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Un psiquiatra forense analiza el deterioro físico y psicológico de Pedro Sánchez

El presidente muestra signos visibles de estrés y agotamiento tras ocho años de mandato, escándalos políticos y presión judicial constante.

El antes y después de Pedro Sánchez desde 2017. | Libertad Digital

Desde que Pedro Sánchez asumió la presidencia del Gobierno en 2018, su transformación física ha sido notable. El paso de los años, la acumulación de responsabilidades y las tensiones políticas han dejado huella en su rostro, postura y gestos.

En sus últimas apariciones públicas, especialmente durante la cobertura de los incendios que afectaron a numerosas regiones de España, Sánchez ha mostrado un rostro más delgado, líneas de expresión profundas y una mirada que refleja ansiedad y estrés. Este deterioro físico se intensificó a partir de 2023, año en que percibió por primera vez la posibilidad de perder la mayoría parlamentaria.

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La entrevista que evidenció el cansancio

El lunes pasado, en su entrevista con Pepa Bueno en RTVE, Sánchez mostró gestos de tensión acumulada, a pesar de su habitual manejo de la comunicación política.

Desde Libertad Digital hemos consultado al psiquiatra forense José Cabrera, quien ha señalado que el Presidente enfrenta actualmente tres factores que le están pasando factura:

  1. "En primer lugar, el tiempo prolongado que lleva en el cargo, algo que afecta a cualquier persona tras tantos años"
  2. "En segundo lugar, el estrés sostenido provocado por las múltiples dificultades surgidas a lo largo del camino, como imputaciones y casos de corrupción"
  3. "Y, en tercer lugar, las investigaciones judiciales que han sufrido personas de su entorno más cercano. Aunque es un hombre resistente, el desgaste es evidente".
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Cabrera señala que "la resistencia de un ser humano es algo que no se puede medir hasta que fracasa, ya sea psíquica o físicamente. Hasta el momento, el presidente ha hecho gala de aguantar todo lo que se le ha enfrentado, pero en la última entrevista hemos visto señales claras de cansancio".

Durante la conversación, Sánchez mantuvo su estrategia habitual de prudencia: "Siempre habla de las dos caras —refiriéndose a la frase "Hay jueces haciendo política y políticos haciendo justicia"— y es un experto en no decir nada de la manera más blanda posible", añade Cabrera. La entrevista, según el experto, fue pactada y controlada, pero aun así reveló gestos que delatan su desgaste.

Rigidez, reflejo del estrés

El psiquiatra también apunta a la rigidez corporal del presidente como indicador de presión acumulada: "La rigidez: cuando se sienta en la silla, cuando se levanta, cuando camina, cómo lleva el cuello, cómo gira hacia el frente, incluso cuando contrae la mandíbula se le ven los músculos de la cara".

Estos gestos se combinan con su manejo de la comunicación política, donde controla expresiones y mantiene posturas firmes, incluso frente a preguntas incómodas sobre corrupción y problemas familiares. "Los gestos del presidente muestran que ya está acostumbrado a manejarse en el mundo de las medias verdades o incluso de las mentiras", señala Cabrera.

El desgaste de Sánchez no solo es físico: su entorno personal y político contribuye a la tensión visible. Su mujer, Begoña Gómez, enfrenta investigaciones por malversación; su hermano, David Sánchez, está procesado por prevaricación y tráfico de influencias; y varios exsecretarios de Organización del PSOE han sido imputados por corrupción.

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