L D (EFE)
Según el Informe Anual publicado este viernes por el organismo supervisor, los resultados del pasado año se vieron mermados por los menores ingresos proporcionados por los activos en los que invierte el Banco, aunque también influyó el descenso en la cuantía percibida por dividendos.
El rendimiento de los activos en euros y en moneda extranjera -sobre todo dólares estadounidenses- cayó cerca de un punto en 2003 respecto al año anterior, lo que provocó que los ingresos obtenidos por el supervisor con esta partida bajasen un 25,19 por ciento, hasta situarse en 2.022,34 millones de euros. Una vez descontados los gastos que le generan los depósitos, el Banco de España logró unos ingresos netos por intereses de 1.332,19 millones de euros, un 23,75 por ciento menos que los 1.747,12 millones alcanzados en 2002.
El resultado por operaciones financieras apenas registró variación, ya que se situó en 724,32 millones de euros, lo que supone sólo un 0,38 por ciento menos que el año anterior. Esto se debió a que el Banco de España logró compensar casi en su totalidad con provisiones las minusvalías derivadas de la depreciación por el tipo de cambio de las divisas, del oro y de los valores en moneda extranjera, que le supusieron 1.161,69 millones. Sin embargo, la cuenta de resultados se resintió por los menores ingresos por dividendos, que cayeron desde los 228,65 millones en 2002 hasta 69,53 millones. La causa fue que los dividendos distribuidos por el Banco Central Europeo fueron sensiblemente menores al de 2002 y el dividendo ordinario pasó, por ejemplo, de 160 millones a 67,5 millones). El descenso de los dividendos percibidos, unido al recorte de los ingresos netos por honorarios y comisiones, provocó que el total de ingresos bajase el 15,96 por ciento, hasta 2.348,76 millones de euros.
A este importe hay que descontar los gastos, que supusieron 353,76 millones de euros, lo que otorgó al Banco de España unos beneficios finales de 1.947,47 millones. Durante 2003, el organismo volvió a contener los gastos operativos, que bajaron un 19,64 por ciento respecto a los 423,25 millones de 2002 gracias en parte a la disminución de los costes de producción de billetes. De hecho, estos costes se redujeron un 57,50 por ciento, es decir, unos 65 millones de euros, hasta situarse en 48,97 millones.
El rendimiento de los activos en euros y en moneda extranjera -sobre todo dólares estadounidenses- cayó cerca de un punto en 2003 respecto al año anterior, lo que provocó que los ingresos obtenidos por el supervisor con esta partida bajasen un 25,19 por ciento, hasta situarse en 2.022,34 millones de euros. Una vez descontados los gastos que le generan los depósitos, el Banco de España logró unos ingresos netos por intereses de 1.332,19 millones de euros, un 23,75 por ciento menos que los 1.747,12 millones alcanzados en 2002.
El resultado por operaciones financieras apenas registró variación, ya que se situó en 724,32 millones de euros, lo que supone sólo un 0,38 por ciento menos que el año anterior. Esto se debió a que el Banco de España logró compensar casi en su totalidad con provisiones las minusvalías derivadas de la depreciación por el tipo de cambio de las divisas, del oro y de los valores en moneda extranjera, que le supusieron 1.161,69 millones. Sin embargo, la cuenta de resultados se resintió por los menores ingresos por dividendos, que cayeron desde los 228,65 millones en 2002 hasta 69,53 millones. La causa fue que los dividendos distribuidos por el Banco Central Europeo fueron sensiblemente menores al de 2002 y el dividendo ordinario pasó, por ejemplo, de 160 millones a 67,5 millones). El descenso de los dividendos percibidos, unido al recorte de los ingresos netos por honorarios y comisiones, provocó que el total de ingresos bajase el 15,96 por ciento, hasta 2.348,76 millones de euros.
A este importe hay que descontar los gastos, que supusieron 353,76 millones de euros, lo que otorgó al Banco de España unos beneficios finales de 1.947,47 millones. Durante 2003, el organismo volvió a contener los gastos operativos, que bajaron un 19,64 por ciento respecto a los 423,25 millones de 2002 gracias en parte a la disminución de los costes de producción de billetes. De hecho, estos costes se redujeron un 57,50 por ciento, es decir, unos 65 millones de euros, hasta situarse en 48,97 millones.