
El movimiento que nació para aglutinar a la izquierda se resquebraja antes de su puesta de largo. Sin haber celebrado todavía su asamblea constitutiva, prevista para el próximo 23 de marzo, Yolanda Díaz no solo ha perdido ya a los diputados de Podemos -fugados del grupo parlamentario-, sino que también ha obtenido el no de Compromís de cara a la formación de su ejecutiva.
El nacionalismo nunca desperdicia la oportunidad de pelearse entre sí. Esta semana han sido los valencianos quienes han querido ponerse a la cabeza en la competición identitaria. Àgueda Micó, portavoz de Compromís en el Congreso, ha recalcado en rueda de prensa que Sumar es un partido y ellos, otro. Que una cosa es que colaboren para las elecciones generales y cuestión distinta es que vayan a fusionarse.
Los de Joan Baldoví no quieren que Valencia perciba sumisión de Compromís a Sumar y, por eso, intentan transmitir un mensaje de equidad entre ambas formaciones y le recuerdan a Yolanda Díaz que quieren que sea su proyecto el que impere en "el País Valenciano" y que se rigen, exclusivamente, por una "obediencia valenciana".
La líder de Sumar clamó en su presentación de Magariños que no era de nadie y que estaba "cansada de tutelas". Meses después de aquellas palabras, parece que no es la única.
