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Las tres maldiciones de la economía española

En el último mes, han sido muchos los análisis, informes o artículos publicados en la prensa internacional o departamentos de estudios sobre España. Aunque cada uno tiene sus matices, todos coinciden en señalar tres grandes peligros… y en la falta de reacción del Gobierno ante los mismos.

La cantidad de malas noticias acerca de la economía española provocó, incluso, que Elena Salgado y su número dos, José Manuel Campa, viajaran a Londres y Nueva York a tratar de convencer a los inversores internacionales de la solidez de las cuentas públicas españolas.

Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, han sido numerosas las publicaciones que ha expresado sus dudas acerca de la solvencia de la situación económica española. Algunos medios internacionales, como Financial Times o The Economist, han sacado reportajes cuestionando la capacidad del Ejecutivo para manejar la actual coyuntura.

También se han conocido algunos informes no demasiado favorables emitidos por los servicios de análisis de bancos y agencias de inversión. Y ayer, se conocía una columna en The Wall Street Journal en la que se comparaba a Zapatero con Mister Micawber, un personaje de Dickens que acaba en prisión por no pagar sus deudas.

Sin embargo, a pesar de los diferentes enfoques con los que abordan la cuestión y de las diversas peculiaridades de cada publicación, todos ellos coinciden en destacar los mismos puntos como los más peligrosos a los que tiene que hacer frente la economía española. Son los tres grandes retos (o riesgos) del Gobierno de Rodríguez Zapatero, y ninguno de los analistas parece que confíe demasiado en su capacidad para atajarlos:

1) Demasiado grande para “ser rescatada”: el tamaño puede ser el mayor peligro para la economía española. Los analistas internacionales coinciden en que España está en mejor situación objetiva que Grecia o Portugal. Y sin embargo, el peligro que la rodea es mayor por una sencilla razón: es demasiado grande para ser rescatada por la UE. Es decir, en el caso de que el Estado heleno incurriera en suspensión de pagos, el resto de socios de la UE podría ayudar a pagar su deuda, algo que no ocurriría en el caso español por el volumen total de su deuda.

2) Imposibilidad política de reducir el déficit público: en este caso también el principal problema no está tanto en el volumen total del déficit como en la capacidad para reducirlo en el plazo marcado. Así, casi todas estas publicaciones extranjeras destacan que “no es creíble” la promesa del Ejecutivo de reducir el déficit por debajo del 3% en 2013, debido a las hipotecas políticas por sus “acuerdos con fuerzas regionalistas” y a hecho de que la mayor parte del gasto público está en manos de las autonomías. Es decir, se duda tanto de la voluntad del Gobierno de reducir el gasto público, como de su capacidad para lograrlo en el caso de que lo intentase.

3) Mercado laboral: y si en algo coinciden todos los análisis sobre la economía española es en la necesidad de reformar el mercado laboral, marcado por “su rigidez, sus altos costes y su baja productividad”. Una tarea pendiente para la que se necesita “voluntad política” para enfrentarse a los sindicatos y a los partidos de izquierda, algo que los autores de estos trabajos no creen que esté en los planes del Gobierno.

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