
La policía ha detenido este miércoles al asesino de Mohamed Abdeselam, el niño de 8 años que fue encontrado muerto el 19 de diciembre en un terraplén próximo a su domicilio en la ciudad de Ceuta. Se trata de un hombre, de 34 años y ajeno al entorno familiar, que tenía antecedentes por agresión sexual.
El arrestado -ceutí- se ha venido a abajo en dependencias policiales. Una vez ha tenido conocimiento de los avances de la investigación y los indicios que había contra él, ha terminado confesando. Los movimientos captados por las cámaras de seguridad eran compatibles con la autoría del crimen.
"Se ha derrumbado", indican fuentes cercanas al caso a LD. Posteriormente, los agentes han efectuado el registro de su domicilio. "Ha sido todo muy rápido", nos indican. El asesino confeso (al que vemos en la imagen) ha salido de su vivienda tapado con una manta azul, mientras los vecinos le increpaban.
Los investigadores trabajaban con la hipótesis de la agresión sexual y estudiaron bien a las personas que tenían ese tipo de antecedentes. El cuerpo del pequeño, que falleció de un fuerte golpe en la cabeza, fue hallado "desnudo de cintura para abajo". El crimen conmocionó a los vecinos de esta ciudad autónoma de apenas 85.000 habitantes.
La desaparición de Mohamed
El menor salió de casa el domingo 18 de diciembre por la tarde para jugar al fútbol con unos amigos. De hecho, se sospechó que pudiera haberlo asesinado alguien de su entorno. En ese momento, el mundo entero miraba a Qatar donde Francia y Argentina se disputaban la copa del Mundial. Pasadas las 19:30 horas, viendo que el pequeño -el menor de cuatro hermanos- no regresaba, su padre salió a buscarle. No lo encontró.
Alrededor de la una de la madrugada, ante la ausencia de noticias de Mohamed, su familia acudió a las dependencias de la Jefatura Superior de Policía para poner la denuncia por desaparición. Inmediatamente la policía activó la búsqueda, pero no es hasta las ocho de la mañana del lunes, con la luz del día, cuando encuentran su cadáver.
Estaba semioculto, entre la maleza, en una zona poco iluminada ubicada bajo una pendiente que hay tras el polideportivo donde el pequeño solía jugar al fútbol. El cuerpo del niño presentaba magulladuras y un golpe en la cabeza. Daños que podrían ser compatibles con la hipótesis del accidente, pero había otros elementos que indicaban la implicación de terceras personas en su muerte.
Una muerte violenta
El cadáver del niño fue encontrado el 19 de diciembre en un terraplén cercano a su vivienda, en la barriada de Loma Colmenar. "No habrá ni 500 metros", informaron fuentes policiales a LD, que prefirieron ser cautas a la hora de pronunciarse sobre lo que ha podido ocurrir.
"Aquí no pasan estas cosas, otras sí... Pero no esto", señaló. "Estamos cerca de la frontera y cuando desaparece un menor, suele ser porque el padre o la madre se lo lleva a Marruecos". De sus palabras se deducía que investigaban una posible muerta violenta. Unos días más tarde lo confirmaban el informe preliminar de la autopsia.
El menor "fue golpeado con un objeto contundente y romo en la cabeza". Se cumplían entonces los peores pronósticos de la familia del menor. "Gente normal, trabajadora", nos aseguraron fuentes policiales. Ellos siempre tuvieron claro que la muerte del pequeño no había sido accidental.
Los investigadores trabajaban sobre la hipótesis del móvil sexual. El cuerpo sin vida de Mohamed apareció "desnudo de cintura para abajo", oculto entre la maleza, en la parte baja de una pendiente. La chaqueta de Mohamed se halló colocada en las ramas de un árbol, junto a su cadáver, "como indicando dónde estaba".


