
"No nos engañemos, el islam de hoy y de siempre, que es lo que estamos intentando cohonestar con el cristianismo, con una mano impulsa las obras de caridad, mientras arma la otra mano para aniquilar a todos aquellos que se niegan a reconocer a Alá, y a Mahoma como el último y definitivo profeta de Dios".
Esa frase publicada en un artículo en la web religiosa Germinans Germinabit es a la que se aferró la que fuera fiscal de delitos de odio de Málaga, María Teresa Verdugo, para pedir tres años de cárcel para el sacerdote Ballester. La fiscal asumía los argumentos de los denunciantes, una organización llamada Musulmanes contra la Islamofobia con sede en Cataluña y receptora de subvenciones públicas.
En su página web hay artículos a favor de los talibanes y del régimen iraní. En uno de ellos, datado en octubre de 2022, se llega a decir lo siguiente: "Las protestas callejeras que siguieron a la muerte de Amini fueron alimentadas por afirmaciones sin fundamento de que murió a causa de brutales palizas bajo custodia policial. Las afirmaciones provocaron una protesta masiva en las redes sociales, y antes de que el gobierno iraní pudiera responder o investigar, el veredicto del jurado de Internet fue emitido: todo el estado iraní era culpable, a pesar de las pruebas forenses que cuestionaban esas afirmaciones". Y: "Estas afirmaciones surgieron inmediatamente después de su muerte el 16 de septiembre, tres días después de que se desmayara en una estación de policía en Teherán mientras recibía capacitación sobre los códigos de vestimenta islámicos. Su muerte se debió a un paro cardíaco".
La misma web recoge artículos de Yvonne Ridley, una célebre periodista conversa al islam, que define las matanzas y los secuestros a cargo de Hamás del 7 de octubre de 2023 como "incursión transfronteriza". El apartado "quiénes somos" de la página no incluye nombres. Se explica, en catalán, que "la plataforma Musulmanes contra la Islamofobia, es una asociación legalmente constituida, que pretende ser un espacio de participación abierto a todo el mundo en el que, principalmente, personas de confesión musulmana, víctimas de la islamofobia realizan activismo en clave comunitaria y colaborativa para buscar soluciones y combatir esta lacra del siglo XXI".
Un caso de 2017
El caso viene de lejos. La entidad denunció al cura Ballester en 2017 y el juicio se tendría que haber celebrado el año pasado, pero coincidía con otro señalamiento del letrado de Ballester. Salvo contratiempo de última hora, el juicio oral se celebrará el próximo miércoles, 1 de octubre. Pero ya no será María Teresa Verdugo quien represente al Ministerio Público. El pasado 24 de junio fue nombrada por la ministra de Igualdad, Ana Redondo, presidenta de la Autoridad Independiente para la Igualdad de Trato y la No Discriminación, un cargo y un organismo de nuevo cuño.
En el banquillo de los acusados se sentará también el sacerdote Jesús Calvo y el editor de Alerta Digital, Armando Robles, puesto que Ballester y Calvo participaron en un debate organizado por Robles en el que se vertieron consideraciones similares a las escritas por Ballester en Germinans Germinabit.
Una respuesta a Omella
Se da la circunstancia de que el artículo "El imposible diálogo con el islam" era la respuesta a una carta dominical del arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, titulada "El necesario diálogo con el islam". Ballester sostenía que "el islam no admite diálogo. O crees, o eres un infiel que debe ser sometido de una manera o de otra". También apuntaba que "en los países donde los musulmanes tienen el poder, los cristianos son brutalmente perseguidos y asesinados. ¿De qué diálogo hablamos pues? Y ya el colmo es que puestos a ser dialogantes, además de silenciar "por prudencia" nuestra fe, tengamos que hacerle reverencias a la suya. Es el nuevo estilo de la nueva época: diálogo no solo con el islam (con la fe islámica), sino también con la nueva ingeniería social y moral y con sus aberraciones".
No es la primera vez que Ballester tiene problemas judiciales. Cuando ejercía como párroco en el barrio de Sanfeliu de Hospitalet fue hostigado judicialmente por la entonces alcaldesa, la socialista Núria Marín, porque en una de las procesiones de Semana Santa participaba la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios. El cardenal Omella acabó por apartar a Ballester de su parroquia y destinarlo tiempo después, a modo de rehabilitación, como vicario a otra de Badalona, la de San Sebastián en el barrio de Pomar.

