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Rivera aspira a sumar con el PP para derrotar al PSOE, pero evita mencionar a VOX como socio

Recupera al mismo tiempo su vieja crítica al bipartidismo: "Con Franco y el aborto no se puede mirar al futuro".

Recupera al mismo tiempo su vieja crítica al bipartidismo: "Con Franco y el aborto no se puede mirar al futuro".
Albert Rivera, este viernes en el Congreso. | EFE

Albert Rivera era el único líder nacional que comparecía en la sala de prensa del Congreso de los Diputados para valorar el adelanto electoral al 28-A. De traje y corbata, el líder de Ciudadanos comenzaba enfático: "Finalmente tenemos elecciones" una reivindicación que desde que Pedro Sánchez llegara a La Moncloa en junio pasado venía haciendo su formación, y que era el lema de una manifestación desconvocada ya para el domingo en Barcelona.

Tras la ambigüedad mostrada en los últimos días, Rivera comprometía su palabra en no pactar con Sánchez ni con el PSOE al que, decía, hay que "mandar a la oposición". Un discurso que trataba de armonizar con su vieja crítica al bipartidismo, una de sus señas de identidad cuando irrumpió en 2015 en la política nacional.

"Con Franco y el aborto no podemos mirar al futuro" afirmaba en indubitado dardo dialéctico a los socialistas y a Pablo Casado, si bien admitía durante toda su comparecencia la condición del PP como partido con el que habrá entendimiento después de los comicios, como ya ocurrió en 2016, cuando la formación naranja respaldó la investidura de Mariano Rajoy, y como ocurre en el actual Gobierno de coalición entre ambos partidos en la Junta de Andalucía.

Pero en todo momento trataba de eludir la cuestión del entendimiento con VOX, que dada la aritmética que dibuja la demoscopia, y el precedente andaluz, se antoja fundamental para apuntalar una mayoría de centroderecha en el Gobierno de España. Para Rivera, es "precipitarse" hablar de una negociación con los de Santiago Abascal, si bien en todo momento mostraba su convencimiento de que "los liberales somos más que los conservadores" y aseguraba que el dilema para un Gobierno de cambio es si lo lidera él o Casado, algo que dibujaba como una elección entre un viejo partido lastrado por sus casos de corrupción y por la antigua política de alianzas. "A diferencia del PP, nosotros no pactamos con nacionalistas" sentencia, aludiendo para ello a su origen catalán y a la historia de Ciudadanos en esa comunidad.

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