
La vida de Victor ‘Young’ Perez fue la vida de un boxeador. Siempre y sobre todo, un boxeador. Ante cualquier adversidad. Bajo cualquier circunstancia. Desde su infancia, en un barrio muy humilde de Túnez, hasta su muerte, en una de las terribles Marchas que organizaron los nazis, y después de haber pasado más de un año en el campo de concentración de Auschwitz.
Ahí, había logrado sobrevivir gracias a su destreza en el noble arte. No sólo eso. También ayudó a que muchos otros sobrevivieran. Es por ello que por siempre ha sido recordado como El boxeador de Auschwitz.
El sueño de una infancia
Messoud Hai Victor Perez nacía el 18 de octubre de 1911 en Dar-El Berdgana, el barrio judío de la ciudad de Túnez, en el seno de una humilde familia sefardí.
Victor sería uno de tantos jóvenes que, contagiados por la fiebre que el senegalés Battling Siki había despertado en África tras proclamarse campeón del mundo, soñaban con convertirse en boxeadores.
En el sueño subyace no sólo el deseo de emular a su ídolo, sino también la necesidad de escapar de una complicada condición social.
Tras unos muy buenos inicios como boxeador en Túnez, por aquel entonces un protectorado francés, cuando cumple 18 años Víctor Pérez se muda a París con el objetivo puesto en convertirse en un púgil de renombre. Y no tarda en conseguirlo: poco más de un año después de su llegada se proclama campeón nacional.
Se le abren las puertas para luchar por el campeonato mundial. Y no taradará en lograrlo. Lo hace en 1931, tras imponerse al estadounidense Frankie Genaro. La cita tuvo lugar en el Palais de Sports de París, y Perez noqueó a Genaro en el segundo asalto. Victor Young Pérez se convierte en el campeón mundial más joven hasta la fecha. Tiene solo 20 años.
Aquello le deparará una inmensa fama. De la noche a la mañana pasa a ser toda una celebridad parisina. Es joven, apuesto y triunfador. Se le suele ver por los casinos y restaurantes más famosos de la ciudad de las luces, siempre acompañado de bellas mujeres.
En su regreso a Túnez es recibido como un auténtico héroe nacional. "Es un gran honor para todo el país de Túnez. Hebreos y Musulmanes, somos todos hijos de esta misma tierra, y estamos todos muy orgullosos de ti", le dice el gobernador de la ciudad, a las puertas de la Sinagoga de Ghriba, la más famosa del país. Allí más de 100.000 compatriotas le aclaman.
El combate más horrible
Pero tras aquel brillante triunfo, los altos y bajos se alternan durante los años sucesivos. Logra algunos triunfos importantes, pero un año y cinco días después de su título mundial pierde la corona en su defensa ante el inglés Jackie Brown, que se impone por KO.
Tras aquella derrota pasa a la categoría de peso gallo. Consigue de nuevo algunas victorias de enjundia, y en febrero de 1934 vuelve a combatir por un título mundial. Nada puede hacer ante Panamá Al Brown, un contrincante que le saca casi 25 centímetros de altura, y que se termina imponiendo después de 15 asaltos.
Su último combate, cuando ya tenía decidida su retirada, y probablemente por el último intento de ganar más dinero, será el más horrible de todos.
Lo disputa en Berlín, en el Deutschland Halle, el 11 de noviembre de 1938. Es decir, dos días después de la Noche de los Cristales Rotos. El comienzo del descenso al abismo del Holocausto.
Ataviado, como había hecho siempre, con un calzón negro con una estrella de David bordada, Young Pérez se pasa todo el combate viendo cómo le increpan, cómo le escupen, como no paran de proferirle insultos antisemitas, de lanzarle cosas desde la grada…
Pierde a los puntos, aunque aquello es lo de menos.
Al día siguiente regresará apresuradamente a París, y cuelga los guantes de manera definitiva. Lo hace con un balance de 92 victorias (28 de ellas por KO), 26 derrotas y 15 empates.
El ídolo de Auschwitz
Denunciado por un viejo amigo, el 21 de septiembre de 1943 Victor Young Perez es detenido en París por la Milicia Francesa, la fuerza paramilitar colaboracionista francesa del régimen de Vichy.
Tras ser enviado en primer lugar al campo de Drancy, más conocido como "la antesala de la muerte", Victor Young será trasladado unos días después al campo de exterminio alemán de Auschwitz. Ingresa en el subcampo de Monowitz-Buna.
Un subcampo que estaba comandado por el SS Heinrich Schwarz, todo un apasionado del boxeo. Por eso, nada más conocer su llegada, le obligará a combatir contra diferentes judíos internos, y también contra algún soldado.
Victor Young pelea una y otra vez. Y gana una y otra vez. Aquello le conferirá un status de cierto privilegio -si es que se puede usar esa palabra hablando de Auschwitz- con el que se le permiten realizar algunos trabajos menos exigentes, normalmente en la cocina. Allí puede alimentarse algo mejor, e incluso llevar algo de comida escondida a sus compañeros de barracón. Una situación que hace recordar a la vivida por el español Saturnino Navazo en Mauthausen, en su caso gracias al fútbol.
Se afirma que Victor Young Perez habría disputado 140 combates en Auschwitz, con 139 victorias por KO y un nulo, ante un soldado alemán.
Gracias a todos aquellos triunfos, en combates en los que el perdedor era destinado a la muerte, consiguió sobrevivir al campo de concentración durante los casi 16 meses que ahí estuvo. Pero no a su liberación.
Porque el 18 de enero de 1945, y ante la proximidad de las fuerzas soviéticas, los nazis decidieron evacuar el campo de concentración de Auschwitz, dando lugar a una nueva pesadilla: las Marchas de la Muerte. Se estima que cerca de la mitad de los deportados fallecieron durante aquellas terribles marchas.
Entre ellos, Victor Young Pérez. Se sabe que fue disparado con una ametralladora. Aunque se desconoce el motivo. Tal vez, como tantos otros, porque estaba tan débil que el soldado de turno decidía que ya no valía la pena continuar la marcha con él, y le eliminaba. Tal vez le dispararan en un intento de huida. Tal vez, como relatara uno de los presentes en la marcha, porque había sido pillado tratando de dar algo de comida a algún compañero. O tal vez, como también se ha apuntado, porque el soldado que llevaba su grupo había sido derrotado por Victor en un combate en Auschwitz, y se tomó su propia venganza.
Sea como fuere, el 22 de enero de 1945 Victor Young Pérez fallecía en Gleiwitz, Polonia.
Se marchaba de la manera más trágica un boxeador de oro. Una leyenda del deporte francés y africano. Una leyenda que nunca, ante ninguna adversidad y bajo ninguna circunstancia, dejó de hacer aquello que más amaba: boxear.
En su honor se sucedieron los homenajes, tanto en Francia como en su Túnez natal. Son muchas las placas, calles, pabellones o incluso un estadio que llevan su nombre. Sobre su vida se han elaborado libros, documentales, y una película biográfica titulada ‘Victor Young Perez’. Un deber a su memoria, como declararía el director de la película Jacques Ouaniche.