hacérnoslo mirar.

