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Los símbolos y lugares del 19-J

Varios han sido los lugares que centrarán la atención de esta jornada histórica -fundamentalmente Congreso y Palacio Real- envuelta en la simbología.

Varios han sido los lugares que centrarán la atención de esta jornada histórica -fundamentalmente Congreso y Palacio Real- envuelta en la simbología.
Estandarte de Felipe VI que ondea en el Palacio de la Zarzuela | EFE

Dos fueron los lugares donde se desarrollaron los actos principales de esta jornada histórica, la proclamación de Felipe VI: el Congreso de los Diputados y el Palacio Real. El acto central tuvo lugar en la Cámara Baja, a donde accedieron los ya Reyes de España y sus hijas, por la Puerta de los Leones.

Ésta se abre únicamente en los actos solemnes, como la apertura de la legislatura por el Rey y, desde el año 1997, para que los ciudadanos lo visiten durante las jornadas de puertas abiertas. Fue realizada en bronce por José María Sánchez Pescador. Don Felipe, doña Letizia, la Princesa de Asturias y la infanta Sofía pasaron por el Salón de Pasos Perdidos antes de entrar en el Hemiciclo. Este Salón se utiliza para actos solmenes. La bóveda es de Vicente Camarón, con diversas alegorías: los cuatro continentes, la Ley, la Justicia, la Religión y la Abundancia. Rodeándolo hay 28 medallones con los políticos más célebres del siglo XIX y sobre ellos 12 cuadros con alegorías de los Reinos, provincias y ríos españoles.

La proclamación y jura del nuevo rey fue en el Hemiciclo, en el que se reúne el Pleno del Congreso y se celebran las sesiones conjuntas del Congreso y del Senado en la apertura de cada legislatura. Está presidido por un tapiz con el Escudo de España bajo dosel y a cada lado dos esculturas en mármol de Carrara que representan a Isabel la Católica y Fernando el Católico, obras de José Panucci y Andrés Rodríguez, respectivamente.

A derecha e izquierda de cada una de ellas hay dos grandes cuadros: uno sobre las Cortes medievales, en el momento en que la reina regente María de Molina presenta a su hijo, el infante don Fernando ante las Cortes de Valladolid, pintado por Antonio Gisbert; y otro, de las Cortes de Cádiz, durante la celebración de la Sesión en la que los Diputados juran su cargo en 1810, obra de José María Casado del Alisal. La bóveda es de Carlos Luis de Rivera y tiene cinco grandes cuadros históricos, cuatro sobre la historia de la Legislación Española y el quinto dedicado a españoles célebres. Están rodeados de diversas alegorías de las virtudes. Alrededor de las tribunas de Autoridades, público y periodistas se encuentran los escudos provinciales.

El otro gran escenario de la jornada fue el Palacio Real, a donde acudieron Felipe VI, la reina Letizia, sus hijas – previo recorrido por las calles de Madrid – para saludar desde el balcón junto a don Juan Carlos y doña Sofía y donde se ha celebrado una recepción para 2.000 invitados.

Y es que el Palacio Real es la sede oficial de la Jefatura del Estado, declarado Bien de Interés Cultural el 4 de junio de 1931, según se publicó en la Gaceta de Madrid. Si bien es propiedad de la nación, está al servicio del rey en sus funciones de Jefe de Estado, y puede visitarse cuando no se celebran actos oficiales, siendo Patrimonio Nacional el que administra y gestiona los bienes que la Corona cedió al Estado.

El lugar donde se erigió, que abarca 14 hectáreas, es el mismo que ocupaba el antiguo Alcázar de Madrid, que ardió en la Nochebuena de 1734. El rey Felipe V quiso que la construcción del edificio fuera en ladrillo y piedra, con la única excepción de la madera en puertas y ventanas. Su construcción, que no comenzó hasta 1738 y se prolongó hasta 1759, se basó en los diseños de los arquitectos Filippo Juvarra y su discípulo Juan Bautista Sacchetti, aunque en las distintas fases y de decoración Francisco Sabatini -autor de la Escalera de Embajadores- o Ventura Rodríguez – Capilla Real-.

La fachada principal orientada al mediodía se abre a la Plaza de Armas, cerrada en el siglo XIX por dos alas. La del lado Oeste alberga las instalaciones del Archivo General de Palacio (1814) y la Real Armería (1885) con una colección única en su género. La segunda, denominada Ala de San Gil, corresponde a las habitaciones del Rey Alfonso XIII. En las dos esquinas flanqueando, a la altura del balcón del Salón del Trono, están situadas las estatuas de Moctezuma –Rey de Méjico- a la izquierda y Atahualpa –Rey de Perú, a la derecha.

Las salas principales han sido testigo de grandes acontecimientos de la Historia. Se accede a ellas por la Escalera Principal: el Salón del Trono, la Cámara Oficial, el Comedor de Gala, la Capilla Real, las Salas Gasparini y el Salón de Columnas. No obstante, los principales actos de Estado se celebran en el Salón del Trono y en la Cámara Oficial o la Sala del Nuncio. Es en el Salón del Trono donde se produjo la recepción de los nuevos reyes.

Juan Carlos I fue el primer rey que instaló su residencia en el Palacio de la Zarzuela, siendo su abuelo, Alfonso XIII el último que vivió en el Palacio Real, mientras que Carlos III fue el primer monarca en hacerlo.

