
El cargo público de la directora de programas de Presidencia del Gobierno que se apropió Begoña Gómez para que le llevara los negocios, por lo visto y según su propia versión dada en sede judicial, no tiene obligación de rendir cuentas ante ninguno de sus jefes reales. Según Cristina Álvarez sólo "reporta" ante la mujer de Sánchez porque es la que "le contrató". Olvida el cargo público que su sueldo lo pagan todos los españoles y que su puesto está en una estructura que depende, en última instancia, del ministro Félix Bolaños.
Los datos que siguen aflorando sobre la contratación del cargo público que lleva los negocios privados de la mujer del presidente no pueden ser más surrealistas. Libertad Digital ya publicó hace meses que Cristina Álvarez consideraba normal que, fichada para el cargo de directora de programas de la Secretaría General de Presidencia del Gobierno de España, su entrevista de trabajo se la hubiera realizado la mujer del presidente, que carece por completo de cualquier estatus público oficial. Pero es que las revelaciones de Álvarez han ido a más: "Yo reporto a Begoña Gómez que es quien me contrató".
Traducido: nadie salvo la mujer del presidente controla su trabajo. O, dicho de otra manera, tiene libertad plena para dedicarse a los deseos de Begoña Gómez, porque nadie le controla nada salvo en esa materia.
La realidad es que su cargo no es el de secretaria o asesora de la mujer de Sánchez, sino el de directora de programas de Presidencia del Gobierno, del que se ha apropiado Begoña Gómez para que le lleve los negocios. El cargo fue usurpado desde el primer día. Y justo eso es lo que investiga el juez Peinado, que ya ha imputado a Cristina Álvarez por tráfico de influencias y corrupción en los negocios.
Cristina Álvarez expuso en su declaración ante el juez Peinado ya el pasado mes de diciembre que recibió una llamada de Begoña Gómez en la que la mujer del presidente le ofreció el puesto de directora de programas de la Secretaría General de Presidencia del Gobierno nada más ganar Pedro Sánchez la moción de censura contra Mariano Rajoy.
No le llamó el jefe de gabinete, ni el jefe directo de la secretaría general de Presidencia del Gobierno. No: le llamó Begoña Gómez. ¿En condición de qué? Caben dos opciones: en condición de persona que se iba a apropiar del cargo por ser la mujer del presidente o en condición de lo mismo más un elemento adicional, que eran amigas de años y años porque habían trabajado juntas en la empresa donde estuvo contratada Begoña Gómez –Inmark—.
La ya rebautizada como asesora de Begoña Gómez explicó en esa declaración judicial que ella se ha encargado de llevar la agenda de la mujer del presidente, de cuestiones de seguridad, de protocolo… y sabemos, no por Álvarez, pero sí por la declaración del vicerrector de la Complutense Doadrio, que acompañaba a la universidad en infinidad de ocasiones a la mujer del presidente y, por los mails incorporados a la causa judicial, que reclamaba pagos de patrocinios para la cátedra regalada a Begoña Gómez.
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