El Mundo despide a Thatcher con un artículo de Aznar. "La revolucionaria liberal", aunque también escribe un porrón de gente más como Soraya, Cospedal. Pedro J. le da una de cal y otra de arena. La hija de un "modesto tendero" tuvo el "coraje de enfrentarse a los sindicatos, privatizar las grandes compañías estatales, reducir la burocracia del Estado y liberalizar la economía", pero "la parte más negativa fue su marcado antieuropeísmo", que fue "una de las causas de su caída". Ahora debe estar retorciéndose de risa en su tumba, viendo cómo está Europa.
Lucía Méndez nos cuenta la peli La dama de hierro y dice que no gustó ni a admiradores ni a detractores. "Salieron muy defraudados". Y es que resulta que "Thatcher acaba sola, yendo al supermercado sin que nadie la reconozca, encerrada en su habitación mientras sus recuerdos se amontonan desordenados y su mente se va nublando mientras ella se pone la chaqueta y ordena los trajes de Denis, su marido" y "fregando tazas de te en la cocina de su casa". No me extraña que la gente saliera mosqueada. Eso es que la directora Phyllida Lloyd, además de tenerle una manía tremenda no ha visto Pretty Woman.
El País coincide con Aznar y también ve una "revolucionaria" en Thatcher, eso sí, una "Revolucionaria de hierro". La crónica corre a manos de Walter Oppenheimer que dice que "aun hoy, la política económica es consecuencia de los recortes que hizo" y que "su mundo estaba dividido en buenos y malos, los que no pensaban como ella". Anda, igualito que la izquierda, dirán en El País. Walter la pone a caldo. Tenía una "voz más bien desagradable, oratoria regular y atractivo discutible" y el "resultado de su política económica salvaje" fue "la multiplicación del paro y la pobreza, la división del país y el malestar social". Y su mayor legado fue "eliminar las barreras ideológicas entre derecha e izquierda. Desde entonces solo hay matices", opina Walter. Será en Inglaterra, que se pase por aquí y verá si hay barreras. Aporta El País un dato hasta ahora desconocido. Resulta que Thatcher "encontró aliados antinaturales en el grupo punk Sex Pistols". ¿A que cualquiera lo diría? Pues como les cuento. "Tanto los Sex Pistols como Thatcher pensaban que el viejo orden estaba muerto". Me la estoy imaginando desmelenándose en sus conciertos. José Luis Álvarez dice que sería lo que fuera, pero que tenía liderazgo. "Ojalá salgan otros de su estatura. Del otro lado ideológico, si puede ser", ruega. Lo veo difícil, José Luis. Soledad Gallego-Díaz le da bien a la húmeda. Resulta que "al principio de su carrera la llamaban doncella de hierro y se lo inventó el Daily Mirror". La categoría de Dama la adquirió cuando llegó a primera ministra y cualquiera se atrevía a minusvalorarla. Además, era una mantenida. "Thatcher se liberó, dicen las malas lenguas, gracias a un marido rico". Y nada de hija de tendero. "Su padre no era únicamente el propietario de una tienda de comestibles, sino también un político local con suficiente dinero como para pagarle un colegio privado". Y después, cuando salió del cole, "conoció a un hombre 11 años mayor que ella, rico industrial con el que se casó y puso a su disposición dinero suficiente como para pagar secretaria y criadas que atendieran a los gemelos y para sufragar su carrera política". Vamos, que la muy bruja era una cazafortunas. Soledad discrepa de Walter completamente con el asunto de la voz. "Tenía una vos preciosa, cálida, fuerte, capaz de dominar sin estridencias cualquier tumulto o griterío". Soledad, que tú no dominas el inglés como Walter, a lo mejor lo que te sedujo fue lo bien que lo pronunciaba.
En el editorial le dedican varias lisonjas. "La creencia de que una nación solo puede prosperar con personas libres y con libertad económica, la insistencia en la responsabilidad individual y en la firmeza de las democracias frente a la agresiones confirman lo más aplaudido de la herencia ideológica del thathcherismo (...) Pero su terca rigidez sobre Europa se acabó volviendo contra ella. El carácter a veces se confunde con la obstinación. La firmeza puede acabar en intransigencia". Eso sí, "ganó y perdió siempre a lo grande", como debe ser.
La Razón titula: "Muere Thatcher, el orgullo de la derecha". Eso sí, la foto se la dedica a Sara Montiel, que era mucho más mona y luce mucho más en una portada, eso quién lo va a negar. Marhuenda contradice a Soledad Gallego. "Recibió el apodo de Dama de Hierro cuatro años antes de alzarse en las urnas con el poder", de lo de doncella nada, guapa. "Fue un analista del Ejército ruso, el capitán Yuri Gravilov, quien lo acuñó en un artículo publicado en la revista militar soviética". Destaca el periódico de Planeta algunas de sus frases lapidarias. "El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero de los demás". ¿No es genial? "No me importa cuánto hablan mis ministros siempre y cuando hagan lo que les digo". Es mi héroe. Celia Maza cuenta que tenía un punto débil. "No sin mis perlas". "Tenía que parecer femenina, pero hacerse respetar". Su pelo la llevaba por el camino de la amargura y lo cuidaba con esmero. "El responsable era un set de rulos calientes que llevaba a todas partes". Pero "quedaba el problema de su voz". Otra vez la voz. "Un especialista del Teatro Nacional le enseñó a respirar correctamente y hablar más despacio" y a tomar "un vaso de agua caliente con limón y miel antes de sus apariciones públicas". Se ve que no a todo el mundo gustaba el resultado.
ABC dice que fue "la mujer que cambió el mundo" y "el puño que ganó el pulso de la historia a los sindicatos", dicen con envidia. Esperanza Aguirre destaca que "poco le importaron las críticas (...) ella tenía claro que el comunismo era letal para humanidad y que la causa de la libertad saldría ganando si el comunismo era derrotado". "Hoy la lloramos todos los que amamos la libertad, los que intentamos que nuestra actuación política esté siempre marcada por la fidelidad a unos valores y a unos principios y nunca por el oportunismo". Hermann Tertsch disfruta como un enano. "Hay que comprender a la izquierda. Hay que entender que se ponga literalmente enferma cuando oye hablar de Margaret Thatcher. Hay que hacerse cargo de lo mucho que han sufrido con ella todas las diversas tribus de la izquierda mundial (...) La izquierda nunca se recuperó. Sufrió mucho y no pueden esperarse de ella buenas palabras".
La Gaceta dice que "Margaret Thacher devolvió a la derecha la fe en la política". Más cerca de Marhuenda que de Soledad Gallego dice que "fue precisamente la prensa soviética la que bautizó a Thatcher como la Dama de Hierro por su acendrado anticomunismo". Y a ver si Rajoy toma nota: "Ha elogiado el coraje político de Thatcher. Tiene razón, y precisamente de ese coraje podría tomar buena nota nuestro presidente". Era con la boca pequeña, Esparza, no te creas nada. A Rajoy no le gustaría nada que le llamaran el Señor de Hierro. Le pega más el Señor de Goma.

