Tal día como hoy, 4 de junio, pero de 2013, Libertad Digital contaba en su portada que el presiente de la Cámara Baja propuso a la Mesa del Congreso excluir de la lista de precios tasado de las cafeterías las bebidas alcohólicas de alta graduación. Una decisión que aprobó posteriormente la Junta de Portavoces por unanimidad al entender que "no es justificable" que se subvencionen los destilados.
Jesús Posada recordó que no sólo afecta a los diputados, sino también a funcionarios, trabajadores, periodistas y visitas, aunque dijo que atendiendo a numerosas peticiones, había decidido esa decisión. Así, el nuevo precio dependía de la empresa adjudicataria del servicio a partir del mes de septiembre.
La polémica surgió días antes cuando se conoció la extensísima oferta de bebidas alcohólicas que ofrecía la cafetería del Congreso y, sobre todo, su precio. El diputado que desease tomar una copa podía elegir entre seis tipos de whiskys, veinticuatro "anisados y licores", trece brandys y coñacs y quince combinaciones. Si un diputado optaba por un escocés reserva tenía que pagar casi 10 euros; pero si prefería algo más barato tenía un pacharán por 1,65 o un Gin Tonic Larios por 3,45 euros.
Desde enero de este año, la cafetería del Congreso de los Diputados cambió de manos. Desde ese 1 de enero la compañía encargada de poner los precios fue Eurest, en sustitución del Grupo Arturo Cantoblanco. Desde esa fecha, la cafetería seguiría dispensando bebidas de alta graduación alcohólica y combinados a precios superreducidos, gracias a la subvención de 4,2 millones de euros más IVA que recibirá durante los próximos cuatro años la nueva empresa concesionaria del servicio.
Esos precios duraron hasta febrero de 2014, fecha desde la cual se acabó uno de los privilegios más polémicos de los diputados. Desde entonces, diputados y personal de la Cámara Baja que quieran tomarse una bebida alcohólica de alta graduación o un combinado tendrían que pagar el doble por la decisión de la nueva empresa de subir los precios y adecuarlos a los de la calle, esto es, algo más de 6 euros.
La decisión tuvo una buena acogida entre los diputados aunque subrayaron que ni diputados ni trabajadores de la casa iban al Congreso a tomar copas. El único de los diputados que mostró cierto recelo ante la decisión de Eurest fue el portavoz económico del PSOE, Valeriano Gómez, quien admitió no parecerle "bien" la subida de precios de los combinados. Aunque quiso dejar claro que había "muy pocos" diputados o personajes públicos que consumían ese tipo de bebidas en el Congreso.