L D (EFE) El director gerente del FMI, Rodrigo Rato, se expresó así durante su intervención en el seminario que, hoy y mañana, conmemora en Madrid el sesenta aniversario de los acuerdos de Bretton Woods, que sirvieron para crear este organismo internacional. En el encuentro también participan el vicepresidente segundo del Gobierno español, Pedro Solbes, y el gobernador del Banco de España, Jaime Caruana.
Rato, que tomó posesión de su cargo hace apenas una semana, consideró que, para no poner en peligro al resto del mundo, EEUU debe hacer un esfuerzo activo para reducir el déficit. De otro lado, tanto la Unión Europea como Japón tendrán que promover un crecimiento económico sostenido mediante reformas estructurales, opinó el responsable del FMI.
Afirmó que el Fondo debe intentar anticiparse a los acontecimientos que afectarán a la economía mundial en las próximas décadas, principalmente la creciente participación de los mercados emergentes -India y China, sobre todo- y el envejecimiento de la población en los países industrializados. En el ámbito de la solución de crisis, el problema crucial, en su opinión, es cómo proporcionar un gran volumen de asistencia financiera de manera que se apliquen políticas económicas acertadas.
Rato opinó que el Fondo debe seguir prestando ayuda financiera a gran escala a los países que atraviesan circunstancias excepcionales, al tiempo que actúa como prestamista para países con necesidades de balanza de pagos y a los que se les agotan las fuentes de financiación. Reseñó, sin embargo, que el FMI ha de ser capaz de decir "no" de manera selectiva y con mayor contundencia que en el pasado, lo que serviría, a su juicio, para reforzar los incentivos para adoptar las políticas adecuadas. Por eso, abogó por vincular el acceso a los recursos del Fondo de manera más explícita con las medidas adoptadas por el país en cuestión antes de la crisis e incluso con la forma en que responde al proceso de supervisión y cumple las normas y códigos.
Admitió que, pese al rigor y eficacia de los supervisores, no es realista esperar que las crisis desaparezcan, por lo que el papel del Fondo ha de centrarse en mitigar su impacto y en reducir su duración. Reseñó que el proceso de globalización financiera constituye en muchos aspectos un factor positivo, pues permite encauzar cuantiosos flujos de capital privado para financiar la inversión y el crecimiento y también para hacer frente a las perturbaciones externas. Sin embargo, reconoció que los flujos de capital privado han sido para muchas economías emergentes un factor de inestabilidad, al generar una nueva clase de perturbaciones mucho más difíciles de controlar que los desequilibrios de la cuenta corriente y ampliar, además, el riesgo de contagio de las crisis. El director del FMI aludió también al papel de la institución en la guerra mundial contra la pobreza, impulsada tras la incorporación de nuevos países, en algunos casos con graves problemas estructurales.
En este contexto, explicó Rato, el FMI se está esforzando para lograr que la asistencia financiera a los países de bajo ingreso se base en una estrategia de desarrollo y reducción de la pobreza diseñada por las autoridades nacionales en consulta con las partes interesadas. Subrayó que en aquellos casos en los que los gobiernos han adoptado un marco macroeconómico estable y han perseverado en las reformas estructurales ya se están viendo "resultados prometedores".
Por su parte, el vicepresidente segundo del Gobierno español y ministro de Economía, Pedro Solbes, destacó como uno de los retos futuros de las instituciones financieras internacionales el desarrollo de una posición de prevención y de instrumentos financieros nuevos y mejor orientados. Solbes dijo que el futuro de instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) pasa por su proceso de reforma como reacción a los nuevos desafíos afrontados por el tamaño y la velocidad de los flujos de capital global, especialmente los relativos a los mercados emergentes y a los países con bajos ingresos.