Juana Rivas vuelve a la carga y se resiste a entregar a su hijo menor a falta de 24 horas para que expire el plazo
La ya condenada por sustracción vuelve a denunciar el supuesto maltrato del padre a pesar de que los Servicios Sociales y la Justicia lo descartaron.
Juana Rivas, ya condenada en 2018 por secuestrar a sus hijos, vuelve a negarse ahora a entregar al pequeño al padre, después de que el menor haya pasado en España las vacaciones de Navidad. En un intento desesperado, antes de que este miércoles concluya el plazo dado por la Justicia italiana, su representante legal se ha personado esta mañana en el Juzgado Número 10 de Granada para solicitar medidas cautelares y pedir que se le escuche antes de tomar ninguna decisión. Además, denuncia que "Arcuri ha enviado a Juana varios mensajes intimidatorios" y la ha sometido a un "constante acoso telefónico, intentando contactar con ella hasta en más de 40 ocasiones en una semana".
Según defiende, el niño se encuentra "en una situación de grave riesgo", en alusión al escrito de procesamiento de la Fiscalía de Cagliari contra su ex, Francesco Arcuri, por presunto maltrato a sus hijos. Sin embargo, la realidad es que, en enero de 2023, fue la propia Justicia italiana la que decidió concederle a él la custodia de los menores después de que los propios Servicios Sociales certificaran que "este servicio nunca ha detectado maltrato alguno por parte del Sr. Arcuri" y después de que la propia jueza describiera a Rivas como una mujer con un "funcionamiento psíquico severamente patológico", que manifestaba "grandes habilidades manipuladoras hacia los menores".
Precisamente por eso, la Corte de Apelación de Cagliari ha optado por hacer oídos sordos a la última solicitud de la madre, indicándole que no ha lugar a la misma y que, por tanto, el menor "debe volver a Italia con su padre", con fecha límite de este miércoles, 8 de enero. A la espera de que ver si la Justicia española acepta esta última maniobra, la gran pregunta es si, en caso de que no sea así, Rivas volverá a incurrir en el mismo delito por el que fue condenada. "Ella sabrá lo que está haciendo, con un indulto conficionado a que no cometa otro delito de la misma naturaleza", dicen a LD fuentes del entorno de Arcuri.
El procesamiento de Arcuri
El procesamiento de Arcuri, tal y como explicó el mes pasado Libertad Digital, responde única y exclusivamente al criterio de la Fiscalía, que en Italia es quien lleva el peso de la instrucción. Hasta ahora, el Ministerio Público, representado por Gaetano Porcu., nunca se había posicionado a favor de Rivas. De hecho, el fiscal siempre negó haber encontrado daños reales en los menores en las decenas de ocasiones en las que su madre les llevó al hospital, cuando acudía a visitarles a Cerdeña, e incluso llegó a dar orden a los Carabinieri de que no le trasladaran más partes de lesiones sin que se aportaran pruebas de las mismas.
Precisamente por eso, las fuentes consultadas por LD solo explican este vuelco en el cambio de representante de la Fiscalía, una vez que Sergio di Nicola ha tomado el relevo a Porcu al frente de la misma. En todo caso, ahora serán los jueces los que tendrán la última palabra y, tal y como ha podido saber LD, será la misma sala que ya archivó hechos similares en 2020 la que analice tanto el escrito de la Fiscalía, como las pruebas que solicitará la defensa de Arcuri.
¿Alienación parental?
El equipo jurídico de Rivas asegura que, al llegar a España, el niño había "relatado que su padre le coacciona y amenaza". De ahí, que hayan cursado denuncia tanto en Málaga como en la jurisdicción penal italiana. Según defienden, el menor "tiene un miedo terrible a su padre y que teme por su propia vida si vuelve a Italia con él", por lo que solicitan que pueda quedarse a "vivir en España con su madre y hermano" mayor, Gabriel.
A lo largo de estos años, este último ha denunciado reiteradamente los supuestos malos tratos sufridos a manos de su padre. En 2018, el diario ABC incluso recibió una carta teóricamente escrita por él en la que llegaba a decir que tenía miedo de que su padre les matase. Sin embargo, ni psicólogos ni jueces han dado nunca credibilidad a tales acusaciones, porque jamás se han encontrado pruebas, porque su actitud nunca ha casado con sus palabras y porque ha quedado constatado que el secuestro perpetrado por Juana Rivas —por el que fue condenada en sentencia firme— "favoreció la estructuración de un proceso de alienación de la figura paterna".
Según los Servicios Sociales, además, esta situación generaba en el padre "una enorme dificultad en la gestión de las relaciones con los niños", porque cualquier palabra o actitud o comportamiento venía "instrumentalizado y manipulado" y corría el riesgo de que todo lo que dijera e hiciera fuera utilizado en su contra. De hecho, y más allá de lo que ahora determine la Justicia italiana, lo que es un hecho es que la relación entre Arcuri y Gabriel se encontraba ya muy deteriorada.
La confesión de Daniel
Capítulo aparte merecen los vídeos y mensajes que Rivas pretendió usar contra Francesco Arcuri para conseguir la custodia del pequeño Daniel. "Me obligó a hacer vídeos, me obligó a decir que quiero vivir allí (en Granada), pero yo no quiero vivir allí, yo quiero vivir aquí", decía insistentemente el menor, quien, además, relató a los profesionales que siguen su caso en Italia que su madre había aprovechado las vacaciones de verano para llevarle a varias psicólogas para tratar de predisponerle contra su padre.
Al no conseguirlo, una vez que el menor ya estaba en Carloforte, Rivas presentó unas capturas de pantalla de supuestos mensajes de su hijo pequeño, en los que éste le pedía ayuda "frente a una escalada de conductas cada vez más graves" por parte de su exmarido. La jueza rechazó, sin embargo, tales pruebas, tras pedirle a uno de los educadores que hablase con el menor para indagar si era cierto. El niño aseguró entonces "que él no había escrito tales mensajes, que en realidad habían sido escritos por la madre, usando aplicaciones y el sistema de capturas de pantalla para cambiar las fechas".
Con todo, la Justicia italiana corroboró finalmente que Juana Rivas no solo dificulta la "relación afectiva con el padre", sino que, además, "mina la serenidad" de sus hijos, sobre los que ejerce un "profundo daño psicológico". Por eso, con el fin de limitarlo al máximo posible, no solo le otorgó la custodia a Francesco Arcuri, sino que, además, limitó las visitas de la madre, de tal manera que determinó que Rivas podría verle "exclusivamente en Cerdeña" para evitar que le siguiera llevando a psicólogas de parte que pudieran hacerle interiorizar unos malos tratos y unos abusos que la Justicia italiana consideraba que jamás habrían existido.
Según ha podido saber Libertad Digital, en el último año las visitas de Rivas a su hijo pequeño han sido mucho menos de las que cabría esperar. Sin embargo, el hijo mayor vive con ella, por lo que la defensa de Arcuri sostendrá que su testimonio puede estar más viciado si cabe de lo que ya lo estaba cuando la Justicia italiana le dio a él la custodia. Sea como fuere, serán los jueces los que tendrán la última palabra, tras tomar declaración tanto a Arcuri, como a su hijo pequeño, algo que, durante la instrucción —debido a las diferencias entre el sistema español y el italiano— no habría sucedido.
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