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Cómo desatascar una motosierra y otras búsquedas sospechosas de la decapitadora de Castro

En la vivienda que Carmen Merino compartía con la víctima había dos ordenadores y ambos contenían información que puede ser reveladora para el caso.

En la vivienda que Carmen Merino compartía con la víctima había dos ordenadores y ambos contenían información que puede ser reveladora para el caso.
Sexta sesión del juicio contra Carmen Merino en la Audiencia Provincial de Cantabria. | EFE

Buena parte de la sexta sesión del juicio contra Carmen Merino, acusada de matar y decapitar a quien fuera su pareja en 2019, se ha centrado en el material que los peritos informáticos han recabar en los dos ordenadores que se hallaron en la casa que ella compartía con la víctima, Jesús Mari Baranda, en el municipio de Castro Urdiales.

Por un lado, los especialistas dieron con una serie de búsquedas en Internet que a todas luces resultan sospechosas. Por otro, detectaron una serie de acciones que irían encaminadas a hacer desaparecer todo aquello que la pudiera comprometer. Los agentes que han declarado este lunes en la Audiencia Provincial de Cantabria han explicado que los dos dispositivos que había en la vivienda fueron manipulados.

Uno de ellos se reconfiguró, con la consiguiente pérdida de información, mientras que en el otro se borró el historial de búsquedas. Aun así los expertos han recuperado cierta información que puede ser significativa para la resolución del caso, a la vista de la declaración de los encargados de la pericial informática.

Búsquedas sospechosas

Los intentos de Merino por borrar el rastro de sus búsquedas en Internet han sido en vano. Los peritos han podido acceder a algunas de las consultas que la acusada realizó en el ordenador de sobremesa de la marca Apple a pesar de que eliminó el historial. De ellas, llama la atención tanto el contenido como la fecha en la que se hicieron, ya que unas habrían sido realizadas antes del crimen y otras después. Entre las más significativas en relación con el caso, los agentes han citado tres.

La primera de ellas por motivos obvios: "cuánto tiempo tarda en descomponerse un cuerpo". La introdujo en el buscador de Google el 10 de noviembre de 2018 a las 12.58 horas. Es decir, unos meses antes del asesinato de Jesús Mari. Los forenses determinaron que murió alrededor del 12 de febrero de 2019 tras analizar el cráneo, la única parte del cadáver hallada hasta el momento.

Otra de las consultas que podría ser reveladora, en relación con el caso, es: "si mi marido desaparece, ¿sigo cobrando la pensión?". Cabe recordar que Carmen Merino y la víctima, un jubilado vasco con el que convivía desde hacía algún tiempo, no estaban casados ni se habían registrado como pareja de hecho. La Fiscalía considera que la acusada cometió el crimen "movida por un interés económico".

Los especialistas informáticos también han hecho hincapié en una búsqueda que hace referencia a "comprar motosierra eléctrica". Fue realizada en 18 de febrero de 2019, fecha en la que Jesús Mari ya estaba muerto. Con posterioridad, hizo otras consultas relacionadas. Las del 26 de febrero, alrededor de las 6 de la mañana, versaban sobre cómo arreglar el aparato, y más concretamente -una de ellas- con "cómo desatascar una motosierra".

Por último, los agentes han destacado que estas cuestiones que se relacionan con los hechos investigados fueron encontradas en un ordenador que requería contraseña y ésta no estaba apuntada a la vista, como señaló la acusada durante su declaración. Merino intentó sembrar la duda sobre dos personas que -dijo- tenían llave de su casa y podían haber accedido a la computadora: la amiga a la que dio la cabeza de su pareja en una caja y el hermano de la víctima.

Fecha clave: el 11 de abril

El segundo ordenador que había en el domicilio era un portátil cuyo sistema operativo había sido reinstalado a las 11.35 horas del 12 de abril de 2019. En este caso, es tan relevante la acción como la fecha. Lo primero porque la operación conlleva una obvia pérdida de información y lo segundo porque se realizó al día siguiente de que se denunciara la desaparición de la víctima.

Hasta ese momento, Merino había vendido a su entorno que Jesús Mari se había marchado de viaje. Pero ante la ausencia de noticias, un primo del jubilado vasco con el que solía tener contacto frecuente acudió a denunciar el 11 de abril. Es una fecha clave. En ese momento, la acusada se da cuenta de que con toda probabilidad van a registrar su casa y decide deshacerse de la cabeza de Jesús Mari.

Entonces es cuando se produce el famoso episodio de la caja con el cráneo en su interior, que Merino entregó a una amiga bajo el pretexto de que contenía "juguetes sexuales" y le daba vergüenza que los agentes los encontraran. La mujer -según declaró en el juicio- la guardó hasta que se hartó de tenerla en un armario. Carmen no volvía a por ella y decidió abrirla. Habían pasado más de cinco meses.

El 28 de septiembre de 2019, la amiga quiso saber qué había dentro de aquel paquete que la acusada no había tenido interés en recuperar. Su sorpresa fue mayúscula cuando, tras retirar varios envoltorios, se encontró con el macabro "regalo": el cráneo del que fuera su vecino, Jesús María Baranda. Un hallazgo que llevó a la detención de Carmen Merino, acusada del atroz asesinato.

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