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Manuel García-Castellón: "Se están dando pasos que están llevando a un abismo"

LD entrevista al juez, que publica Habla, para que se conozca (Deusto, 2025): "Hemos visto cosas de una mendacidad absolutamente increíble".

LD entrevista al juez, que publica Habla, para que se conozca (Deusto, 2025): "Hemos visto cosas de una mendacidad absolutamente increíble".
El juez Manuel García-Castellón posa para Libertad Digital. | C.Jordá

Manuel García-Castellón (Valladolid, 1952) resume su carácter recurriendo a tres máximas. La primera es: "Cuando dispares la flecha de la verdad, no olvides nunca mojar su punta en miel"; la segunda: "¿Quieres un buen enemigo? Búscate un amigo: él sabrá dónde asestar el golpe", y la tercera, el título del libro que firma junto a los periodistas Ernesto Sáenz de Buruaga y Luis del Val: Habla, para que se conozca (Deusto, 2025). Entre los tres, plasman "los recuerdos de un juez sólo aparentemente conocido; alabado y también insultado". Del responsable de investigaciones relevantísimas: Banesto, Púnica, Lezo, Kitchen, Tsunami Democràtic, entre muchas otras. Poca broma. A Puigdemont le imputó por terrorismo. Rufián y Belarra le han puesto a parir en el Congreso. A quién le sorprende, dadas las circunstancias. No al que fuera titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional desde 1995 al 2000 y desde el 2017 al 2024, desde luego. Hace muchos años que le avisaron: "Si haces ciertas cosas que no gustan a la gente poderosa (…), van a tratar de destruirte. En lo profesional… y en lo personal". LD entrevista a un hombre con ganas de hablar. Para que se conozca, claro.

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Manuel García-Castellón y Jesús F. Úbeda, durante la entrevista. | C.Jordá

P: Cuando mira por el retrovisor de su vida, ¿qué ve?

R: Veo que aquellas ilusiones que había al principio, cuando estaba haciendo las oposiciones, han continuado durante tantos años. En concreto, durante cuarenta y seis años y medio. También ha habido muchas decepciones, como es natural, pero he mantenido la ilusión todos estos años.

P: ¿Ha sacado conclusiones? ¿Ha encontrado moraleja?

R: (Piensa) Sí. La moraleja la aprendí con el asesinato de Olga Sangrador: cada uno de nosotros, con un grano de arena, puede mover el mundo. Y mucha gente moviendo un grano, al final, mueve un granero. Para mí, es la mejor de las conclusiones.

P: ¿Siente nostalgia por algo?

R: No, no siento nostalgia por nada. Al final, cada etapa de la vida tienes que vivirla conforme a ella, y yo he procurado hacerlo.

P: Cuenta que Siro García, otrora presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, le dijo: "Si haces ciertas cosas que no gustan a la gente poderosa en cualquier ámbito (…), van a tratar de destruirte. En lo profesional… y en lo personal".

R: Así es, no hay duda. Es así y, desgraciadamente, seguirá siendo así. Sobre todo porque el Estado no interviene en ayuda tuya: a través del CGPJ, de la Fiscalía General del Estado, de la Abogacía del Estado… Entonces, la situación es muy lamentable. No te puedes defender. Si te defiendes interponiendo una querella, por ejemplo, automáticamente quedas apartado de ese asunto que llevabas, que es lo que buscan muchas veces. Hay que usar la cabeza, pero, claro, tú te tragas todo eso que te están diciendo y no te puedes defender.

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Manuel García-Castellón, en un momento de la entrevista. | C.Jordá

P: Acudo a una de sus máximas: "¿Quieres un buen enemigo? Búscate un amigo: él sabrá dónde asestar el golpe". ¿Qué tal digiere la traición?

R: Maaaal, muy mal, muy mal. He visto tantas, como casi todo el mundo que cumple una edad, que, realmente, ha afectado a mi carácter de alguna forma. Aun así, siempre hay que seguir confiando en la gente; si no, te volverías un amargado, y la amargura es una mochila demasiado pesada para llevarla consigo.

P: ¿Y qué tal digiere la amenaza?

R: Bueno, nunca ha habido amenazas directas. Siempre son indirectas.

P: Las llamadas "presiones".

R: Sí. Las presiones son indirectas. Es decir, cuando alguien te acusa de prevaricador, de corrupto, de lawfare…, lo primero que tienes que hacer es oídos sordos; lo segundo, lamentar, como decía antes, que el Estado no esté contigo. Pero no contigo por ser tú, sino por ser el que aplica el imperio de la ley, que es la base de la democracia. Sin eso, la democracia se viene abajo. La democracia no es votar cada cuatro años. Eso está bien, y debe ser así. Pero, claro, la democracia se defiende con el día a día. A mí no me gusta el fútbol, o no me gusta casi nada, pero cuando Cristiano Ronaldo jugaba en el Madrid, que era un jugador muy bueno, era un malísimo ejemplo para la juventud. Sus aires de prepotencia no hacían ningún bien a la juventud. Con la política pasa algo parecido. El ejemplo es mucho, lo es casi todo, y cuando estás dando un ejemplo de que la democracia sólo es votar cada cuatro años, por mal camino vamos.

