Ir a la piscina y a la playa desde pequeños es una tradición veraniega que, para algunos, se convierte en su profesión: la natación. Desde niños, a todos se nos dice que no se debe hacer pis en las piscinas, a veces con la amenaza de que un círculo rojo aparecerá a su alrededor marcándolos como "meones". Sin embargo, la mayoría de los nadadores olímpicos han admitido hacerlo. Este comportamiento ha sido confirmado por varios nadadores de renombre, como Michael Phelps y Lilly King, desmintiendo la idea de que los deportistas olímpicos mantienen una imagen impoluta en todos los aspectos de sus actividades.
De hecho, Lilly King puede ser considerada como oro en hacer esta práctica. Hay que recordar que es doble campeona olímpica en Río 2016 en 4x100 estilos y 100m braza; así como plata en 200, braza y 4x100 estilos y bronce en 100m braza en Tokio 2020. Lilly King, no dudó en admitir: "Probablemente he orinado en todas las piscinas en las que he nadado". además, con cierto tono de humor, la nadadora americana señala como habilidad el poder orinar mientras nada. Pero, ¿cómo pueden justificar los profesionales esta actitud? Simplemente argumentando que llevan a cabo una hidratación excesiva por su desgaste físico, además, los atuendos que llevan en las competiciones son demasiado ajustados y complican que puedan ir cómodamente al baño.
Pero, como se ha comentado, Phelps o King no son los únicos nadadores que han confirmado orinar en las piscinas. Por ejemplo, Jake Mitchell, nadador olímpico en Tokio 2020 y medallista de plata en el Mundial 2023 en la categoría de 4x200 libres, confirma esta práctica debido a la alta hidratación. No obstante, aunque pueda sonar repulsiva, los nadadores intentan seguir una regla no escrita: orinar en solitario, sin nadie alrededor.
A pesar de que en la mayoría de las ocasiones los nadadores tratan de ir al baño antes de entrar al agua, si no se pueden aguantar las ganas siempre buscan una zona solitaria. Además, como confirma Cullen Jones, oro en Pekín 2008 y Londres 2012 (4x100 estilos): «Conviene no nadar nunca en una zona caliente».
Pero, ¿es una práctica adecuada o puede ser peligrosa para la salud? Realmente puede ser peligroso ya que cuando alguien orina en una piscina, se liberan sustancias químicas como urea, amoníaco y creatinina, presentes en la orina, compuestos que reaccionan con el cloro utilizado en la piscina. La combinación de urea y cloro produce cloraminas, las cuales son responsables del típico olor a "piscina" y pueden causar irritación en los ojos, piel y sistema respiratorio. Además, las cloraminas son menos efectivas que el cloro libre para desinfectar el agua, lo que puede comprometer la calidad y la seguridad del agua de la piscina. No obstante, ese no es el único problema ya que el hecho de orinar en la piscina también puede aumentar la demanda de cloro, obligando a los encargados del mantenimiento a añadir más productos químicos para mantener la calidad del agua. Esto puede llevar a un círculo vicioso: más orina lleva a más cloraminas, lo que requiere más cloro, lo que puede resultar en más irritación y una menor calidad del aire alrededor de la piscina.
¿Qué pasa cuando se hace pis en una piscina?
Desde el punto de vista de la salud pública, orinar en la piscina no es recomendable. Aunque ciertamente el riesgo de contraer enfermedades graves es bajo gracias al cloro, la práctica puede contribuir a la proliferación de irritaciones y disminuir la efectividad de los productos químicos desinfectantes. Además, hay un componente ético y de respeto hacia otros usuarios de la piscina que debe considerarse. El motivo es que la reacción química de la orina con el cloro crea una sustancia que se ha asociado con el asma y otros problemas respiratorios.
El tricloruro de nitrógeno, conocido también como tricloramina, se forma cuando la urea que contiene el pis entra en contacto con el cloro. Se trata de una sustancia extremadamente sensible y basta con un pequeño golpe o exposición a la luz solar para que salte por los aires. Aunque, por suerte, solo el tricloruro de nitrógeno puro provoca este efecto. Aun así, se trata de un químico volátil, por lo que pasa fácilmente al estado gaseoso, extendiéndose al aire. Además, esta reacción química está relacionada con la irritación de los ojos y de las vías respiratorias superiores. De hecho, el olor que suele asociarse con el de una piscina limpia es, en realidad, el aroma emanado del tricloruro de nitrógeno, claro indicador de que, en el agua, hay mucha orina.
El mito de la mancha de color en la piscina
Pues es rotundamente falso pero es un rumor ampliamente difundido básicamente por el efecto disuasorio que causa entre aquellos que lo escuchan que no quieren verse expuestos a la vergüenza de ver esa mancha en sus alrededores. No obstante, en realidad también hay razones científicas, y es que si se compara el volumen de agua respecto a la cantidad de orina se puede ver que en proporción, sería una disolución tan diluida que sería difícil que tornase de color. Además, la orina y el sudor tienen una composición similar, con lo cual también habría falsos culpables.
De todos modos, desde un punto de vista químico, sí que es posible lograr un "chivato" para la orina. Y es que el sulfato de cobre reacciona en contacto con el cloro, tiñéndose de azul. No obstante para que funcionara se requeriría de una gran cantidad de orina. Eso sí, también coloraría los bañadores y las partes del cuerpo en contacto.
¿Hasta qué punto es realmente malo hacer pis en la piscina?
Depende de lo que haya al acecho en la piscina, el motivo es que la orina puede alterar tanto los niveles de cloro que uno puede enfermar por un virus, una bacteria o un parásito que no se controla. Hay que recordar que cuando el orín interactúa con el agua de la piscina, también despierta sustancias químicas que desprenden ese olor que la gente tiende a asociar con el cloro. Esas sustancias químicas hacen que piquen los ojos, que gotee la nariz y pueden provocar tos.
Pero, si bien orinar en la piscina no es algo magnífico ni de buena educación, es evidente que los niños pequeños van a orinar en la piscina. Pero realmente no hay que asustarse por si causa grandes problemas, pero tampoco hay que orinar en la piscina. Por ello, realmente lo mejor es salir de la piscina, ir al retrete y volver para evitar que meterse en la piscina resulte incómodo para uno mismo y para los demás usuarios de la piscina.
¿Qué daños pueden causar a la salud?
El cloruro de cianógeno es conocido como un agente de guerra química ya que esta sustancia tóxica daña órganos como los pulmones, el corazón y el sistema nervioso central. Por otro lado, la tricloramina se relaciona con problemas pulmonares como el asma. Sin embargo, puede haber tranquilidad ya que la Organización Mundial de la Salud considera que 70 partes por billón sería un umbral dañino para el ser humano, mientras que la orina aproximadamente genera unas 30ppb. Pero no es inocuo.
Además, en un reciente estudio se ha descubierto que la exposición a estos compuestos, ya sea vía cutánea o gastrointestinal, es decir, cuando se traga agua, durante al menos 40 minutos se producen efectos genotóxicos. Es decir, que el ADN de las células es alterado de forma que aumenta el riesgo de padecer cáncer.