
El caso de Juana Rivas vuelve a reabrirse casi siete años después de ser condenada por secuestrar a sus hijos y ya amenaza con convertirse en el nuevo caballo de batalla de la izquierda política y mediática. A pesar de la sentencia de la Justicia española y de la decisión de los tribunales italianos de otorgar la custodia al padre —rechazando de plano cualquier atisbo de maltrato por su parte—, la de Maracena ha conseguido que una juez de guardia paralice ahora el regreso del pequeño Daniel a Cagliari, tras denunciar que el menor "tiene un miedo terrible a su padre y que teme por su propia vida si vuelve a Italia" después de las vacaciones de Navidad.
El abogado de Francesco Arcuri en España, Enrique Zambrano, advierte de que se trata de una "conducta cíclica y clonada" y recuerda que no es la primera vez que Rivas coacciona al menor para que denuncie algo parecido. No en vano, la propia jueza italiana ya la describió en su día como una mujer con un "funcionamiento psíquico severamente patológico" y "grandes habilidades manipuladoras hacia los menores.
Aun así, el Juzgado de Instrucción número 4 de Granada califica ahora su relato de "serio y convincente" y ha optado por retrasar la entrega del menor, instando a que sea el Juzgado de Violencia sobre la Mujer, en el que Rivas ya había interpuesto hace días una nueva denuncia por malos tratos, el que tenga la última palabra. "Es algo insólito e irregular", insiste Zambrano, quien, además, recuerda que dicha denuncia fue inmediatamente archivada. Se da la circunstancia, no obstante, de que la propia Rivas presentó un recurso de reforma, por lo que todavía tiene una oportunidad.
Nueva campaña de presión a los jueces
"La lógica dice que, si ya ha archivado la denuncia, lo volverá a hacer, pero no se puede pasar por alto la presión política y mediática", advierte el letrado. Y lo cierto es que, en las últimas horas, todos los satélites de la izquierda que en su día defendieron a Rivas —a pesar de que el pequeño Daniel llegó a reconocer que su madre le obligó a hacer vídeos y a decir que quería vivir en España cuando no era así— han vuelto a la carga.
"Daniel se queda, se queda con Juana. Por fin la jueza de guardia le ha escuchado y ha actuado en defensa del interés superior de este niño protegiendo sus derechos. Gracias al feminismo que organizándose hace posible lo que parecía imposible", escribía la exministra Irene Montero nada más conocer la decisión. "Daniel, el hijo de Juana Rivas, está en peligro. El Estado español debe actual para proteger su vida. Tanto la Justicia como el Gobierno", añadía este miércoles la portavoz de Podemos, Isa Serra, apelando directamente a la jueza "para que el niño se quede para siempre con su madre".
La actual ministra de Igualdad, la socialista Ana Redondo, tampoco se quedaba atrás. "Un maltratador nunca es un buen padre", llegaba a decir en su cuenta de X, condenando de antemano a un padre, al que, sin embargo, tanto los jueces como los Servicios Sociales que han examinado a los menores han dejado siempre fuera de toda duda.
El interés superior del menor consiste en escuchar al hijo de Juana, tener en cuenta su opinión, garantizar su seguridad e impedir que conviva con un maltratador. Un maltratador nunca es un buen padre.
— Ana Redondo (@_anaredondo_) January 8, 2025
El procesamiento de Arcuri en Italia
El comodín al que ahora se aferra la defensa de Juana Rivas pasa por su nuevo procesamiento en Italia por una última denuncia de malos tratos que, tras el cambio de representante de la Fiscalía, fue admitida a trámite. A diferencia de lo que sucede en España, en Italia, es el Ministerio Público el que comanda la instrucción de los casos, una instrucción en la que ni se ha escuchado al menor ni se ha permitido al padre solicitar la práctica de determinadas diligencias, algo que se hace una vez que se confirma el procesamiento. La última palabra, no obstante, la tendrá un tribunal y, según la defensa de Arcuri, será la misma sala que ya archivó hechos similares en 2020
A lo largo de estos años, su hijo mayor, que vive con Juana Rivas en España desde que cumplió los 18, ha denunciado reiteradamente los supuestos malos tratos sufridos a manos de su padre. En 2018, el diario ABC incluso recibió una carta teóricamente escrita por él en la que llegaba a decir que tenía miedo de que su padre les matase. Sin embargo, ni psicólogos ni jueces han dado nunca credibilidad a tales acusaciones, porque jamás se han encontrado pruebas, porque su actitud nunca ha casado con sus palabras y porque ha quedado constatado que el secuestro perpetrado por Juana Rivas —por el que fue condenada en sentencia firme— "favoreció la estructuración de un proceso de alienación de la figura paterna".
