
El Mundo
"El Tribunal Constitucional frena el plan de Sánchez para controlarlo". Bustos arremete contra Sánchez. "No concibe negociación de la que el otro no salga humillado. No sabe gobernar para los que no le votan. Jamás maduró lo suficiente para asumir los límites de su voluntad. La única explicación de que llegara a presidente es una atrofia infantil que bloqueó el desarrollo de su órgano de la responsabilidad. Su condición de eunuco moral le permite elevar la tensión hasta niveles de agudeza que los políticos dotados con un par de escrúpulos no pueden alcanzar. Feijóo desde luego no, por fortuna para los que nunca le votarán". Susana Díaz, nunca te lo perdonaremos.
"Se apagarán los chillidos en la corte mediática de Pedro el Minúsculo. Se identificará el origen del ruido en la mutación populista del PSOE a partir de la censura de la mano de la sedición. Y se recordará a los seis jueces que bajo amenaza decidieron defender a los modestos copropietarios del 78". Con un par. Los jueces conservadores han hecho el papel de Juan Carlos I el 23 F para parar el golpe de Estado de Sánchez y su banda.
Dice el editorial que "la decisión del Tribunal Constitucional (TC) de suspender la reforma judicial exprés del Gobierno que el Senado iba a aprobar en su pleno del próximo jueves es una prueba de que el Estado de derecho se impone. El Ejecutivo ha tensado las cuerdas hasta el extremo, pero el TC ha actuado conforme a la ley y a sus atribuciones".
"El choque al que el poder judicial se ha visto abocado con el poder ejecutivo y el legislativo debido al arrollamiento autoritario del Gobierno se inscribe en una estrategia de polarización en la cual la oposición, los jueces y los periodistas críticos son tachados de golpistas. El PSOE ha hecho suyas las posiciones populistas del independentismo y de Pablo Iglesias, contraponiendo democracia y ley. Sus acuerdos con Bildu y ERC están erosionando la mejor convivencia de la que España ha disfrutado. Por ahora, como ocurrió en el procés, los jueces mantienen el baluarte de la Constitución en pie". A ver hasta cuándo.
Le ha echado valor estando como estaban bajo amenaza después de que Bolaños les pusiera una pistola (en sentido figurado, para los tiquismiquis) en la cabeza.
Iñaki Ellakuría dice, con razón, que Pedro no ha perdido. "La presión bolivariana del bloque del Gobierno y su checa mediática al Tribunal Constitucional, para evitar que suspendiera la derogación del delito de sedición y la reforma de la malversación, es una consecuencia inevitable del reparto bipartidista de poderes, en el que muchos de los magistrados participaron ventajosamente durante décadas, libres de remordimientos pero allanando el camino a la crisis actual. Sin esta vieja división entre "conservadores" y "progresistas", que los implicados asumieron como sistémica y, por lo tanto, inevitable, consagrando el obsceno reparto de poltronas entre afines al PSOE o al PP, el golpe a la democracia del 78 que promulga Pedro Sánchez hubiera hallado en el TC un muro de legitimidad constitucional sin fisuras. Incontestable". Pero claro, la votación fue la que fue. Los jueces de la izquierda apoyaron el golpe de Sánchez y los jueces conservadores, que ahora son mayoría, votaron en contra. Y eso es lo que va a utilizar Sánchez de cara a las elecciones. Urge cambiar el sistema de elección de jueces.
Denuncia Maite Rico que "Moncloa ha puesto en marcha una operación de deslegitimación no solo de los jueces (dique último de contención al rodillo Frankenstein), sino del sistema de contrapesos. Y ahí entra el insignificante que compara un recurso de amparo con el golpe de Tejero o las amenazas de un Félix Bolaños, al que se le está poniendo la misma cara de Jack Nicholson en El resplandor. El PSOE ha perdido su perfil institucional para asumir el matonismo de sus socios". Un partido ultra golpista, quién lo iba a decir.
El País
No hay más que leer el periódico golpista del régimen sanchista para ver por dónde va a ir los tiros. "La mayoría conservadora se impone en el Tribunal". "El bloque conservador del Constitucional impide votar en el Senado la reforma sobre su propia renovación". El vocero sanchista no menciona que lo que se votaba era frenar el atropello de Sánchez a la ley. "La izquierda parlamentaria y sus aliados descalificaron sin matices una decisión que temían pero que esperaban que no se produjera. El Gobierno anunció que acatará la resolución pero arremetió contra el Constitucional y afirmó que lo sucedido es de "máxima gravedad". "La situación da lugar a una honda crisis de confianza entre instituciones". El golpe no ha acabado, no ha hecho más que empezar.
