L D (Documentación)
En diciembre, el presidente del Gobierno, José María Aznar, convocó a un grupo de profesores intelectuales y periodistas vinculados a la UPV. Durante un almuerzo, los reunidos le explicaron la difícil situación que atraviesa desde hace años la Universidad del País Vasco a causa de la presión de los radicales y por la gestión del centro que lleva a cabo el Gobierno vasco. Aznar, alarmado por lo que estaba oyendo, puso a sus asesores a trabajar en el caso y, según ha confirmado la ministra de Educación, Pilar del Castillo, se ha abierto una investigación para aclarar lo sucedido.
Según ha explicado Javier Zarzalejos, secretario general de Presidencia, al diario El Mundo , los reunidos comentaron a Aznar cómo “presos de ETA acceden a titulaciones oficiales a través de un organismo de la UNED, de un modo un tanto sospechoso: se incorporan a unos departamentos de la UPV con unas condiciones y unos currículos que no se justifican con su trayectoria académica”. Además, desde la UNED habían llegado al Gobierno otras protestas. Según una responsable de la Universidad a Distancia, “algunos profesores de la UPV han estado utilizando membretes, sellos y firmas como si fuesen titulares de la UNED. Les ponen los exámenes a larga distancia a los reclusos de ETA, pero no son profesores de la UNED”.
Además, la UPV sólo se dedica a la educación presencial y, por tanto, no cuenta con infraestructura ni con tutorías itinerantes en todas las cárceles de España. Sin embargo, los gestores de la UPV –el Gobierno vasco– buscaron una fórmula para superar esta carencia, según El Mundo , y llegaron a un acuerdo hace más de diez años con el Centro Asociado de la UNED en Bergara, que lleva 25 años funcionando, tiene un colectivo de 60 profesores y una media anual de 1.500 alumnos matriculados, de los cuales, según datos del curso 2001-2002, más de 350 eran presos de ETA. Curiosamente, el patronato rector de dicho centro está presidido por uno de los hombres fuertes del PNV, Román Sudupe , Diputado General Foral de Guipúzcoa y actual candidato a la alcaldía de San Sebastián.
El contrato firmado por la UPV con el Centro Asociado de la UNED en Bergara se renovaba automáticamente cada año, lo que significa que en esencia era un pacto indefinido. Según El Mundo , desde que se firmó el acuerdo, el proceso para los exámenes es el siguiente: cada profesor deja el examen de su materia en la Secretaría de la UPV, donde hay una persona destinada únicamente a la cuestión de los presos. El sobre se envía al centro de Bergara, a otra persona que coordina estas gestiones, y ésta lo manda a la cárcel para que el maestro de cada uno de los presos controle la prueba. Una vez hecho, los maestros lo envían al centro de Bergara, que finalmente lo reexpide a la Universidad del País Vasco para que lo corrijan.
Según El Mundo , algunos profesores de la propia Universidad vasca no se explican cómo “la media en las notas de los presos de ETA es muy superior a la del resto de los alumnos, cuando ni siquiera pueden ir a clase y están a centenares de kilómetros”. Hay alumnos que ni siquiera pudieron superar en su día el graduado escolar y sin embargo ahora han hecho el curso de acceso para mayores de 25 años y tienen notas inusualmente elevadas. Por ejemplo, la media del expediente de Belén González Peñalva, compañera de Antxon, uno de los dirigentes de ETA en Santo Domingo, es de 7.60; Pakito Mujika Garmendia, que estudia Psicología, tiene nueves y ochos, sin ir a clase y sin tutorías. Otro de los dirigentes de ETA en su día, Aracama Mendía, tiene una media de 9; y Joseba Zugabi, en las asignaturas de Derecho Romano y Derecho Político no ha bajado del 9.
