
Llamó la atención este jueves que el presidente del Gobierno irrumpiera en el debate que acababa de producirse en la Asamblea de Madrid a través de sus redes sociales. No es habitual que Pedro Sánchez entre al trapo de los asuntos que, tan acaloradamente, allí se debaten cada semana. Hasta ayer.
La portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, había colocado el aborto como el principal asunto con el que hacer oposición a Isabel Díaz Ayuso. Lo hacía horas después de anunciarse el acuerdo Israel-Hamás y cuando su diputada Jimena González, que se había enrolado en la segunda flotilla, está cerca de volver a España. Gaza sufre, pues, signos evidentes de agotamiento político en Madrid.
En cambio, el aborto parece resurgir con fuerza desde que el PP en el Ayuntamiento de Madrid cometiera la semana pasada un error no forzado al apoyar una iniciativa de Vox en la que se instaba a informar a las mujeres del síndrome postaborto, que no está avalado por la ciencia. El alcalde José Luis Martínez Almeida se retractó en 24 horas, pero la maquinaria del Gobierno se puso en marcha.
Sánchez propuso entonces blindarlo en la Constitución, a pesar de que no tiene mayoría ni para aprobar unos Presupuestos. La ministra de Sanidad, por su parte, presentó el pasado 1 de octubre el informe sobre las interrupciones voluntarias del embarazo (IVE) correspondientes al año 2024 y esta semana volvió a hacerlo desde Moncloa.
En él, por cierto, se detalla que su Ministerio deriva a clínicas privadas de Andalucía los abortos de la pública de Ceuta y Melilla, únicas regiones gestionadas por Mónica García. Nada de ello importa. El lunes el presidente envió una carta donde exige a Madrid, Aragón, Baleares y Asturias la creación del registro de médicos objetores de conciencia, requisito al que obliga la ley de 2023.
Es sobre esta última cuestión donde incidió Ayuso en su réplica a Bergerot. "No voy a obligar a un médico en la Comunidad de Madrid a actuar contra su conciencia y su libertad. Y no voy a hacer una lista negra de médicos nunca". Pero en el fragor del debate, y mientras argumentaba por qué, a su juicio, los 106.000 abortos que se practicaron el año pasado suponen un fracaso para la sociedad, la presidenta espetó: "No se va a señalar en la Comunidad de Madrid. ¿Le parece a poco? Pues váyanse a otro lado a abortar".
"Esta era la libertad que prometía Ayuso. Volver a los viajes clandestinos a Londres. Al clasismo y al señalamiento. Volver 50 años atrás", escribió Pedro Sánchez en un mensaje publicado en la red social X. "No lo vamos a permitir", advirtió. "El Gobierno usará todos los instrumentos legales a su alcance para garantizar que los derechos y la dignidad de las mujeres se respetan, también en Madrid. Y, si hace falta, llegaremos hasta la Constitución y el Constitucional".
Las compuertas se abrieron. La consigna estaba clara y, en esta ocasión, no llegaba en forma de argumentario sino de mensaje nítido del presidente del Gobierno. Como el ensamblaje de un reloj perfectamente engrasado, casi la plana mayor del Consejo de Ministros, así como los cargos del partido, salieron en tromba a arremeter contra Ayuso.
A esta cuestión se le añaden también los fallos en los cribados de cáncer de mama en Andalucía, hacia donde los socialistas han girado el foco. El PSOE busca así recuperar su imagen y credibilidad entre el electorado femenino después de meses sufriendo una caída en la intención de voto de las mujeres, por el caso Koldo o los fallos en las pulseras antimaltrato. De hecho, hasta el CIS de Tezanos del pasado mes de julio reflejaba esta importante pérdida para un partido donde el voto femenino es clave.
En medio del debate, instalado ya desde la semana pasada, Alberto Núñez Feijóo intercedió publicando una carta para defender que este asunto no sea utilizado como arma política, como ocurrió con Gaza. Consciente de que el Gobierno busca agitar asuntos polémicos para intentar dividir a la derecha, dejó clara la postura del PP.
"Dejen de manosear las causas superadas de las mujeres y no inventen una España a la que solo Sánchez necesita volver", decía en X y añadía en la misiva su postura: "Garantizaré siempre que cualquier mujer que opte por la interrupción de su embarazo pueda hacerlo con la mejor atención médica y psicológica, conforme a las leyes", escribía para zanjar el debate.
Dirigentes del partido vincularon después el "manoseo" de Sánchez de este asunto con las nuevas informaciones de la UCO, en lo que sería otra nueva cortina de humo para intentar tapar su corrupción, como hizo con la flotilla de Gaza, además de tratar de dar la vuelta al escándalo de las pulseras antimaltrato.
Dejen de manosear las causas superadas de las mujeres y no inventen una España a la que solo Sánchez necesita volver. pic.twitter.com/nN6Dn6pM3m
— Alberto Núñez Feijóo (@NunezFeijoo) October 9, 2025
El presidente del Gobierno tampoco guardó silencio en esta ocasión. Al más puro estilo Óscar Puente y confiriendo a su perfil un marcado carácter electoralista, alejado de la institucionalidad que representa, espetó al líder de los populares: "Isabel, Alberto tiene una carta para ti".
Y no se envió en este sobre. https://t.co/c3aQSMoYuD pic.twitter.com/f4SI5y2eRU
— Partido Popular (@ppopular) October 9, 2025
Feijóo no se inmutó pero el PP sí contestó en redes sociales, adjuntando la fotografía aportada por la UCO con el dinero de Ferraz para Koldo: "Y no se envió en este sobre". Un mensaje parecido al publicado por Alfonso Serrano, número dos de Ayuso: "Tú también eres de cartas. Aunque ahora sabemos que también os gustan los sobres".



