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DOCUMENTACIÓN

Aznar se inhibe del “caso Gescartera” y delega en Rato

Desde que surgió el caso Gescartera, a mediados del mes de julio, el presidente del Gobierno se mantuvo a una considerable distancia del mismo. Durante las vacaciones de agosto procuró evitarlo y sólo al final dijo aquello de que el en el PP "somos incompatibles con la corrupción". Hasta ahí sus palabras. Aznar ha delegado en Rodrigo Rato. Está decepcionado. Y en su entorno lo saben.

L. D.- El caso Gescartera se inició a mediados del mes de julio, aunque la intervención de la CNMV tuvo lugar un mes antes. Poco a poco, los medios de comunicación –con “El Mundo” a la cabeza– fueron destapando información de los implicados en el caso. El día 21 de julio dimitía el secretario de Estado de Hacienda, Enrique Giménez-Reyna, alegando razones personales pero dejando entrever que no quería seguir bajo el acoso de la prensa mientras ejercía su cargo en el Ministerio. Tanto el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, como el de Economía, Rodrigo Rato, apoyaron al ex secretario de Estado y aseguraron creer que había desarrollado su labor con absoluta limpieza.

Pero la información seguía publicándose e implicaba directamente a la CNMV en el escándalo. Su actual presidenta, Pilar Valiente, pidió comparecer en el Congreso de los Diputados y lo hizo el día 1 de agosto. Explicó con todo detalle las investigaciones de la CNMV a Gescartera y concluyó diciendo que sus responsables les habían engañado.

En pleno mes de agosto, la información se centró en este escándalo financiero y los portavoces de la oposición se turnaban para pedir dimisiones al Gobierno. Sin embargo, el presidente Aznar iniciaba sus vacaciones en Menorca sin dar orden alguna. El día 6 de agosto, tras despachar con el Rey en Palma, decía estar muy tranquilo. Aznar afirmó haber dado instrucciones precisas para que se investigara hasta el final, apoyó públicamente a la CNMV y a su presidenta pero... descartó la creación de una comisión de investigación en el Parlamento.

Poco le duró al presidente esta negativa. Cuatro días después, Rodrigo Rato afirmaba desde Gijón que el Gobierno estaba dispuesto a crear la citada comisión. Ese mismo día por la noche, el portavoz del grupo popular en la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados, Vicente Martínez Pujalte, confirmaba que había recibido instrucciones del Gobierno para pedir la creación de una comisión de investigación que el PSOE llevaba semanas solicitando.

El día 11 de agosto, al día siguiente de las declaraciones de Rato y Pujalte, Hacienda abría una investigación interna. El domingo, el diario ABC publicaba un titular en el que asimilaba a Aznar una frase: El caso Gescartera se investigará “caiga quien caiga”. Diversos portavoces del PP entendieron que la expresión de “caiga quien caiga” era perfecta y la hicieron suya. Es el caso de Javier Arenas y Rafael Hernando, secretario general del PP y portavoz, respectivamente, que lo han repetido hasta la saciedad...

El sábado 25 de agosto, Aznar celebraba una cena-mitin en Menorca y decía rotundamente a los militantes del PP: “Somos incompatibles con la corrupción”. Fue su primera intervención clara y sin ambages sobre el caso Gescartera. Y, además, ha sido la única. El lunes 27, el PP presentaba en el Parlamento una solicitud para crear una comisión de investigación y dos días más tarde, Aznar celebraba otro mitin –el habitual de Quintanilla de Onésimo al inicio del curso político– y optó por obviar el caso Gescartera y dedicar sus latigazos políticos al PSOE.

Al regreso de las vacaciones políticas, ya en Madrid, Aznar decidió desinhibirse totalmente del caso Gescartera y delegó todo el trabajo en Rodrigo Rato. Fuentes cercanas al presidente subrayan que se siente decepcionado, tanto por las implicaciones de los suyos como porque le pueden haber ocultado información.

El jueves 6 de septiembre se celebraba el primer pleno parlamentario a la vuelta de las vacaciones. Era, además, el pleno extraordinario pedido por el PP para tratar el caso Gescartera e iniciar así las tareas de la comisión parlamentaria, que quedó constituida al día siguiente. Sin embargo, al citado pleno no acudió Aznar. El Grupo Popular en el Congreso esquivó el tema, aunque ésta fue la primera expresión inequívoca de la inhibición del presidente en todo este asunto. Lo cierto es que le estomaga que su partido, que desbancó al felipismo del Gobierno gracias a su defensa a ultranza de la limpieza política, haya quedado tocado en este escándalo de blanqueo de dinero a gran escala.

Días después, el presidente Aznar participó en el foro Ambrosetti que se celebró en Italia durante este último fin de semana. El sábado 8, durante una comparecencia ante los medios de comunicación, afirmaba que su Gobierno “tiene problemas”, pero que no le “agobian”. Era la primera vez que reconocía que el caso Gescartera podía suponer alguna implicación política para su Gabinete, pero se declaraba tranquilo y respaldado por los españoles para seguir con su trabajo.

Pero Aznar ya había delegado en Rodrigo Rato durante el mes de agosto. El vicepresidente económico tomó las riendas tarde, cuando dio la orden para la constitución de una comisión de investigación, pero lo hizo con firmeza. Para ese entonces, su equipo de asesores ya tenía atados la mayoría de cabos sobre el caso Gescartera. Sabía hasta donde llegarán las salpicaduras políticas y concentró todo su esfuerzo en poner al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en la primera línea de fuego. Si alguien ha de caer, según el equipo de Rato, es Montoro, pues era el jefe directo de Giménez-Reyna.

Las posibles implicaciones de socialistas, las imborrables manchas que han caído en el vestido de Pilar Valiente –presidenta de la CNMV– y en el propio organismo de control, las implicaciones de la ONCE o de alguno de sus cargos en el escándalo, o la mala actuación de la Agencia Tributaria, arrastrarán a algunos otros personajes a presentar la dimisión. Amen de lo que se descubra en la investigación abierta desde la Audiencia Nacional.

Pero, en el puro territorio político, el caso Gescartera ya está más que planificado desde el gabinete de crisis organizado por Rodrigo Rato. Todo está medido y la campaña se interpretará como una sinfonía, según la partitura elaborada por Economía, y con el acompañamiento a la percusión del diario “El Mundo”, que hará sonar los tambores de las dimisiones de unos u otros cuando Rato dé la orden precisa.

Documento elaborado por Ana Díaz y Nacho García con información de agencias y datos facilitados por Ignacio Villa, Enrique de Diego y Emilio J. González.

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