El PP, Vox, UPN y CC han sumado casi 11,3 millones de votos —11.292.066 papeletas—. El bloque que lidera Pedro Sánchez con el PSOE, Sumar, Bildu, ERC, BNG, PNV y ahora hasta Junts suma 12.391.964 votos. Eso sí: de ellos, 1,2 millones proceden de los partidos de Otegi, Junqueras y Puigdemont. Porque sin ellos, su voto es inferior al de la derecha.
Y es que, pese a la imagen que pretende trasladar el PSOE, es la derecha la que ha subido con claridad, aunque no haya conseguido traducir todo su ascenso a escaños. Los datos de ascenso son rotundos. El PP ha ganado este pasado 23-J un total de 3.044.800 votos. Vox, por su parte, ha perdido 623.235 votos, pero la unión de los dos partidos arroja un resultado de 11.125.584 votos.
Por su parte, la izquierda ha tenido el siguiente resultado. El PSOE ha ganado 968.771 votos. Y Sumar se ha dejado en el camino 664.468 con respecto a la era Podemos. Con ello, la suma de las dos formaciones se eleva a 10.774.976, claramente por debajo de la derecha —más de 350.000 votos de diferencia a favor de los constitucionalistas— y en claro descenso.
Y la cosa va a más si se observa el retroceso de los separatistas. En el campo catalán, ERC (-415.913), Junts (-140.677) y las CUP (-148.896) acumulan un retroceso de 705.486 votos. Y en el área vasca Bildu (+55.741) y el PNV (-103.220) arrojan un retroceso conjunto de 47.479 votos perdidos. El separatismo gallego si gana voto —BNG (+31.871)—, pero ello no evita que el bloque no constitucionalista registre una pérdida conjunta de casi medio millón —cae 416.791 votos— mientras que el constitucionalismo ha ganado 2.421.565 votos.
Esa es la tendencia real. Cosa distinta es si todo ese voto se ha convertido en escaños o no, pero la tendencia de los españoles está clara. Y no es la que pretenden mostrar Pedro Sánchez y los separatistas. Es justo la contraria.
Blanquear a Puigdemont
A partir de ahí, Sánchez ha puesto ya rumbo definitivo a un pacto con todos los separatistas y proetarras. Pero lo ha hecho por salvar su presidencia. No porque sea el mensaje electoral. De hecho, a toda prisa el PSC se ha puesto manos a la obra en su labor de allanar el camino hacia un pacto entre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont. Desde la rama catalana del PSOE se ha dado comienzo ya la inyección de mensajes en favor de Junts y de consignas comprensivas con su labor —básicamente, la de acabar con la unidad de España y la Constitución—.
La principal encargada de esta campaña de imagen está siendo la portavoz del Grupo Parlamentario de los socialistas en el legislativo catalán —Grup Socialistes i Units per Avançar—, Alícia Romero. La socialista ha empezado a marcar ya un argumentario basado en que "la investidura de Pedro Sánchez debe llegar a buen puerto", que debe mostrarse "todo el respeto a Junts y sus decisiones", y que lo que salga de esas negociaciones será decisivo para Cataluña. Pero lo han hecho por decisión expresa de Sánchez, porque todas las formaciones implicadas, salvo Bildu y el BNG, han perdido voto el 23-J.
Pacto con Bildu en Navarra
Igual que ha ocurrido en Navarra, donde los socialistas, como era de esperar y ya pasado el espejo del 23-J, caminan hacia un pacto con Bildu en el Gobierno foral. No ocultan que prefieren depender de los proetarras porque, según ellos, UPN les ha "menospreciado e insultado" en la campaña, tal y como argumentan desde las filas socialistas. Pero lo cierto es que UPN les ha tendido la mano para gobernar sin apoyarse en separatistas y proetarras, pero los socialistas lo tienen claro: buscan un cierre del acuerdo de Gobierno la próxima semana de la mano de separatistas, comunistas y proetarras.
De nuevo, porque quiere Pedro Sánchez: no porque las elecciones hayan arrojado un apoyo creciente separatismo o al bloque de izquierdas o no constitucionalistas.