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Foekje Dillema, la atleta sancionada de por vida por su verificación sexual

Cuando se codeaba con las más grandes Foekje Dillema fue sancionada de por vida. El motivo: negarse a pasar un test de verificación sexual.

Cuando se codeaba con las más grandes Foekje Dillema fue sancionada de por vida. El motivo: negarse a pasar un test de verificación sexual.
Foekje Dillema Y Fanny Blankers-Koen en el campeonato nacional holandés de 1949 | Wikimedia

La de Foekje Dillema es una de aquellas historias difíciles de comprender. Con muchas aristas. Sancionada de por vida cuando se codeaba entre las más grandes del atletismo mundial, el asunto, más de 70 años después, sigue generando debate.

Su negativa a pasar un control de verificación sexual terminó con una sanción de por vida de la Federación de Atletismo de Holanda. Jamás volvería a competir. Jamás se constató si se trataba de una mujer o un hombre. Para siempre ha quedado como uno de los mayores escándalos del deporte holandés y del atletismo mundial.

Una estrella que incomoda

En los años 50 Fanny Blankers-Koen era la gran musa del atletismo mundial. Y con merecimiento. Su exhibición en los Juegos Olímpicos de Londres del 48, al alcance sólo de los más grandes, así lo había determinado. Con lo que no contaba era con que una compatriota pusiera en jaque su reinado.

Nacida en Burum, Países Bajos, el 18 de septiembre de 1926, la infancia de Foekje Dillema es complicada. En casa escasea el dinero. Sus padres son desempleados. Y ella comienza a trabajar siendo aún una niña en el servicio doméstico.

Pero siendo una niña también descubre el atletismo. Correr le da aquella libertad de la que no puede gozar en casa. Y tiene talento para ello.

Su debut profesional se produce en junio de 1948, logrando una victoria en los 100 metros lisos con un tiempo de 13 segundos. A partir de ahí, los triunfos se suceden uno tras otro. Y sus marcas bajan a un ritmo vertiginoso. Sólo dos meses después completa la distancia en unos brillantes 11’9 segundos. En esos momentos, el récord nacional se halla en los 11’7 segundos. Huelga decir que está en manos de Fanny Blankers-Koen. El duelo está servido.

Más cuando en 1949, con 23 años, Foekje Dillema se impone en las pruebas de 100 y de 200 metros en un mitin disputado, precisamente, en Londres, donde se había encumbrado su rival sólo unos meses antes. Su popularidad se multiplica. Todos anhelan ver un enfrentamiento directo con Blankers-Koen.

Todos, menos la propia Koen. Consciente de que su estatus está siendo puesto en peligro, a pesar de todo lo logrado –y de lo mucho que le ha costado alcanzarlo-, evita encontrarse con Dillema. Los nacionales holandeses de 1950 lo confirman: Fanny Blankers-Koen no se inscribe en la distancia de 200 metros, en la que posee el record, y en la que va a participar Dillema.

La jornada se resuelve con una contundente victoria para Koen en los 100 metros, y una contundente victoria para Dillema en los 200. Una victoria, además, en la que Foekje Dillema le arrebata el récord a Koen. "Sin tan siquiera tener que enfrentarse a su rival, Foekje Dillema fue la triunfadora del día, al superar a Blankers-Koen en la lucha contra el cronómetro", relataría la prensa holandesa.

Parecía que aquel enfrentamiento directo que todos anhelaban era sólo cuestión de tiempo. Sin embargo, nunca llegaría a producirse.

Expulsada en el tren

Unas semanas más tarde de los nacionales, el equipo holandés se desplaza a Carcasona para disputar un duelo contra el equipo nacional francés. Al poco de arrancar, Dillema es obligada a bajar del tren en el que viaja. "Ya no formas parte del equipo", le dicen.

De ese modo decide la Federación Holandesa de Atletismo zanjar un conflicto que se había iniciado unos días atrás. De cara a los Europeos de Amberes que están a punto de disputarse la Federación Internacional de Atletismo había solicitado realizar un test de verificación sexual a las atletas holandesas.

Dillema, a la que siempre le habían acompañado rumores de que se trataba de un hombre y no de una mujer dada su apariencia física, sabía que la cosa iba por ella. No era habitual que se hicieran esas pruebas, salvo que existiera una denuncia o demanda previa. Algo que se había instaurado desde el escándalo de Dora Ratjen en los Juegos de Berlín del 36.

Indignada, Foekje Dillema se niega rotundamente a pasar el test. Pero aquella respuesta es suficiente para que la Federación Holandesa la sancione de por vida.

Al ser advertida en el tren de camino a Francia de que no continuaba en el equipo, al volver al vagón y ver sus compañeras cómo recogía la maleta, se quitaba el jersey del equipo, y se marchaba, le preguntaron qué estaba sucediendo. "Dicen que no soy una mujer", se limitó a responder.

Además, sería desposeída del récord de los 200m que le había arrebatado a Fanny Blankers-Koen. Algo que alimentó las sospechas de que había sido la propia Koen –o su entorno- quien había solicitado el test de verificación sexual sobre Dillema. Algo que, evidentemente, nunca se podría confirmar.

Tras la polémica decide regresar a casa, donde se recluye durante más de un año, y vuelve a trabajar en el servicio doméstico. También ejerce como entrenadora de atletismo en pequeños clubes de la región de Frisia. Foekje Dillema jamás volvería a competir, salvo algunas carreras amateurs, y tampoco volvería a hablar nunca de la polémica. .

Una polémica eterna

Y así se mantuvo hasta su fallecimiento, el 5 de diciembre de 2007. Es entonces cuando vuelve a destaparse el escándalo.

Las pruebas de ADN desvelarían que, en realidad, sufría un desorden del desarrollo ovotesticular, con características sexuales de ambos géneros, y cromosomas tanto masculinos como femeninos. Era, estrictamente, hermafrodita.

En aquellos tiempos, la prueba de verificación sexual se limitaba a comprobar si una mujer tenía senos y vagina. Una inspección que generaba rechazo en las deportistas, quienes las consideraban aberrantes humillaciones.

No sería hasta más de una década más tarde cuando se comenzó a perseguir, y sancionar, la presencia del cromosoma Y en las competiciones femeninas. Una norma que se modificó en 2011, tras el caso de Caster Semenya, dejando de ser determinante a la hora de impedir o no que una mujer compitiera. El asunto sigue generando hoy una gran controversia, más tras lo sucedido con Imane Khelif en los recientes Juegos Olímpicos de París. El debate médico-científico sigue abierto.

Como abierto sigue el caso Foejke Dillema. Técnicamente, según el reglamento de la época, hubiera podido seguir compitiendo. Si hubiera sido justo o no, es otra cuestión.

Lo que desde luego no parece justo con la perspectiva de los años es la manera en que fue tratada. Y precisamente por ello se disculpó la Federación Holandesa de Atletismo una semana después de su fallecimiento. Unas disculpas que fueron acompañadas de la restitución de su récord en los 200 metros lisos...

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