
El independentismo cree llegado el momento de hacer caja de sus acuerdos para las investiduras de Pedro Sánchez y Salvador Illa. El resultado del último episodio, el relativo al decreto ómnibus, ha despejado las dudas de Junts y ERC. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no tiene más remedio que ceder ante las pretensiones separatistas si quiere que la legislatura siga. Y la próxima parada es el decreto para reducir la jornada laboral que el Ejecutivo quiere aprobar este martes.
Junts no está por la labor. El expresidente catalán Carles Puigdemont se ha erigido en representante de los pequeños y medianos empresarios catalanes tras las últimas visitas de gremios y patronales a la "Casa de la República" de Waterloo. Los representantes empresariales recurren a la mediación del prófugo tras constatar la "influencia" que ejerce sobre los planes de Pedro Sánchez y su ejecutivo. Y la última petición es que tumbe la reducción de la jornada laboral que plantea la vicepresidenta Yolanda Díaz y que Sánchez ha hecho suya en ese juego de equilibrios que trata de llevar a cabo para no ofender a Sumar y complacer al mismo tiempo a sus socios periféricos.
En Junts no han dudado en izar la bandera empresarial y pretenden poner a prueba otra vez la resistencia de Sánchez. El aviso lo ha lanzado el vicepresidente y portavoz de Junts Josep Rius, quien este lunes y tras la ejecutiva del partido ha insistido en que Sánchez no puede gobernar como si tuviera mayoría. En el tablero, la reducción de jornada de 38 a 37,5 horas semanales, una iniciativa de Sumar contra la que se opone el partido independentista.
Rius señaló que "se volverá a aprobar un decreto que no está consensuado" y ha exigido a los socialistas que se sienten a negociar esa propuesta si es que quiere que salga adelante. El portavoz ha abundado además en las diferencias entre socialistas y Sumar, las reticencias de Economía y la imperiosa necesidad del PSOE de pactar cualquier propuesta o resolución con sus socios. Caso contrario se repetirá el sainete de la revalorización de las pensiones, las rebajas en el transporte público y las ayudas por la gota fría de Valencia que tan buenos réditos propagandísticos le ha dado a la formación de Puigdemont.
ERC copia a Junts
Por su parte, ERC ha adoptado las mismas formas que Junts hartos sus dirigentes de la impresión generalizada de que aceptan cualquier cosa por parte del Gobierno de Sánchez sin rechistar mientras dan apoyo al Ejecutivo sin contrapartidas aparentes. Para frenar esa deriva, el equipo de Oriol Junqueras ha decidido endurecer su retórica y ponerse al nivel de Junts.
La condonación del 20% de la deuda de la Generalidad catalana con el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), unos quince mil millones de euros, es la nueva condición sine qua non de los republicanos para sentarse a negociar con el Gobierno los Presupuestos Generales del Estado. El nuevo secretario de comunicación del partido, Isaac Albert, ha señalado este lunes que "si Sánchez e Illa quieren tener unas legislaturas largas deben cumplir con los acuerdos".
Esa condonación está recogida en el acuerdo entre el PSOE y ERC firmado por Félix Bolaños y Oriol Junqueras que facilitó la investidura de Pedro Sánchez. El portavoz republicano ha hecho especial hincapié en la quita porque supondría una sustancial reducción de los intereses que paga la Generalidad.
Y todo ello para empezar la semana y sin abordar las carpetas que de verdad interesan a los separatistas en estos momentos, como el traspaso integral de las competencias de inmigración, el control de fronteras, el catalán como idioma oficial de la Unión Europea (UE) y la foto de Pedro Sánchez con Puigdemont, la amnistía "política".