
Estupor en el independentismo. Pasadas las cuatro de la tarde saltaban todas las alarmas en las sedes de Junts per Catalunya (JxCat) y ERC. Trascendía que los comunes de Ada Colau aceptaban votar a favor del socialista Jaume Collboni y no estar en el gobierno de la ciudad de Barcelona. Esa era la condición que había puesto el PP, encabezado por Daniel Sirera, para votar al alcaldable socialista y desbaratar el frente independentista en la capital catalana.
Durante la mañana, JxCat y ERC habían sometido a sus militantes el acuerdo alcanzado para que Xavier Trias fuera alcalde y Ernest Maragall, teniente de alcalde. Los posconvergentes de Puigdemont cedían a los republicanos dos de las seis tenencias de alcaldía así como tres de los diez distritos. Las direcciones y las bases de los dos partidos separastistas habían dado el visto bueno al pacto. Tras haber roto el gobierno de la Generalidad hace ocho meses, republicanos y posconvergentes se disponían a repartirse el poder en el Ayuntamiento de Barcelona como buenos hermanos en una reedición de ese frente unitario del separatismo.
Pero también comenzaba a percibirse en el ambiente municipal un cambio. Ada Colau y sus concejales emitían señales favorables a Collboni y suavizaban su veto al PP. Por su parte, el PP también matizaba su rechazo a los comunes. Podía haber un espacio de entendimiento que evitara que el partido de Puigdemont se hiciera con el gobierno de la capital catalana. La pelota pasaba al tejado del PP, partido clave para cerrar el paso al separatismo en Barcelona.
Durante los últimos días se daba por descontado que Trias accedería a la alcaldía, dada la posición inamovible de Colau y los suyos. El veto al PP era absoluto mientras el PSOE trataba de influir en Madrid en Yolanda Díaz para que convenciera a Colau de que diera un paso a un lado en Barcelona y facilitara un gobierno de Collboni con el apoyo en la investidura del PP. También se presionaba al PP, partido al que se acusó en medios afines a Pedro Sánchez de preferir a un alcalde de la cuerda del golpista Puigdemont que a un "constitucionalista", en alusión un tanto exagerada a Collboni.
Trias y Colau, a la oposición
Los comunes insistían en un tripartito de izquierdas con ERC y el PSC, pero los republicanos no querían negociar nada con los socialistas. Ernest Maragall no salió con buen pie del PSC y la "idea" de Colau de repartirse la alcaldía con él y con Collboni no era del agrado de nadie. A última hora del viernes comenzaban a encajar las piezas de otro pacto. Los comunes aceptaban quedar fuera del gobierno municipal y votar a Collboni. Eso abría las puertas de par en par al apoyo de Sirera, cuyo partido estaba a un paso de conseguir un doble objetivo: apartar a Trias y también a Colau.
Por su parte, los comunes pretenden entrar más adelante en el gobierno de la ciudad y que también lo haga ERC. En el comunicado en el que anunciaba su apoyo a Collboni, reprochaban al PSC que no hubiera hecho "ningún movimiento" para lograr un gobierno de izquierdas con ERC y afirman que votan al candidato socialista para impedir que Junts "extienda una alfombra roja a los grupos de presión y a los sectores favorables a las políticas de derechas".
También remarcan que su decisión se ha adoptado sin llegar a un acuerdo previo ni con el PSC ni mucho menos con el PP. La intención es que Collboni rectifique cuando constate que con sus diez concejales está en una minoría que hace imposible la gobernación de la ciudad. Y ahí es donde los comunes tratarán de forzar su reingreso en el gobierno municipal.
Sea como fuere, Trias, cabeza de la lista más votada y con once concejales, ha sido fulminado en los minutos previos a la constitución del Ayuntamiento. Su acuerdo con ERC (5 concejales) no suma frente a los diez de Collboni, los nueve de Colau y los cuatro del PP. Vox, con dos concejales, ha decidido no prestar sus votos al PSC. Doce años después, los socialistas recuperan la vara de mando de Barcelona.
Futuro incierto para Colau. Se especula con un rápido abandono de la política municipal. No es previsible que la ya exalcaldesa se quede en el Consistorio condal para ejercer la oposición. Tampoco lo es que Trias mantenga su acta de edil. Ganó las elecciones y durante muchos días se daba por descontado que sería alcalde, pero sobre la campana tanto Sirera como Colau han cercenado las opciones del candidato de Junts que ocultó sus siglas durante la campaña para sacarlas la noche del 28 de mayo. Dijo que se presentaba para ser alcalde, no jefe de la oposición. También se da por segura la retirada de Ernest Maragall.
A las seis menos cuarto de la tarde, Collboni resultaba proclamado alcalde con 23 votos frente a los 16 de Trias. El nuevo alcalde prometía el cargo y se le entregaba la vara y el fajín de primer edil de la capital de Cataluña.
En su intervención, Gonzalo de Oro dijo representar a "la Barcelona que madruga" y ha lanzado un guiño a Ciudadanos y Valents al asegurar que tratará de representar a los ciudadanos que votaron a esos partidos que quedaron fuera del Ayuntamiento. "Con Vox no valen tacticismos como los que hemos visto aquí en los últimos minutos", dijo en alusión al PP y Barcelona en Comú.
