Echenique acude al Hospital Infanta Elena de gestión privada gracias a la ley Ayuso de libre elección que él combate

Pablo Echenique, azote de la colaboración público-privada y de todo lo que huela a privado, acaba de dar una nueva muestra de su coherencia: ha acudido el pasado 13 de junio al Hospital Infanta Elena en Valdemoro, ejemplo de colaboración público-privada para recibir un servicio clínico. No ha optado por su elogiada sanidad cien por cien pública, sino que lo ha hecho por el modelo que tanto dice combatir. Y ha elegido el modelo defendido por Isabel Díaz Ayuso, además, gracias a la norma de libre elección de hospital de la líder popular, de nuevo, otro de los mantras que Echenique exhibe para atacar a la presidenta madrileña.

El Infanta Elena le daba una mayor celeridad en la atención. Le daba un mejor servicio. Y Echenique hizo uso de lo que pide borrar del mapa. Hasta el nombre del hospital parece ser una dura casualidad para Pablo Echenique, portavoz de Podemos en el Congreso, portavoz de las tesis anti todo lo privado, portavoz de la crítica a la monarquía, portavoz anti-Ayuso y portavoz de exigir al resto de diputados una supuesta coherencia que él no tiene.

Echenique decidió, efectivamente, recibir parte de una asistencia médica en el Hospital Infanta Elena. Una elección que alumbraba dos colosales incoherencias del portavoz de Podemos. La primera, que este hospital es un ejemplo claro de colaboración público-privada: justo esa que Podemos y sus marcas blancas y colaterales combaten. De hecho, la quieren eliminar del catálogo de opciones al alcance de la población con la nueva Ley de Sanidad.

Y la segunda de las incoherencias, que, además, la opción libre del hospital fue posible gracias al área única sanitaria (que permite la libre elección de centro hospitalario). Y ese área única está disponible en Madrid gracias al empeño de Isabel Díaz Ayuso y pese a los intentos de la izquierda de acabar con ella.

Echenique se beneficia de las políticas de Ayuso

Echenique se beneficiaba, así, de las políticas de Isabel Díaz Ayuso que tanto dice combatir y denostar. Uno de sus últimos ataques a la presidenta madrileña fue lanzada ante la opinión pública recientemente, cuando Pablo Echenique aprovechó su sesión en el Congreso para criticar a Isabel Díaz Ayuso por no permitir el adoctrinamiento escolar.

Díaz Ayuso anunció sus acciones contra el currículo educativo elaborado por el Gobierno de Pedro Sánchez por considerar que "conlleva una gran carga ideológica" y "deja de lado" aspectos que la Comunidad de Madrid considera "esenciales".

El portavoz de Podemos comenzó su intervención de aquel miércoles, además, pidiendo al Gobierno del que forma parte su partido que "no blanquee al PP" llegando a acuerdos con ellos. Coincidía aquel día que el Gobierno había aprobado en segunda vuelta la Ley de Equidad Sanitaria que comenzaba su tramitación parlamentaria. Según la ministra de Sanidad, Carolina Darias, la norma pretendía "blindar la sanidad pública" y lo hará cercenando la colaboración público-privada regulando consorcios que sean "100% de titularidad públicas". Justo lo contrario de lo disfrutado por Echenique.

Podemos, de hecho, respetaba el sentido de la norma pero no disimulaba su crítica por quedarse corta. La ley primará "la gestión directa" y vetará, salvo "excepciones", la derivación de pacientes a la sanidad privada. Ésta sólo se contempla en la norma si es "complementaria y de apoyo, siempre y cuando no sea posible la gestión directa".

Y Podemos pedía más. Porque se le quedaba corta. "Si en el trámite parlamentario no hay una modificación que limite la privatización de la sanidad esa ley no va a salir", advirtió el diputado, Juan Antonio Delgado. Echenique, supuestamente, compartía ese criterio. Supuestamente.