
(Libertad Digital) La decisión tomada ayer por el BCE para mantener los tipos en el 4 por ciento “se veía venir”, según el gestor de renta fija paneuropea de Schroders, David Scammell. Las declaraciones del presidente del Banco Central, Jean Claude Trichet, durante la rueda de prensa que tuvo lugar tras la reuni´´on del Consejo de Gobierno de la entidad hacen pensar que” el BCE ha dado un giro de una política restrictiva a una postura más neutral”. Por ello, Scammell sostiene que “esta postura es adecuada teniendo en cuenta los últimos acontecimientos, y significa el reconocimiento de que las preocupaciones sobre la inflación, que tanto tiempo llevan siendo su prioridad, han sido superadas por el rápido deterioro del crecimiento económico”.
“En efecto, parece como si el BCE se hubiera rendido ante el escenario de descorrelación, sin hacer más referencia a que los mercados emergentes contrarrestaban la debilidad económica de EEUU”. Según el analista, es probable que “este mensaje se haga más patente en la próxima reunión de los expertos económicos el mes que viene, en donde el escenario base del BCE bien podría predecir un crecimiento por debajo de la tendencia”. Tal resultado sería considerado como la “luz verde” para una relajación de la política monetaria.
De este modo, Scammell anticipa que “el BCE comenzará a bajar los tipos a mediados de verano como muy tarde”. La previsión sobre la inflación sigue siendo un reto: “la inflación nominal en su máximo en 15 años al 3.2%, así como mercados de trabajo boyantes, excepto en España”, afirma. Sin embargo, la atención de la entidad “se ha desviado claramente hacia el problema de los riesgos de crecimiento, alguno de los cuales ya se han comenzado a materializar”.
Falta de liquidez crediticia
De hecho, dicho experto advierte que “la recesión en EEUU parece inevitable y los efectos negativos sobre el crecimiento económico global empiezan a ser aparentes”. Así, considera que “la economía europea está en camino de disminuir bruscamente su ritmo de crecimiento en 2008, en respuesta a la combinación de una actividad global más débil, la fortaleza del euro, las anteriores subidas de tipos de interés y unas condiciones crediticias más estrictas”.
Los informes macroeconómicos a nivel comunitario muestran que, “tanto la confianza de las empresas como la del consumidor final, han caído en los últimos meses y ya no existe ningún motor de crecimiento claro”, según Scammell. Además, “los continuos problemas en el sector bancario y el período reciente de inestabilidad financiera sólo sirven para empeorar el problema”. Así, en términos generales, dicho experto prevé que “el crecimiento caerá en una tendencia por debajo del 1,5 por ciento, provocando al menos dos recortes de tipos por parte del BCE antes de finales de año”. Un escenario que “el mercado ha descontado rápidamente”, asegura.
