
La antaño todopoderosa Assemblea Nacional Catalana (ANC) ha tocado fondo. La visita este lunes de los Reyes a la abadía de Montserrat ha mostrado con crudeza el casi nulo poder de convocatoria de una maquinaria que había organizado manifestaciones de cientos de miles de personas a mediados de la pasada década. Ahora y bajo la presidencia del cantante y activista Lluís Llach, la última convocatoria de la ANC se ha saldado con un estrepitoso fracaso.
Se trataba de protestar contra la visita de los Reyes a la abadía de Montserrat. Durante las últimas semanas la ANC había publicitado el plan. Tres marchas desde puntos cercanos al monasterio confluirían sobre el lugar para impedir la visita de Felipe VI, al que llaman despectivamente el monarca del 3 de octubre por su discurso para frenar a los golpistas.
Las soflamas aumentaban de intensidad conforme se acercaba la fecha, la víspera de "Sant Joan", el día d la verbena y puente en Cataluña. Entidades montserratinas como la "Liga Espiritual de la Virgen de Montserrat" y otras como la "Asociación de Amigos del Obispo Deig" elevaban sus más enérgicas protestas contra el abad Manel Gasch, de acreditado catalanismo pero al que ahora califican de "botifler" (traidor). La interpretación generalizada es que la visita de los Reyes responde a la "normalización" y "pacificación" de Cataluña tras los convulsos años del "Procés". Eso es de lo que se jacta el presidente de la Generalidad, Salvador Illa, entre concesión y concesión a las fuerzas independentistas y mientras organizaciones como "S’ha Acabat" o Sociedad Civil Catalana siguen acosadas por el matonismo más extremo del separatismo.
Lo que sí es una evidencia es que el poder de convocatoria de la ANC, santo y seña del separatismo, es historia. Si había alguna duda ha quedado disipada entre los riscos de Montserrat. Sólo un puñado de fieles han mostrado su agitación bajo una gran estelada y encerrados en un círculo de Mossos d’Esquadra. No han pasado de la estación del tren cremallera.
La versión alternativa de Puigdemont
Frustración absoluta en el independentismo. El prófugo Carles Puigdemont lo ha resumido en la red social X: "La autoinvitación de los reyes españoles a Montserrat es una provocación, y lo saben. Es parte del plan para españolizar el país, y son conscientes tanto en Madrid como a ambos lados de la plaza de Sant Jaume, que colaboran con entusiasmo. Por eso no quieren que el Borbón se incomode y por eso han ordenado seguir reprimiendo. Que la hoguera de Sant Joan de esta noche queme, con la llama que ha bajado del Canigó, el colchón inmenso que nos quieren poner encima".
L'autoinvitació dels reis espanyols a Montserrat és una provocació, i ho saben. És part del pla per espanyolitzar el país, i en són conscients tant a Madrid com als dos costats de la plaça de Sant Jaume, que hi col·laboren amb entusiasme. Per això no volen que el Borbó s'incomodi… https://t.co/krrTsN9W70
— krls.eth / Carles Puigdemont (@KRLS) June 23, 2025
El ímpetu de los pocos manifestantes ha propiciado algunos momentos de tensión con agentes de los Mossos, pero no ha habido ni heridos ni detenidos, aunque sí algunos gritos y empujones. Los independentistas han acusado a los Mossos de robarles banderas.
Los Reyes y el presidente de la Generalidad, Salvador Illa, han sido invitados por el abad Gasch para presidir un acto en reconocimiento del Abad Oliva, el fundador del cenobio. Se trata de un acto de carácter privado bajo el título "Valores benedictinos, una contribución a la paz".
Por la tarde está prevista la visita de los monarcas a la localidad de Badía del Vallés, antes Ciudad Badía, fundada hace cincuenta años.

