
A falta de tres días para que se cumpla el primer aniversario de la segunda fuga de Carles Puigdemont y de la investidura de Salvador Illa, ha trascendido que la consejería de Interior catalana ha readmitido en sus puestos a los tres agentes investigados por ayudar al prófugo.
A uno de los agentes se le levantó la suspensión de empleo y sueldo ya en enero mientras que los otros dos se han beneficiado de la misma decisión hace pocos días, según ha desvelado el digital independentista Vilaweb. La consejería de Interior, que dirige la alcaldesa de Santa Coloma Nuria Parlon, ha adoptado una resolución a la espera de que concluya la investigación.
La titular del juzgado de Instrucción número 24 de Barcelona, María Antonia Coscollola, ha prorrogado la fase de instrucción, que debía concluir esta misma semana, durante seis meses a petición del Ministerio Fiscal y de las acusaciones, que ejercen Hazte Oír y Vox.
A la espera de su conclusión, los Mossos, cuyo director general es el "mayor" Trapero, ha decidido restituir las funciones y el sueldo de los tres investigados, acusados de un posible delito de encubrimiento por ayudar a Carles Puigdemont a esfumarse ante la pasividad y mirada ausente de casi un millar de agentes de los Mossos, dirigidos entonces por Eduard Sallent, un mando de reconocida filiación nacionalista.
Carles Puigdemont, líder de Junts, había anunciado que estaría presente en la sesión de investidura de Salvador Illa. Contó con toda clase de facilidades. El Ayuntamiento concedió permiso a Junts en pocas horas para que montara un escenario en el Arco del Triunfo, al principio del Paseo Lluís Companys, que desemboca en el parque de la Ciudadela, lugar donde está el edificio de la cámara parlamentaria regional.
Operación para no detener a Puigdemont
Ni la consejería de Interior ni el Ministerio de Interior realizaron despliegue alguno para interceptar a Puigdemont, quien recaló en Barcelona dos días antes de la sesión de investidura. Oculto en un piso cercano al Arco de Triunfo, la mañana de autos salió a la calle, se dirigió a pie hacia el escenario, pronunció un mitin y se esfumó delante de casi mil Mossos. Y como ocurrió en la entrada, tampoco hubo operación jaula ni control de las fronteras, por lo que al anochecer de ese mismo 8 de agosto comunicaba Puigdemont que ya se encontraba de vuelta en Waterloo.
El jefe de los Mossos y responsable del operativo ya estaba sentenciado antes de la fuga. Fue relevado por Miquel Esquius en lo que fue la primera decisión del nuevo director general de la Policía de la Generalidad, el "mayor" Trapero, que pasaba del ostracismo a un cargo político.
En el curso de la instrucción contra los tres agentes tuvo que testificar Eduard Sallent, que llegó a manifestar a la juez que no creía que Puigdemont fuera a escaparse y que el motivo principal del despliegue de los Mossos no era detener a Puigdemont sino que la sesión de investidura se pudiera celebrar sin contratiempos.


