El presidente de la Generalidad, Pere Aragonès, fulminó al vicepresidente, Jordi Puigneró, de JxCat, tras evacuar consultas con el líder de ERC, Oriol Junqueras. Después de una larga reunión con el secretario general de JxCat, Jordi Turull, Aragonès dinamitó su ejecutivo con la excusa de que el partido posconvergente había sugerido que el presidente autonómico se sometiera a una cuestión de confianza.
ERC llevaba semanas preparando el escenario de la ruptura mientras en JxCat presionaban a Aragonès para que aceptara tres condiciones, la creación de una dirección política del proceso, unidad de acción en Madrid entre ERC y JxCat y una mesa de diálogo de máximos con el Gobierno. Junqueras no ha tolerado más presiones y "deslealtades", según la retórica republicana.
Ahora es JxCat quien debe adoptar una decisión. Los consejeros del partido en el gobierno catalán han puesto sus cargos a disposición del partido. Turull, en declaraciones a la emisora Rac 1, sostiene que "nos sentimos bastante expulsados del Govern", pero ha descartado anunciar la ruptura entre ambos partidos antes de la reunión de su partido que ha empezado a las diez de la mañana para abordar la crisis.
Turull acaba llorando
El dirigente de JxCat se ha mostrado sumamente abatido y al término de la entrevista ha llegado a llorar. Insiste en que el cese de Puigneró "es un error histórico" que puede acarrear graves consecuencias para el independentismo. También ha comentado que tras la reunión con Aragonès creyó que la situación se había reconducido, pero volvió a ser llamado por el presidente autonómico, quien en esa segunda ocasión le adelantó el cese de Puigneró, una decisión que en JxCat atribuyen a Aragonès.
A partir de ahora se abren varias opciones. JxCat baraja nombrar vicepresidenta a Laura Borràs, lo que sería introducir en el Govern más caos, optar por otro perfil más moderado o salir del ejecutivo y pasar a la oposición.
En ERC no parecen muy afectados por la situación, sino más bien aliviados, como si se hubieran quitado un fardo de encima. Si finalmente JxCat acepta la "invitación" de abandonar el Govern, ERC podría tratar de gobernar con las muletas parlamentarias del PSC y los comunes. Otra posibilidad es la convocatoria de elecciones anticipadas tan solo un año y medio después de la constitución de este ejecutivo.
La reunión de la ejecutiva de JxCat puede durar horas, dada la naturaleza de la decisión que debe adoptar. El sector de Laura Borràs, la presidenta del partido, es partidario de pegar un portazo a ERC y convertir lo que quede de legislatura en un sembrado de minas. Otro sector más pragmático aboga por que Jaume Giró, el actual consejero de Economía, asuma la vicepresidencia. Turull ha señalado que la decisión se tomará "con la cabeza y el corazón, no con el estómago".
Y todo ello a dos días del acto unitario de los independentistas para celebrar el quinto aniversario de la celebración del referéndum ilegal, una convocatoria fijada para el sábado en el Arco del Triunfo. No parece previsible que se vayan a dar muchas escenas de unidad en la cita