Daniel Sirera dijo haber cumplido su doble objetivo, que ni Colau ni un separatista gobiernen Barcelona. Del nuevo alcalde dijo que "no es separatista, quiere Barcelona y se compromete a trabajar por la mejor Barcelona". "A un mes de las elecciones generales no ha sido fácil para nosotros apoyar a un candidato socialista, pero siempre dijimos que por encima estaban los intereses de Barcelona", dijo para justificar su voto a favor de Collboni.
Ernest Maragall aseguró que "este pleno no tiene nada que ver con Barcelona, tiene que ver con el poder", un reproche directo al PSC, su expartido. También defendió su acuerdo con Trias, que defendió de "cambio, progreso y bienestar". Además, auguró que la ciudadanía "pasará factura a este espectáculo de un pacto entre socialistas, comunes y populares".
Acto seguido, turno para Colau, que arremetió contra Vox. También dijo que no habían participado en ningún pacto previo. "Veníamos sin saber lo que iba a pasar en este pleno". "Vamos directos a la oposición, pero no porque lo quiera el PP sino porque lo hemos decidido nosotros", añadió la exalcaldesa de Barcelona. "Nosotros teníamos la responsabilidad de evitar un gobierno de Junts porque Trias se presentó diciendo que desmontaría toda nuestra obra de gobierno", abundó Colau para justificar su posición. "La Convergencia del 3% no podía volver a gobernar Barcelona" y "hemos votado a Collboni sin entusiasmo, por el mal menor". También abogó por el "derecho a decidir", dijo que su voto era "estrictamente en clave de ciudad, no de país" y auguró un mandato complicado para el PSC "porque es imposible gobernar Barcelona con solo diez concejales".
Trias, destrozado, pierde los papeles
Laia Bonet intervino en nombre del PSC, que dijo que la elección del alcalde había sido "incierta" hasta el último minuto. Xavier Trias, por su parte, admitió que se había preparado un discurso totalmente diferente. Agradeció a ERC su actitud y dijo que "la operación que se ha producido hoy no es una casualidad, es la tercera vez que pasa. Primero se intentó destruirme en 2015. En 2019, ganó Maragall y unas fuerzas (Valls) impidieron que fuera el alcalde. Y hoy, ustedes, Collboni, Sirera y Colau, hacen un mal favor a la ciudad y al país. Saben que no es verdad lo que dicen, que explican mentiras. Saben que cuando he sido alcalde he sido alcalde de todos, no de los independentistas". "Ustedes crean un mal ambiente, una situación difícil. Yo dije que si no salía alcalde, que os den a todos, se equivocan y hacen las cosas mal y tonterías. Se equivocan tanto que no se atreven a mirarme a la cara, les da vergüenza". Anunció además que se irá a casa. Collboni cerró el abrupto pleno de constitución del Consistorio con vaguedades sobre sus orígenes. "Yo soy un 'noi' del 'Baix Guinardó'".
La jugada maestra le salió al PSC. Desde el 28-M dejó que Trias se creyera alcalde con el apoyo de ERC. No había recorrido para una alternativa. Colau y el PP eran incompatibles. Sin embargo, en los minutos del descuento, el PSC presionó a los comunes y les condujo hacia la oposición, condición indispensable que exigía el PP para darle su voto. Sin ruido, sin alharacas, sin declaraciones constantes y altisonantes, los socialistas se agenciaron la alcaldía de Barcelona en detrimento del frente unitario entre JxCat y ERC. Trias y Colau han acabado siendo los grandes derrotados de las elecciones. La exalcaldesa fracasó en las urnas. Trias venía lastrado de casa por Puigdemont. Pretendió hacer creer a los electorales que no era independentista, que nada tenía que ver con Junts per Cataluña. No ha colado.
Lérida y Tarragona, también del PSC
El PSC ha recuperado también las alcaldías de Tarragona y Lérida. En la primera será alcalde, Rubén Viñuales, ex de Ciudadanos pasado al PSC, y en la segunda, el socialista Félix Larrosa, gracias a la incapacidad de ERC y Junts de articular un pacto. Un acuerdo independentista sí que ha sido posible en Gerona, donde gobernará Lluc Salellas, de la CUP, merced a un tripartito con ERC y Junts. La lista más votada fue la del PSC.
Badalona y Castelldefels, bastiones del PP
Los populares Xavier García Albiol y Manu Reyes serán alcaldes de Badalona y Castelldefels, las dos ciudades más grandes en poder del partido de Alberto Núñez Feijóo. Y las socialistas Núria Marín y Núria Parlón han revalidado su mandato en Hospitalet y Santa Coloma de Gramenet, donde fracasó Gabriel Rufián.
Ultraderecha separatista en Ripoll
La jornada también ha quedado marcada por la incapacidad de los independentistas de arbitrar un acuerdo en la localidad gerundense de Ripoll, donde uno de cada tres votantes lo hizo por un partido ultraderechista y separatista, Aliança Catalana.

