
Carles Puigdemont se esfumó delante de medio millar de agentes de los Mossos d'Esquadra. Sucedió el pasado 8 de agosto, el día de la investidura de Salvador Illa, que ya antes de ser nombrado presidente de la Generalidad dijo que el director general de la policía catalana sería el ínclito Josep Lluís Trapero. Todavía no ha tomado posesión del cargo, pero La Vanguardia ya le atribuye un milagro, la detención de un ladrón en el aparcamiento subterráneo de la plaza de Cataluña, el pleno centro de Barcelona.
Trapero, el mismo que estaba de fiesta con Puigdemont en Cadaqués antes del golpe de Estado, el que evitó cumplir las órdenes judiciales para impedir el referéndum ilegal del 1-O y que se negó a aceptar el mando del coronel de la Guardia Civil Pérez de los Cobos está a punto de ocupar el cargo de director general de los Mossos, un puesto político, el segundo de la consejera de Interior Núria Parlon.
Es lo prometido por Salvador Illa y lo que en principio se debe producir en los próximos días. Los Mossos están en una situación crítica tras el esperpento de la fuga de Puigdemont y han quedado absolutamente desacreditados, pero Trapero viene con las pilas cargadas y dispuesto a restaurar el honor del cuerpo tras haber estado un par de años en el ostracismo.
Que está en plena forma lo afirma La Vanguardia, medio que ha explicado que Trapero y su guardaespaldas han detenido a dos ladrones en un aparcamiento. Los delincuentes habían reventado los cristales de un coche y habían robado objetos del interior. Pero Trapero y su escolta procedieron con suma diligencia al arresto de uno de los cacos.
El relato del diario barcelonés es trepidante. Arranca así: "Poco se podía imaginar el ladrón multirreincidente de nacionalidad chilena y especializado en robo con fuerza en interior de vehículos de parkings, que ayer su destino se cruzaría con el mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, y uno de sus escoltas".
A continuación se explica que "caminaban los dos policías por una de las plantas del estacionamiento de la plaza de Cataluña cuando descubrieron a dos hombres aparecer de entre los coches y arrancar a correr cuando se sintieron descubiertos. Sin mediar palabra, los policías corrieron tras el que cargaba una mochila negra, tras ver que uno de los vehículos presentaba la luna trasera rota. Le alcanzaron y el hombre, sin mostrar resistencia acertó a gritar: "Qué mala suerte"".
Pues sí, cáspita. Y: "El mayor, de paisano, le registró, leyó los derechos y detuvo con su escolta. Una patrulla de los Mossos trasladó al detenido a comisaría y la noticia corrió como la pólvora. Las víctimas pudieron recuperar sus pertenencias. La anterior detención, que se sepa, del que será nuevo director de la policía fue la de Remedios Sánchez, la asesina de ancianas, en el 2006".
Trapero está dispuesto a elevar la moral de la tropa tras el episodio de Puigdemont y cuenta para ello con su pericia policial y con el concurso de sus promotores mediáticos. Acaba de detener a un ladrón en un aparcamiento. ¡Tiembla Puigdemont! A Trapero no le engaña ni el mago Pop.

