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De finalista de Wimbledon a asesino en Mónaco: la doble vida de Vere St Leger Goold

Drogas, ruina y una mujer ambiciosa arrastraron al tenista irlandés a uno de los crímenes más macabros del deporte.

Drogas, ruina y una mujer ambiciosa arrastraron al tenista irlandés a uno de los crímenes más macabros del deporte.
Imagen de archivo de Vere Thomas St Leger Goold. | Cordon Press

Wimbledon es el único Gran Slam que se juega sobre hierba de los tres grandes y siempre ha albergado enormes curiosidades. Desde su errática normativa, hasta los jugadores más polémicos o talentosos que han pisado sus pistas… El torneo más antiguo del tenis ha dejado a lo largo de los años un sinfín de jugadores históricos, memorables jugadas, una estricta normas de vestuario y también algún que otro escándalo. El tenis en Wimbledon es generalmente un recuerdo de un pasado gentil, pero no es todo tan bonito como parece.

Siempre hubo chicos malos, pero cuando hablamos de Vere Thomas St Leger Goold, sus fechorías palidecen y más si recordamos que fue finalista del torneo en 1879 siendo derrotado por John Thorneycroft Hartley. ¿Cómo pasó el finalista de 1879 a convertirse en un despiadado asesino? Vere Thomas St Leger Goold era un tenista de gran talento, que, antes de este trágico suceso, tenía un gran futuro por delante en el mundo del tenis. De hecho, se esperaba que Goold ganara, pero el exceso de alcohol de la noche anterior, según los historiadores, acabó con sus esperanzas. A partir de entonces, su vida fue cuesta abajo.

Tal era la ilusión depositada en Goold que, antes de llegar a ese final, figuraba entre los nombres ilustres del tenis victoriano. El motivo es que había vencido en certámenes prestigiosos, incluidos el South of Ireland Championships y Waterford, e incluso pudo repetir triunfo en el último de ellos en dos ocasiones. Sin embargo, aquella derrota en la final de Wimbledon de 1879 marcó el comienzo de un declive profesional y personal, del que el deportista nunca consiguió reponerse.

Tras la derrota, una espiral de alcohol y drogas

Como decimos, antes de esta final perdida, el protagonista había sido campeón en dos ocasiones del Waterford y una vez del South of Ireland Championships, pero no supo llevar la derrota y supuso su fin… De hecho, salvo una final en Cheltenham, nunca más volvió a sobresalir y en 1885 decidió ponerle punto final a su carrera como deportista.

Seguramente su vida personal influyó en este declive deportivo, recordemos que desde 1883 comenzó una espiral de alcohol y drogas. Pero no solo eso sino que ese mismo año acabó en Londres, donde conoció y se emparejó con Marie Giraudin, famosa en el ambiente por sus maneras persuasivas y su capacidad para fascinar. Esta dama francesa, de la que la historia habla que no era precisamente hermosa…. Cautivó a Goold.

Años después, en 1891, Goold se casó con Giraudin y la pareja rápidamente se endeudó. Cuando las cosas no pudieron ir peor en Londres decidieron marcharse y se mudaron a Montreal, Quebec, Canadá en 1897, donde Marie tenía un establecimiento de costura antes de mudarse a Liverpool en 1903 para administrar una lavandería. En 1907, la Sra. Goold persuadió a Vere Goold para que fuera al Casino de Montecarlo pensando que tenía el método definitivo para ganar, pero fracasó. Con este último mal golpe, los Goold pronto se quedaron sin fondos.

Pero no todo era malo, sino que en Montecarlo, en el casino concretamente, conocieron a Emma Levin que era una viuda sueca adinerada. Durante su estancia en el casino, ella les prestó 40 libras que perdieron. Por este motivo, hubo una gran pelea pública con una amiga la señora Levin, una tal Madame Castellazzi, que la alertó de que se trataba de una pareja de estafadores y exigió que se les devolviera el dinero. Tal fue el altercado que acabó en una trifulca pública que fue recogida por los medios de la época.

Un salvaje asesinato en pareja

Pero no se quedó ahí y, la viuda danesa avergonzada por todo el escándalo montado, abandonó Montecarlo, pero llamó a los Goolds antes de su partida. Y tras esta llamada, se esfumó misteriosamente. Al ver que su amiga no daba señales de vida… Castellazzi alertó a la policía de su desaparición. Mientras tanto, la pareja se había marchado a Marsella dejando una maleta grande y un bolso de mano en la estación con instrucciones de que fueran enviados a Londres.

La maleta y el bolso dejados en la estación no pasaron desapercibidos para el portero de la estación de Montecarlo. Por ello, intrigado por el fuerte olor y las manchas sospechosas que salían de la maleta de los Goolds, encontró que en su interior había restos humanos descuartizados, evidencia contundente de un crimen atroz. La policía, alertada halló en el hotel donde se hospedaban los Goold un escenario dantesco: sangre en paredes, cortinas y suelo, junto a herramientas como martillo, cuchillo y hacha.

Esto hizo que los Goold no pudieran marcharse y fueron juzgados por el asesinado de Emma Levin. Durante le juicio, la fiscalía alegó que la señora Goold había instigado el crimen y que él era fácilmente manipulable por ser una "lástima despreciable" y una "criatura bebedora y libertina". Pero, los Goold intentaron culpar a Madame Castellazzi pero las pruebas los incriminaron sin remedio….

El matrimonio Goold finalmente fue condenados: Vere Thomas St Leger Goold a cadena perpetua, pena que cumplió en la Isla del Diablo, donde acabaría suicidándose. Marie Giraudin, en principio sentenciada a muerte, vio conmutada su condena por prisión perpetua y murió en la cárcel de Montpellier en 1914.

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