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Ana María Martínez Sagi, pionera del deporte español y primera directiva del Barça

La historia de Martínez Sagi es la de una avanzada a su tiempo. Quizá demasiado. Valiente pionera, terminó viviendo sola y en el anonimato.

La historia de Martínez Sagi es la de una avanzada a su tiempo. Quizá demasiado. Valiente pionera, terminó viviendo sola y en el anonimato.
Ana María Martínez Sagi en el primer campeonato nacional de atletismo femenino, en 1931 | EFE

Quizá su nombre no se halle entre los más conocidos de los albores del deporte español. Pero Ana María Martínez Sagi fue sin duda una pieza clave en su desarrollo en el primer tercio del Siglo XX. Por su valentía, y por su versatilidad. Ya fuera como atleta o como directiva, la suya es la historia de una pionera en el deporte femenino español.

Ana María Martínez Sagi nace en Barcelona el 16 de febrero de 1907 en el seno de una familia de la alta burguesía catalana. Aquello le permite una formidable educación. Aunque ella siempre quiso ir por libre. Más bien, contra lo común. Y una de las facetas que encuentra para rebelarse es el deporte. Algo preferiblemente ajeno para la mujer en la mentalidad -tanto masculina como femenina- de la época.

Pero para Sagi el deporte le supone un bálsamo que le permite alejarse de todo aquello que detesta. Y además resulta que se le da bien. Muy bien. Ya sea practicando tenis, atletismo, natación, remo o esquí. No hay disciplina en la que no brille. Incluso el fútbol, del que disfruta junto con sus hermanos -entre ellos Armando, quien llegaría a jugar en el primer equipo del Barça- para disgusto de su madre.

Pero es en el atletismo donde Ana María encuentra su mayor expresión. Y coincide en el tiempo con los primeros campeonatos españoles de atletismo femenino, disputados en Madrid en 1931. Ahí, Sagi se impone por equipos –Cataluña supera a Madrid– con una importante contribución de nuestra protagonista, proclamándose cuarta tanto en lanzamiento de peso como en lanzamiento de jabalina –distancia en la que llegaría a ser plusmarquista nacional-.

De ese modo uníria su nombre al de leyendas pioneras del deporte femenino español como Aurora Villa, Margot Moles o las hermanas Castelltort.

Pionera en el FC Barcelona

Pero ya hemos dicho que Ana María Martínez Sagi es también la primera directiva del Futbol Club Barcelona. Hazaña que logra en 1926. Todo, gracias a Josep Sunyol. El entonces presidente del conjunto azulgrana conocía a Ana María por su faceta como periodista. Y sabe que practica deporte. Por ello, la propone para pasar a formar parte de la junta azulgrana, y la asamblea la acepta por unanimidad.

No hay duda de que en el deporte Sagi halla la manera de representar su pensamiento avanzado para la época. Es una expresión de igualdad, de crecimiento, y de compañía para las mujeres. Así lo entiende ella. Como una autonomía para la mujer totalmente contraria a los patrones sociales. Y qué mejor que plantear todo aquello desde el club más importante de la ciudad.

Entre otras, propone la de crear una sección específica femenina, que desarrolle diferentes deportes. También le quiere dar una vertiente más cultural. Plantea, por ejemplo, dar lugar a una biblioteca para que las mujeres pudieran acudir a leer sin necesidad de gastar mucho dinero.

Ana María Martínez Sagi entiende la oportunidad -y el deporte- como un vehículo necesario para independizar a la mujer. Para llevarla a la modernidad.

Pero todo aquello choca frontalmente con la junta azulgrana. Aquella unanimidad con la que se había aprobado su ingreso se manifiesta también en su contra ante cualquier propuesta. O, más que en su contra, en la ignorancia. Nadie la apoya. Nadie la escucha. Total, ¿qué iba a aportar una mujer en el mundo del deporte?

Durará un año en el cargo, y terminará marchándose por voluntad propia. Ante la inopia ante la que se enfrenta. Parece increíble hoy, viendo cómo el club azulgrana es una de las mayores estructuras del deporte femenino en todo el país. Y, quizá, nos resulte increíble gracias a ella.

Mucho más que deportista

Todo aquel interés por la modernidad de la mujer la había manifestado previamente Ana María Martínez Sagi a través de la escritura. Eminentemente como periodista.

Con 19 años comienza a publicar en el suplemento femenino del diario Las Noticias. Escribe crónicas, artículos y entrevistas sagaces, valientes, que le valen el reconocimiento -a la par que la animadversión- de la época. Pasará a colaborar con el periódico La Rambla, donde conoce a Josep Sunyol.

Además, también publica diversos libros de poemas, que la ubican como una de las escritoras de mayor éxito del momento. Aquello le permite conocer a Elizabeth Mulder, una de las más grandes autoras, y con quien tendrá una relación afectiva que provoca mucha controversia, especialmente en su propia familia.

No sólo eso. Ana María Martínez Sagi también funda el primer club de mujeres trabajadoras de Barcelona, en el que promueve la alfabetización de la población femenina.

Pero todo se detiene con el estallido de la Guerra Civil.

Ahí, Sagi participa como periodista, relatando todo lo que sucede desde las entrañas. Tanto, que llega incluso a ser herida en varias ocasiones.

Tras el final del conflicto se exilia a Francia, donde participa en la Resistencia. Trabaja como pintora callejera, y también conoce el éxito: llegará a ser una de las decoradoras de interiores más solicitadas, sobre todo tras decorar la mansión de Aga Khan III.

Perseguida por la Gestapo, se retira a un pueblo de la Provenza para el cultivo de flores aromáticas y, tras una breve estancia en Suecia, cruza el Atlántico hacia Estados Unidos. Ahí trabaja durante veinte años como profesora de español y francés en la Universidad de Illinois.

No es hasta la década de 1970 que regresa a España. Primero, a Mallorca, donde se aloja con unos familiares que residían en Palma. Pero Sagi anhela su tierra. Y se muda a Moià, a 50 kilómetros de Barcelona, donde vive sola.

Sola, y olvidada. Su éxito previo a la Guerra ha quedado sepultado. Nadie la recuerda. Y los que lo hacen, lo niegan. Así pasará el resto de sus días, hasta que el periodista Juan Manuel de Prada da primero con su historia, y después con ella. Consigue, pese a las reticencias iniciales, una entrevista con Ana María. Y de ahí surge Las esquinas del aire: en busca de Ana María Martínez Sagi. La obra se presentó justo el día en que muere Ana María, el 2 de enero de 2000.

Pero a pesar de todo ha servido para recuperar su figura. La figura de una mujer valiente, fuerte y decidida. Que enfrentó mucho más de lo que una persona común puede enfrentar. Que luchó contra todo y contra todos como deportista, como directiva, como periodista y, sobre todo, como mujer. Y cuya historia, hoy, sigue siendo recordada.

Este artículo forma parte del libro 'HEROÍNAS a través del deporte', del mismo autor. Una colección de 25 historias de mujeres deportistas que iniciaron nuevos caminos, rompieron barreras, y trascendieron en las generaciones venideras, en la línea del artículo que acaban de leer.

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