La autodenominada Plataforma A-13 convocó el domingo un referéndum de autodeterminación en la localidad navarra de Echarri-Aranaz, donde en enero de 1979 fue asesinado por ETA al ex alcalde Jesús Ulayar.
El referéndum contó con una participación del 42,8% -el municipio tiene 2.496 habitantes según el último censo- y con una abstención del 57,2%. Entre los votantes, el 94,48% optó por el "sí"; por el "no", el 2,12%; 3,05% votaron en blanco y nulos fueron declarados el 0,35%.
Tras la sesión de Mesa y Junta de Portavoces del Parlamento de Navarra, el portavoz de UPN en la Cámara, Carlos García Adanero, afirmó el lunes que con esta consulta "se pone de manifiesto que el principal objetivo político de Bildu es la creación de lo que ellos llaman Euskal Herria y toda su acción política va dirigida a eso, aunque lo quieran disfrazar de falso progresismo", recoge Europa Press.
Por parte del PSN, Pedro Rascón ha señalado que "una consulta de estas características sin un apoyo, sin un planteamiento más en profundidad no conduce absolutamente a nada" y también ha remarcado que "400 vecinos voten una cosa concreta no sé si es muy significativo". Por contra, el portavoz parlamentario de Bildu, Maiorga Ramirez, ha felicitado al pueblo por el "ejercicio democrático" de la consulta y ha valorado que la participación fue "realmente significativa".
Asesinado delante de su hijo
Tal y como contó con detalle María José Grech en el blog de LD In Memoriam, Jesús Ulayar fue asesinado por dos pistoleros de ETA el 27 de enero de 1979. Cinco disparos le provocaron la muerte de forma casi instantánea. Su hijo Salvador, quien entonces tenía trece años, fue testigo del asesinato.
Como ha ocurrido tantas veces con las víctimas de ETA, su familia tuvo que soportar no sólo la pérdida del padre y marido, sino la indiferencia y los comentarios de los vecinos, el "algo habrá hecho" que buscaba justificar a los terroristas y dejar en la soledad más absoluta a los familiares de la víctima. Además, tuvieron que ver cómo el Ayuntamiento de Echarri-Aranaz nombraba a los asesinos, vecinos del propio pueblo, hijos predilectos del mismo. Todavía no se han retractado de ello.
Además, como recuerda Santiago González este miércoles en El Mundo, en el lugar en el que fue asesinado Ulayar, el Ayuntamiento colocó contenedores de basura. Veinticinco años después, los congregados en un homenaje a la víctima los apartaron para poner un altarcillo con velas. Al día siguiente, las basuras volvían a ocupar el sitio de la víspera.