Así pues, parece que se rompe habitualmente algún eslabón de la cadena de transmisión del examen entre la UPV, el centro de Bergara, la cárcel y el camino de vuelta hasta la Universidad del País Vasco. Fuentes de La Moncloa explicaron a El Mundo que el posible fallo podría estar en el centro de Bergara. No obstante, las mismas fuentes aseguran que “no estamos cuestionando en ningún caso el derecho de los presos a la enseñanza, ni tampoco su derecho a recibir todos los títulos que se merezcan. Pero tenemos que cuidar de que se haga con garantías, no de un modo que pudiera ser indeseable”.
Según ha explicado Javier Zarzalejos, secretario general de Presidencia, al diario El Mundo , los reunidos comentaron a Aznar cómo “presos de ETA acceden a titulaciones oficiales a través de un organismo de la UNED, de un modo un tanto sospechoso: se incorporan a unos departamentos de la UPV con unas condiciones y unos currículos que no se justifican con su trayectoria académica”. Además, desde la UNED habían llegado al Gobierno otras protestas. Según una responsable de la Universidad a Distancia, “algunos profesores de la UPV han estado utilizando membretes, sellos y firmas como si fuesen titulares de la UNED. Les ponen los exámenes a larga distancia a los reclusos de ETA, pero no son profesores de la UNED”.
Además, la UPV sólo se dedica a la educación presencial y, por tanto, no cuenta con infraestructura ni con tutorías itinerantes en todas las cárceles de España. Sin embargo, los gestores de la UPV –el Gobierno vasco– buscaron una fórmula para superar esta carencia, según El Mundo , y llegaron a un acuerdo hace más de diez años con el Centro Asociado de la UNED en Bergara, que lleva 25 años funcionando, tiene un colectivo de 60 profesores y una media anual de 1.500 alumnos matriculados, de los cuales, según datos del curso 2001-2002, más de 350 eran presos de ETA. Curiosamente, el patronato rector de dicho centro está presidido por uno de los hombres fuertes del PNV, Román Sudupe , Diputado General Foral de Guipúzcoa y actual candidato a la alcaldía de San Sebastián.
El contrato firmado por la UPV con el Centro Asociado de la UNED en Bergara se renovaba automáticamente cada año, lo que significa que en esencia era un pacto indefinido. Según El Mundo , desde que se firmó el acuerdo, el proceso para los exámenes es el siguiente: cada profesor deja el examen de su materia en la Secretaría de la UPV, donde hay una persona destinada únicamente a la cuestión de los presos. El sobre se envía al centro de Bergara, a otra persona que coordina estas gestiones, y ésta lo manda a la cárcel para que el maestro de cada uno de los presos controle la prueba. Una vez hecho, los maestros lo envían al centro de Bergara, que finalmente lo reexpide a la Universidad del País Vasco para que lo corrijan.
Según El Mundo , algunos profesores de la propia Universidad vasca no se explican cómo “la media en las notas de los presos de ETA es muy superior a la del resto de los alumnos, cuando ni siquiera pueden ir a clase y están a centenares de kilómetros”. Hay alumnos que ni siquiera pudieron superar en su día el graduado escolar y sin embargo ahora han hecho el curso de acceso para mayores de 25 años y tienen notas inusualmente elevadas. Por ejemplo, la media del expediente de Belén González Peñalva, compañera de Antxon, uno de los dirigentes de ETA en Santo Domingo, es de 7.60; Pakito Mujika Garmendia, que estudia Psicología, tiene nueves y ochos, sin ir a clase y sin tutorías. Otro de los dirigentes de ETA en su día, Aracama Mendía, tiene una media de 9; y Joseba Zugabi, en las asignaturas de Derecho Romano y Derecho Político no ha bajado del 9.
Así pues, parece que se rompe habitualmente algún eslabón de la cadena de transmisión del examen entre la UPV, el centro de Bergara, la cárcel y el camino de vuelta hasta la Universidad del País Vasco. Fuentes de La Moncloa explicaron a El Mundo que el posible fallo podría estar en el centro de Bergara. No obstante, las mismas fuentes aseguran que “no estamos cuestionando en ningún caso el derecho de los presos a la enseñanza, ni tampoco su derecho a recibir todos los títulos que se merezcan. Pero tenemos que cuidar de que se haga con garantías, no de un modo que pudiera ser indeseable”.