El editorial, en la línea del golpe, dice que los políticos están por encima de la ley. "Entramos en terreno desconocido con una intromisión inédita del Constitucional en la autonomía parlamentaria de las Cortes españolas". "Ignora la voluntad de los españoles expresada en las urnas, las mayorías parlamentarias conformadas tras las elecciones y las decisiones legislativas aprobadas en las Cámaras". La voluntad de los españoles no fue que Sánchez pactara con Podemos con quien no podría dormir, ni con los separatistas, a los que no entregaría la gobernabilidad de España, ni con Bildu, con quien jamás de los jamases pactaría. Los españoles no votaron nada de lo que está haciendo Sánchez, Sánchez cometió fraude electoral. Y según la teoría de El País, sí el Parlamento vota matar al Rey, Felipe VI tendría que ser ejecutado.
"La burbuja político-jurídico-mediática de las derechas españolas ha decidido ignorar la gravedad del permanente choque institucional en el que se han instalado desde que las urnas les dieron la espalda". Aquí la única burbuja es la banda de Sánchez con sus terminales mediáticas encabezadas por El País.
"Llegados a este punto, al Gobierno y a las Cortes solo les cabe acatar la decisión del Tribunal Constitucional y utilizar los procedimientos de la democracia —y de la mejor y más impecable técnica jurídica— para hacer cumplir la Constitución y la voluntad de los legisladores ahora cercenada". Pepa, si esperas que ese marrullero de Sánchez haga algo impecable es que no le conoces. O que a ti también te han amenazado.
Pedro Cruz Villalón dice que "en el fondo de la crisis constitucional están los hábitos mentales de los dos grandes partidos acostumbrados a repartirse el CGPJ, descartando cualquier alternativa". Tiene razón, pero el PP ofreció a Sánchez cambiar ese mecanismo infame y Sánchez se negó. También es verdad que Rajoy prometió que lo haría y no cumplió su palabra. "Lo más urgente ahora es interrumpir la alarmante escalada de violencia verbal". Dígaselo a Felipe Sicilia, a Podemos y a Bolaños.
ABC
"El Constitucional suspende el plan de Sánchez". El editorial resume lo que ha ocurrido de forma bastante simple. "El Pleno del Tribunal Constitucional ha acordado paralizar cautelarmente la pretensión del Gobierno de apoderarse del Consejo General del Poder Judicial y del propio TC para satisfacer al independentismo, consolidar su 'asalto' con una mayoría de estricta obediencia a La Moncloa y ejercer un control político total sobre ambas instituciones".
"No es ningún golpe de Estado de jueces contra el Gobierno del progreso y el bienestar. No es ningún 'golpe blando' a la democracia. Y no es un tribunal declarado en rebeldía frente a decisiones del Parlamento, entre otros motivos porque pese a la excepcionalidad de esta medida cautelarísima, el principio de legalidad siempre impera incluso por encima de las mayorías parlamentarias. Y eso es lo que no asume la izquierda". Lo que no asume la izquierda es que haya alguien que no piense como ellos.
"Más preocupante aún es que el Gobierno haya planteado este episodio como una amenaza o una batalla campal para lograr la sumisión del TC". "El Gobierno no solo ha asumido sin disfraces ni matices el discurso del independentismo catalán, sino que ha debilitado al Tribunal para manejarlo a capricho, y además con un choque institucional inédito repleto de acusaciones injustas e inveraces. Y no, el TC no está 'caducado', sino en prórroga. ¿O estaba 'caducada' la expresidenta María Emilia Casas cuando Rodríguez Zapatero prorrogó automáticamente y 'sine die' su mandato para tener un control absoluto sobre la sentencia del Estatuto catalán?", toma bofetada.
Como dice Hugues "por encima de la complicada cuestión jurídica, sutilezas presentadas con trazo muy grueso, se advierte una estrategia de crispación política, de asedio institucional y de salto retórico que nos acerca a otro escenario". Al de los puñetazos. Al tiempo. "Crujen los cimientos del Estado y las viejas formas del 78 desaparecen. Las palabras se afilan, los sentidos se pierden. La ponzoña crece y con ella el ruido". A esto nos ha llevado el PSOE, qué vergüenza.