Según los Servicios Sociales, además, esta situación generaba en el padre "una enorme dificultad en la gestión de las relaciones con los niños", porque cualquier palabra o actitud o comportamiento venía "instrumentalizado y manipulado" y corría el riesgo de que todo lo que dijera e hiciera fuera utilizado en su contra. De hecho, y más allá de lo que ahora determine la Justicia italiana, la relación entre Arcuri y su hijo mayor, Gabriel, se encontraba ya muy deteriorada.
La confesión de Daniel
Por lo que respecta a Daniel —el pequeño que ahora vuelve a repetir que tiene un "miedo terrible" a volver con su padre—, Zambrano insiste en que no hay que olvidar que no es la primera vez que dice algo parecido y luego rectifica, reconociendo que su madre le había manipulado para conseguir su custodia. "Me obligó a hacer vídeos, me obligó a decir que quiero vivir allí (en Granada), pero yo no quiero vivir allí, yo quiero vivir aquí", llegó a decir insistentemente el menor, quien, además, relató a los profesionales que siguen su caso en Italia que su madre había aprovechado las vacaciones de verano para llevarle a varias psicólogas para tratar de predisponerle contra su padre.
Al no conseguirlo, una vez que el menor ya estaba en Carloforte, Rivas presentó unas capturas de pantalla de supuestos mensajes de su hijo pequeño, en los que éste le pedía ayuda "frente a una escalada de conductas cada vez más graves" por parte de su exmarido. La jueza rechazó, sin embargo, tales pruebas, tras pedirle a uno de los educadores que hablase con el menor para indagar si era cierto. El niño aseguró entonces "que él no había escrito tales mensajes, que en realidad habían sido escritos por la madre, usando aplicaciones y el sistema de capturas de pantalla para cambiar las fechas".
Con todo, la Justicia italiana corroboró finalmente que Juana Rivas no solo dificulta la "relación afectiva con el padre", sino que, además, "mina la serenidad" de sus hijos, sobre los que ejerce un "profundo daño psicológico". Por eso, con el fin de limitarlo al máximo posible, no solo le otorgó la custodia a Francesco Arcuri, sino que, además, limitó las visitas de la madre, de tal manera que determinó que Rivas podría verle "exclusivamente en Cerdeña" para evitar que le siguiera llevando a psicólogas de parte que pudieran hacerle interiorizar unos malos tratos y unos abusos que la Justicia italiana consideraba que jamás habrían existido.
¿Y ahora qué?
Según ha podido saber Libertad Digital, en el último año las visitas de Rivas a su hijo pequeño han sido mucho menos de las que cabría esperar. Sin embargo, el hijo mayor vive con ella, por lo que la defensa de Arcuri sostendrá que su testimonio puede estar más viciado si cabe de lo que ya lo estaba cuando la Justicia italiana le dio a él la custodia. A eso se suma la influencia que uno y otra podrían haber ejercido sobre Daniel en estas últimas semanas en las que el pequeño ha pasado las vacaciones en España, algo que el padre ya temía que pudiera pasar.
Con todo, ahora será el Juzgado de Violencia contra la Mujer Número 2 de Granada el que decida en primer lugar tanto si admite a trámite finalmente la denuncia de malos tratos que inicialmente había rechazado, como si eso permite paralizar la entrega al padre que la misma Corte de Apelación de Cagliari había reiterado hace tan solo unos días. En paralelo, la Justicia italiana deberá también dictar sentencia sobre el procesamiento abierto por su propia Fiscalía. Pero, suceda lo que suceda, lo que se antoja inevitable es que el caso vuelva al primer plano político y mediático en España, donde la izquierda ya parece dispuesta a volver a convertir a esta condenada en firme —y posteriormente indultada por la Gobierno— en un símbolo de la lucha feminista.