L. D. / N.G.M y D.L.-
El padre del etarra Anartz Oiarzabal reclamó, como un vecino más, las ayudas que corresponden a los afectados por daños materiales e inmuebles en acciones terroristas. En este caso de Torrevieja, según fuentes propio ayuntamiento de la localidad alicantina, tres días después de suceso -el viernes 27 de julio– el padre del etarra huido, propietario de la vivienda en la que la terrorista Olaia Castresana manipulaba el material explosivo que le causó la muerte, se dirigió a la oficina de información, habilitada en el ayuntamiento, para reclamar los daños y solicitar el correspondiente expediente de indemnización, al igual que lo hicieron las otras seis familias más afectadas por la explosión.
Fuentes del ayuntamiento afirmaron a Libertad Digital que “la solicitud está presentada en tiempo y forma, por lo que nada puede impedir que se le conceda la ayuda que le corresponde, aún más si esta persona no es responsable legal de lo que allí aconteció”. Sin embargo, fuentes de Interior han confirmado que es “casi imposible” que pueda cobrar el dinero solicitado salvo que demuestre que el apartamento “es una vivienda habitual o que está habitada, al menos, la mitad del año”. Ese es uno de los requisitos legales para solicitar las ayudas de Interior a víctimas afectadas por un atentado terrorista. Y, “en el caso de este hombre –dijeron fuentes del ministerio– es imposible que lo pueda confirmar” ya que el apartamento de Torrevieja era, simplemente, “una casa para las vacaciones”.
Según consta en el informe oficial redactado pocas horas después de la explosión, 12 viviendas de la Urbanización Aldea del Puerto Romano resultaron afectadas por la fuerte deflagración. De éstas, cuatro quedaron “muy afectadas” (entre las que se encuentra la vivienda en la que falleció Olaia Castresana). Las ayudas a estas viviendas podrían alcanzar el 70% del valor total de las reparaciones. En el caso del padre del etarra Arnartz Oiarzabal, la cantidad estimada se acercaría a los cinco millones de pesetas.
Lo cierto es que, según fuentes de Interior, sólo podrá cobrar la indemnización “de su compañía aseguradora o del Consorcio de compensación de seguros”, pero ese dinero “en absoluto tiene nada que ver con las ayudas de Interior” sino que es un contrato entre un usuario y una empresa privada, “como tienen el resto de vecinos”, concluyeron las fuentes consultadas por Libertad Digital.
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Fuentes del ayuntamiento afirmaron a Libertad Digital que “la solicitud está presentada en tiempo y forma, por lo que nada puede impedir que se le conceda la ayuda que le corresponde, aún más si esta persona no es responsable legal de lo que allí aconteció”. Sin embargo, fuentes de Interior han confirmado que es “casi imposible” que pueda cobrar el dinero solicitado salvo que demuestre que el apartamento “es una vivienda habitual o que está habitada, al menos, la mitad del año”. Ese es uno de los requisitos legales para solicitar las ayudas de Interior a víctimas afectadas por un atentado terrorista. Y, “en el caso de este hombre –dijeron fuentes del ministerio– es imposible que lo pueda confirmar” ya que el apartamento de Torrevieja era, simplemente, “una casa para las vacaciones”.
Según consta en el informe oficial redactado pocas horas después de la explosión, 12 viviendas de la Urbanización Aldea del Puerto Romano resultaron afectadas por la fuerte deflagración. De éstas, cuatro quedaron “muy afectadas” (entre las que se encuentra la vivienda en la que falleció Olaia Castresana). Las ayudas a estas viviendas podrían alcanzar el 70% del valor total de las reparaciones. En el caso del padre del etarra Arnartz Oiarzabal, la cantidad estimada se acercaría a los cinco millones de pesetas.
Lo cierto es que, según fuentes de Interior, sólo podrá cobrar la indemnización “de su compañía aseguradora o del Consorcio de compensación de seguros”, pero ese dinero “en absoluto tiene nada que ver con las ayudas de Interior” sino que es un contrato entre un usuario y una empresa privada, “como tienen el resto de vecinos”, concluyeron las fuentes consultadas por Libertad Digital.