Ignacio Camacho advierte: "La acusación global de golpismo dirigida contra la oposición, la prensa o los magistrados es el comienzo de una estrategia de tensión electoral cuya clave apunta a la deslegitimación del adversario. Las hipérboles las carga el diablo. Y en España huele ya demasiado a ese azufre que derraman los demonios históricos cuando se los saca del armario". Y todos sabemos a qué demonios históricos se refiere.
Isabel San Sebastián dice que Pablo Iglesias debe estar partido de la risa al ver que Sánchez "ha acabado adoptando su programa, su estrategia, su lenguaje, su violencia". Incluso lo ha superado. "Iglesias ríe, triunfante, a la vez que sube la apuesta, mientras España llora de rabia, de miedo y de impotencia". Sobre todo de miedo, si Bolaños se ha atrevido a amenazar a los jueces con la cárcel, ¿qué no harán con los ciudadanos que no claudican ante el golpe de Sánchez? ¿Acabaremos todos en el paredón?
"¿Cómo no vamos a tener miedo? Van a por todas a calzón 'quitao'. Han traspasado todos los límites y no se detendrán ante nada. El próximo paso es la desobediencia, tal como reclaman los morados, y resulta inevitable recordar a su caudillo afirmando aquello de que «la guillotina es la madre de la democracia». ¿Se refería a una decapitación metafórica del Rey o pensaba en rebanarle la cabeza?". Porque ya nada es descartable.
"Sea como fuere, él es la siguiente pieza a batir en esta voladura acelerada de nuestro edificio constitucional. Y dada la creciente influencia que ejerce Bildu en el club de socios, no resulta en absoluto descabellado ponerse en el peor escenario. La sangre hierve de impotencia a la espera de que las urnas nos den la oportunidad de actuar, si es que nos dejan votar y no es demasiado tarde". Si han conseguido poner todo patas arriba en una semana, qué no harán en el año que les queda en el poder. Y eso, si nos dejan votar.
La Razón
"Un TC fracturado frena la reforma de Sánchez para la renovación exprés del tribunal". Más que fracturado, en guerra abierta. Dice el editorial que "sobre los seis magistrados del Tribunal Constitucional que han frenado la deriva autoritaria del Gobierno de la Nación caerán ahora todos los males del infierno mediático y político que sólo la izquierda española es capaz de desatar contra aquellos, que con la razón y la ley en la mano, se atreven a levantar la voz de la Justicia". Ya te digo, no hay más leer el artículo incendiario de Toni Bolaño escribe en este periódico, en el que arremete contra el PP y los jueces como un podemita de pro. A Trevijano le acusa nada más y nada menos que de "usurpación".
Pero, continúa el editorial, "la sucesión de maniobras, la insólita presión sobre unos magistrados que tenían que decidir en conciencia, guiados por interpretación de la ley, llegando, incluso, al insulto preventivo, demuestra, cuando menos, que los impulsores de una reforma legal que cambia gravemente las reglas de juego a mitad del partido eran conscientes de la improcedencia de su actuación. Han sido, que lo tengan a gala, seis hombres buenos en defensa de la ley y de la democracia española. Con todo, lo peor es el espectáculo de unos jueces ideológicamente próximos a la izquierda gobernante, que han tratado por todos los medios, incluida la amenaza de abandonar el pleno para romper el quorum, de dilatar una decisión jurisdiccional para la que el Constitucional está perfectamente legitimado".
Menos mal que a Abel Hernández le inspira el espíritu de la Navidad. "Digo que no va a pasar nada irreparable. El sanchismo es un fenómeno pasajero. Este extraño Gobierno de coalición ha sido una experiencia política legítima, con más sombras que luces en mi opinión, y antes de un año se someterá, como mandan los cánones, al dictamen de las urnas. No es verosímil que el socialista Pedro Sánchez se resista a soltar el Poder, como temen algunos. Su trayectoria errática no le priva aún, creo, de su condición de demócrata. La alternancia se producirá sin trastornos mayores, aunque sea con algunas estridencias del ala radical".
"Todo se desarrollará en el marco constitucional vigente aceptado por la inmensa mayoría. La Corona seguirá ejerciendo con prudencia –acaso excesiva– su papel moderador". Eso si el ala radical no le corta la cabeza antes del mensaje de Nochebuena. En fin, se agradece un poco de optimismo en medio tanto alarmismo, Abel, pero la cosa pinta bastante mal.


