L D (EFE)
La Unión Cristianodemócrata (CDU), primer partido de la oposición alemana, desbancó al hasta ahora dominante Partido Socialdemócrata (SPD) en las elecciones municipales del domingo en Schleswig Holstein (norte de Alemania). La CDU alcanzó un 50,8 por ciento, frente al 39,1 por ciento de las anteriores municipales, mientras que el SPD obtuvo un 29,3 por ciento –en 1998 se había alzado con un 42,4 por ciento–, según las cifras oficiales dadas a conocer en la madrugada de este lunes.
Mientras tanto, el Gobierno del canciller Gerhard Schroeder ha sorprendido con su anuncio de que espera alcanzar un déficit del 2,8 por ciento este año, habida cuenta que no hay indicios de recuperación coyuntural y que sus planes de reforma económica topan con el rechazo de muchos sectores. Dietrich Austermann, experto presupuestario de la CDU, dijo que “o bien el carnaval ha entrado en el Ministerio de Finanzas o el ministro de Finanzas no está en sus cabales". No sólo la oposición pone en duda la posibilidad de alcanzar este objetivo, sino el propio ministro de Finanzas, Hans Eichel, en su informe a la Comisión Europea no oculta que la previsión tiene una serie de riesgos subyacentes. Así, por ejemplo, parte de un crecimiento económico del 1 por ciento este año, un pronóstico que prácticamente sólo el Gobierno sigue manteniendo.
Otro de los factores de riesgo que Eichel menciona se refiere a unos ingresos fiscales que sólo se producirán en el caso improbable de que la oposición acabe aprobando una ley con la que el Gobierno pretende recaudar este año 3.500 millones de euros mediante la eliminación de una serie de privilegios tributarios. El problema es que la oposición conservadora ha rechazado esta ley en ambas cámaras legislativas –en la de representación regional, el Bundesrat, tiene mayoría– y actualmente se encuentra en la comisión de arbitraje, donde se intentará consensuar una versión alternativa.
Tampoco están asegurados los 5.000 millones de euros que el Estado espera ingresar por la amnistía fiscal recientemente aprobada, con la que se pretende fomentar este año el regreso de unos 20.000 millones de euros depositados en cuentas en el extranjero.
Mientras tanto, el Gobierno del canciller Gerhard Schroeder ha sorprendido con su anuncio de que espera alcanzar un déficit del 2,8 por ciento este año, habida cuenta que no hay indicios de recuperación coyuntural y que sus planes de reforma económica topan con el rechazo de muchos sectores. Dietrich Austermann, experto presupuestario de la CDU, dijo que “o bien el carnaval ha entrado en el Ministerio de Finanzas o el ministro de Finanzas no está en sus cabales". No sólo la oposición pone en duda la posibilidad de alcanzar este objetivo, sino el propio ministro de Finanzas, Hans Eichel, en su informe a la Comisión Europea no oculta que la previsión tiene una serie de riesgos subyacentes. Así, por ejemplo, parte de un crecimiento económico del 1 por ciento este año, un pronóstico que prácticamente sólo el Gobierno sigue manteniendo.
Otro de los factores de riesgo que Eichel menciona se refiere a unos ingresos fiscales que sólo se producirán en el caso improbable de que la oposición acabe aprobando una ley con la que el Gobierno pretende recaudar este año 3.500 millones de euros mediante la eliminación de una serie de privilegios tributarios. El problema es que la oposición conservadora ha rechazado esta ley en ambas cámaras legislativas –en la de representación regional, el Bundesrat, tiene mayoría– y actualmente se encuentra en la comisión de arbitraje, donde se intentará consensuar una versión alternativa.
Tampoco están asegurados los 5.000 millones de euros que el Estado espera ingresar por la amnistía fiscal recientemente aprobada, con la que se pretende fomentar este año el regreso de unos 20.000 millones de euros depositados en cuentas en el extranjero.
