
El Mundo, por ejemplo, abre con que "los inspectores estallan contra el descontrol del Banco de España". Ha conseguido el periódico que ahora dirige Pedro G. Cuartango que los directores de campaña le revelen sus estrategias. La del PP, "los emergentes ya están integrados en el sistema". Flojo. La del PSOE, "las campañas son más emocionales pero hay que exhibir programa". Largo bostezo. La de Ciudadanos, "haremos inflexiones con impacto para sacudir el tablero". ¿Mande? La de Podemos, "la política es sexy, los programas no importan mucho". Ganarán las elecciones.
El editorial elige la campaña del PP. Dice que "han bastado cinco meses después del 20-D para que tanto Podemos como Ciudadanos empiecen a dar señales de algunos de los peores vicios de los partidos tradicionales". "El cara a cara entre Iglesias y Rivera en La Sexta anteayer, bronco y marcado por las salidas de tono de ambos, visualizó el prematuro envejecimiento de las fuerzas emergentes". La nueva política, dictamina, "ha perdido frescura y gran parte de la virginidad que ostentaba antes de convertirse en sistémica". Tampoco pasa nada, ya eran mayorcitos para su primera vez.
El País lleva una encuesta del CIS que dice que "más del 80% de los españoles ven pésima la actual situación política". Y eso que está de lo más animada, venga a votar, venga a votar. "Los ciudadanos irán a las urnas en un clima de profundo descontento". Siempre quejándose de que se vota una vez cada cuatro años y ya está y ahora protestan. No hay manera de contentarlos, oye. El País está empeñado en aburrir a las ovejas con la campaña. Hoy Rafa de Miguel nos pregunta que si nos "suena" lo que pasó en "el debate académico que precedió a las elecciones de 2015 en el Reino Unido". Pues ni pajolera idea. "La conclusión más inteligente de los expertos fue que, si aspiraban a sobrevivir en el nuevo entorno, los partidos tradicionales debían encontrar la forma de enlazar el deseo general de que se hiciera política de otro modo con respuestas maduras y realistas. Ofrecer un proyecto coherente de país capaz de compatibilizar una economía globalizada y la lucha contra una desigualdad creciente". Jo, macho, ¿y qué pasó? Aquí haces campaña con eso y no te comes un colín.
ABC abre con la visita de Obama. "Obama empezará su visita oficial a España en Rota". La foto, el presidente estadounidense ante una bandera española, bofetón en toda regla a Zapatero. La Tercera es hoy de Carrascal, que se quedó de piedra cuando vio a Pablo Iglesias el otro día en TVE. "Esta vez todo eran sonrisas y manos tendidas a un lado y otro. Irreconocible, vamos". Pero bueno, Carrascal, hijo, si ya representó ese papel de Mimosín en la campaña anterior, tampoco hace tanto. "Pero lo que ya me dejó turulato fue oírle alabar la socialdemocracia". Lo raro es que Pablo deje todavía turulato a alguien. Dice que el líder podemita teme que la peña huya al pensar "qué significaría un régimen bajo la bandera roja con la hoz y el martillo, y se eche atrás". Los votantes de Podemos sueñan con un régimen bajo la bandera roja con hoz, martillo, guillotinas y toda la parafernalia. ¿O es que aún no nos hemos enterado? Editorializa el periódico de Vocento sobre el desmadre en Cataluña. "La violencia física de la extrema izquierda y del independentismo es tan antigua como su naturaleza totalitaria. Sólo sucede que ahora en Cataluña confluyen todos los elementos que hacen que una sociedad democrática se degrade hasta convertirse en jungla". Hermann Tertsch dice que el virus ya se ha extendido a todo el territorio nacional. "La violencia y la miseria moral que atenaza ya a España nos puede hacer abrir pronto nuevas páginas negras de nuestra historia (…) El odio a lo español se convierte en vocación de limpieza étnica. Se enfadan los separatistas cuando les llaman nazis. Pero se esfuerzan todos lo días por imitarlos mejor". "El proceso de batasunización de Cataluña ha saltado al territorio nacional" de la mano de Podemos, que son "nuestro matones batasunos de toda España". David Gistau dice qué cómo será la cosa que el "triunfo" de Rajoy ha sido "convertir la normalidad en un dulce aburrimiento amenazado", porque "los excesos sentimentales de Podemos me parecen la confirmación de que es una secta juvenil de escapados de casa". ¿De casa? Muy comedido te veo, Gistau. Del manicomio, más bien.
La Razón también celebra la llegada del amigo americano. "Obama vendrá a España en plena negociación del Gobierno". Bueno, donde comen cuatro comen cinco. Alfonso Rojo tiene un subidón de caballero andante por la agresión a las chavalas que defendían a la Selección en Barcelona. "Los machotes independentistas, unos cagones de tomo y lomo, no agredieron una vez, sino dos, porque atacaron en tandas y esperando que no hubiera en el horizonte maromo alguno capaz de romperles la cara". Lástimas que no estuvieras allí, Alfonso.
La Vanguardia, con la que tienen encima en Cataluña, se va por los cerros de Úbeda y dice que "el TC reprende al Parlament por la declaración de ruptura". ¿Les ha encerrado en su cuarto sin salir? El editorial habla sobre un encierro en la Universidad de Lérida. Dice que hay que ver estos chicos cómo son, que "ninguna causa política puede saltarse las normas de convivencia que deben regir en una sociedad avanzada. Algo se ha hecho decididamente mal mientras se educaba a los jóvenes ocupantes, que piensan que una actitud como la suya va a contar con simpatías generalizadas. El matonismo no es aceptable en ningún caso, y menos en la universidad". Hay que tener muy poca vergüenza para escribir este editorial cuando no han dicho ni mu sobre la agresión a las chicas de la Selección. Y la broncas de Pilar Rahola se permite el lujo de dar lecciones de moderación y buenas formas a cuenta del debate entre Pablo Iglesias y Albert Rivera en Salvados. "Se convirtió en un espectáculo de barro, donde dos encantados de haberse conocido mostraron su rostro más barriobajero (…) Un cruce barato de tuits ocurrentes, gestos grandilocuentes y ataques de barra de bar". Le dijo la sartén al cazo.

