La magistrada izquierdista del Tribunal Supremo y candidata a la presidencia de la Sala Penal, Ana Ferrer, ha copiado el programa de Cándido Conde-Pumpido presentándolo como modelo de imparcialidad.
Ferrer compareció este martes ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) durante algo más de 12 minutos para presentar su programa como candidata a presidir la Sala Segunda del Alto Tribunal junto al otro candidato, el magistrado Andrés Martínez Arrieta. Conde-Pumpido que actualmente preside el Tribunal Constitucional, optó sin éxito a la presidencia de la Sala Segunda en 2014.
Durante su exposición, Ana Ferrer presentó sus propuestas de cara a presidir la Sala que deja en próximas fechas el magistrado Manuel Marchena después de 10 años en el cargo. La magistrada izquierdista expuso su intención de garantizar la seguridad jurídica de la Sala Penal del Supremo, planteando un sistema de detección de contradicciones ágil, así como potenciar la imparcialidad en la denominada Sala de aforados planteando diferenciar dos salas: una de admisión, para designar instructor y que se ocupe de la petición de suplicatorio; y otra de enjuiciamiento.
En la misma línea, proponía que se conozcan y publiquen con antelación tanto las normas de reparto como la composición de cada una de las secciones y salas que se formen internamente en la Sala de lo Penal para despachar asuntos. Y ello para evitar "el riesgo de sospecha de que, en algunos casos, se puedan constituir salas 'ad hoc'". En este sentido, planteaba desarrollar una aplicación informática para el reparto de las ponencias de la sentencias con el objetivo de dotar al Supremo de "mayor transparencia".
Por último, apostaba por diluir el "presidencialismo" de la Sala Segunda, impulsar medidas de agilización procesal o renovar el Gabinete técnico para que coordine de mejor forma la labor que realiza cada sección de la Sala Segunda. Además, dejaba un recado a su compañero y también candidato a la presidencia de la Sala Segunda Martínez Arrieta que debe jubilarse en dos años al afirmar que es necesaria "una presidencia estable".
De esta forma, Ferrer copiaba gran parte del programa de su amigo Cándido Conde-Pumpido cuando ´éste optó infructuosamente a la presidencia de la Sala Segunda del Supremo en el 2014.
Conde-Pumpido propuso igualmente una serie de reformas dirigidas a evitar que los magistrados encargados de admitir causas con aforados no sean los mismos que les juzguen y la creación de una sala, integrada por el presidente y los tres más antiguos, que coordine para evitar contradicciones en la jurisprudencia.
El actual presidente del TC también destacó en 2014 la importancia de mejorar la seguridad jurídica del Alto Tribunal, para lo que proponía crear la mencionada sección de coordinación y un grupo de trabajo dentro del gabinete técnico del tribunal que detecte contradicciones en el ámbito jurisprudencial.
Por último, al igual que Ferrer proponía un nuevo sistema de reparto para mejorar el enjuiciamiento a aforados, pese a considerar que estos asuntos son "residuales" si se tiene en cuenta el volumen total de trabajo en el Supremo.
Las propuestas de Martínez Arrieta
El magistrado Andrés Martínez Arrieta, nº 1 en el escalafón de la carrera judicial y principal favorito a suceder a Manuel Marchena como presidente de la Sala de lo Penal, ha reivindicado su trayectoria profesional, con más de 35 años en el Supremo. Sobre su plan de actuación como presidente de la Sala Segunda, prometía acomodarlo a los 2 años y medio que le quedan hasta jubilarse.
Por un lado, abogaba por "mantener las excepcionales relaciones personales" entre magistrados y "la estructura organizativa", bien en Pleno de sus 15 magistrados, bien en dos secciones de 7 magistrados cada una, que ha propiciado más de 100 sentencias de unificación de doctrina para "garantizar la igualdad de los ciudadanos ante la ley". No obstante, prometía "modular el régimen de admisiones", sobre todo a partir de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), así como fortalecer la jurisprudencia interna y externa "estableciendo puntos de control y conexión", y abordar asimismo "el problema de las cuestiones de competencia".
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