Los símbolos de la proclamación de Felipe VI

Los símbolos de la máxima representación de la monarquía española son la corona y el cetro. Estuvieron en un lugar visible del Congreso de los Diputados durante la proclamación de don Felipe. Proceden de los reinados de Carlos II y Carlos III y desde el reinado de Isabel II se han utilizado en las ceremonias de proclamación de los Reyes de España, así como en las ceremonias fúnebres. A día de hoy se encuentran custodiadas en una cámara acorazada del Palacio Real.

  • La corona real

El sencillo aro decorado con ramos encadenados soporta el cestillo formado por ocho espejos con emblemas heráldicos coronados por ramas de laurel. De ellos parten ocho imperiales con diseño de ramas entrelazadas. Sobre ellos se alza el orbe y una cruz de brazos iguales. La corona responde a un estilo puramente neoclásico. El programa iconográfico que presenta se relaciona abiertamente con la exaltación de la monarquía. Las coronas de laurel aluden a l a abundancia, y el orbe y la cruz remiten al poder terrenal y divino.

Fue realizada por Fernando Velasco, platero de cámara de la Real Casa desde 1748. Su marca personal aparece junto a las de los contrastes de Villa y Corte de Madrid, y a la marca cronológica de 1775. En una de las diademas figura también la fecha de 1788, lo que indica que pudo sufrir algún deterioro o ser modificada. Se desconoce el motivo de este encargo; no obstante, sus proporciones demuestran que tuvo un carácter ceremonial y simbólico, reforzado en el cestillo por las armas de los reinos de Castilla, León, Granada, Parma, Tirol y las flores de lis de los Borbones.

  • El cetro real

Bastón formado por tres cañones de plata dorada, recubiertos con una fina labor de filigrana y celdillas que aún conservan restos de esmalte azul, verde y turquesa. Los cañones se separan por medio de unos anillos engastados con granates embutidos en bocas cuadradas. Remata en una bola de cristal de roca tallado. Tipológicamente responde a los modelos de bastones utilizados como elementos distintivos de la realeza y de la nobleza en Centroeuropa. Coincide con ellos en la longitud de su mango y en el remate esférico.

En 1701 se describe en el inventario realizado a la muerte de Carlos II pero se desconoce su origen: "Un Bastton Rebesttido de platta dorada blanca y esmaltada de Colores Con quattro ñudettes guarneçidos de granattes y Una bola de Christal Jaquelada por remate de tres quarttas de largo tasado en Veintte y Cinco ducados de platta que hazen quatroçienttos y doze reales y medio de Vellon". Ha sido considerado como un trabajo centroeuropeo de autor desconocido por carecer de marcas.

Dotado de carácter simbólico, no aparece en ninguno de los retratos oficiales de los monarcas hasta el siglo XIX. La reina Isabel II lo sostiene en su mano, con valor de cetro, en varios retratos oficiales conservados en el Banco de España, en el Museo de Bellas Artes de Sevilla y en el Museo del Romanticismo de Madrid.

  • Escudo cuartelado

El estandarte con el escudo de armas de Felipe VI se izó por vez primera a la llegada del monarca al Palacio Real. El nuevo escudo de armas, tiene paño rojo carmesí, color tradicional en la monarquía española desde hace al menos cinco siglos, en lugar del azul del de su padre, el Rey Juan Carlos. Desaparecen además el yugo y las flechas de los Reyes Católicos que sí figuraban en el escudo de su padre.

Asimismo, cambia la Corona de Príncipe -de cuatro diademas, de las que tres están a la vista- por la Corona Real española, con ocho diademas, de las que se ven cinco. Desaparece el "lambel", la pieza azul con tres pendientes situada en la parte alta del escudo, llamada "jefe", para señalar la diferencia con las armas de su padre.

El escudo, que ya lució este mismo jueves por la mañana en el Palacio de La Zarzuela, es cuartelado, el primer cuartel es un castillo de oro almenado en oro y azul, las armas de los Reyes de Castilla. El segundo cuartel es de plata, con un león rampante púrpura coronado de oro, las armas de los Reyes de León. El tercero, también de oro, con cuatro palos de gules, por los Reyes de Aragón, y el cuarto, de gules con una cadena de oro puesta en orla, en cruz y aspa, por los de Navarra.

En el escudo figuran además la granada que simboliza este Reino y tres flores de lis de oro sobre fondo azul, de la Casa de Borbón-Anjou.

Los dos escudos
  • Ejemplar de la Constitución Española de 1978

Para el juramento y proclamación se utilizó un facsímil de un ejemplar histórico de la Constitución Española de 1978, firmado por el rey Juan Carlos y los presidentes de las Cámaras Constituyentes. Este ejemplar reproduce el realizado en letra gótica manuscrita por un pendolista con el texto aprobado, tras el referéndum celebrado el 6 de diciembre de 1978.

  • Himno Nacional

El origen del Himno Nacional está en un toque militar llamado "Marcha Granadera", de autor desconocido, que aparece recogido en 1761 en el "Libro de Ordenanza de los toques militares de la Infantería Española". El Rey Carlos III la declaró Marcha de Honor el 3 de septiembre de 1770, aunque fue la costumbre y el arraigo popular las que erigieron esta composición en Himno Nacional, sin que existiera ninguna disposición escrita. Los españoles consideraron la "Marcha Granadera" como su Himno Nacional y la llamaron "Marcha Real", porque se interpretaba en los actos públicos a los que asistían el Rey, la Reina o el Príncipe de Asturias.

Este jueves sonó en varios momentos de la jornada, como en la llegada de los reyes al Congreso (cuando representantes de los tres Ejércitos y de la Guardia Civil rindieron honores al nuevo monarca) o tras la jura y proclamación de don Felipe.

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