P: Para la democracia, ¿es más peligroso un tonto que un malo?

R: Hay muchos malos que son muy listos. Los tontos abundan, ¡claro que abundan! Fíjese usted que el hombre tropieza en la misma piedra. Tú tropiezas en la misma piedra si, a pesar de que te han engañado vilmente, sigues votando la misma opción, por esa cosa de: "Oiga, sí, de acuerdo, es mentira, peeero… si no, vienen los otros". Pues que vengan los otros, ¡ya los echará usted! "No, no…". Pues venga, estupendo. Hemos visto cosas de una mendacidad absolutamente increíble para un país occidental. Para mí, inimaginables.

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García-Castellón, en un momento de su entrevista | C.Jordá

P: Los políticos que le han atacado, ¿diría que son tontos, malos, o ambas opciones son correctas?

R: Lo que no son es respetuosos con el imperio de la ley. Eso ya les descalifica, simplemente. Las cosas que me dicen me importan muy poco. La democracia es un sistema muy frágil que hay que cuidar extraordinariamente. Como tienen ese poco respeto, ¿qué quiere que le diga? Ellos se definen.

P: En su discurso de recogida del Premio Sociedad Civil 2024 de la Fundación Civismo, dijo: "No son estos tiempos especialmente fáciles, pero los anteriores tampoco lo fueron. El desasosiego (…) me recuerda al que ya hemos vivido en otros momentos". ¿Por qué no son estos tiempos especialmente fáciles?

R: Por lo que vengo contando hasta ahora. Se están dando pasos que están llevando a un abismo. ¿Por qué? Porque se da una amnistía que, aunque el Constitucional diga que es constitucional, es una auténtica barbaridad. Oiga, usted no puede hacer ciertas cosas. Lo que está por encima de todo es la Constitución. Ni el legislativo: es la Constitución Española, que hay que respetarla. Y si no la respetas, vas a un abismo. Por eso digo que son malos tiempos.

P: ¿Y por qué los tiempos anteriores tampoco lo fueron?

R: Comparado con esto, fue jauja (risas). Claro que hubo problemas. Acuérdese del GAL, de tantos sucesos que han ocurrido…, pero, claro, todo tiene un límite.

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El juez García-Castellón se jubiló en 2024 | C.Jordá

P: ¿La justicia tose sangre?

R: El poder ejecutivo, que es el que tenía que cuidar al judicial, lo que hace es ponerle chinitas en el camino. Eso hace que vaya renqueante. Se manda un mal mensaje a los jueces jóvenes, porque ven que los jueces que se han atrevido a tocar ciertos poderes tienen problemas: reciben todo tipo de injurias, de calumnias… Claro, es un mal ejemplo, porque ellos dirán: "Yo pensaba que, haciendo este trabajo, tenía una protección del Estado ante los ataques injustos, pero mire en qué situación están los mayores, nadie les protege de nada". Ahí tiene a una Leire Díez buscando cosas raras, como vimos todos en aquel vídeo, que dio vergüenza ajena, sobre el teniente coronel Balas. Es muy lamentable.

P: ¿Cuán perversa es la idea esta de "desjudicializar la política"?

R: Es el colmo de los colmos. ¿A usted qué le parecería despenalizar a los taxistas?

P: Que Madrid sería Mad Max. Aún más, quiero decir.

R: Oiga, si usted comete un delito, usted está sometido a un procedimiento judicial. ¡Es que es así! ¿Usted considera que hay que "desjudicializar", que no se le puede perseguir? ¡Esto no puede ser! ¿Qué me está usted diciendo?

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García-Castellón posa para Libertad Digital | C.Jordá

P: Este lunes arrancó en el Supremo el juicio al fiscal general del Estado.

R: Es un ejemplo horrible. No sé si continúa porque quiere o porque, de alguna manera, le dicen que continúe. Es una malísima imagen…, no ya imagen, "imagen" es más ligero: es una malísima praxis para el futuro del Estado. El Ministerio Fiscal está en el juicio preguntando a su jefe. Estéticamente, es horrible. Cualquier fiscal estaría ya fuera del cargo. En segundo lugar, el sistema político se resiente cuando se dice, como se ha dicho, que el juez Ángel Hurtado está haciendo una instrucción de locos, que no tiene ningún sentido. Oiga: que ha ido la Sala Segunda del Supremo y lo ha avalado. ¿Qué quiere que le diga? ¿Vale más lo que dice usted en la barra de un bar que lo que dicen los magistrados del Supremo? El otro día venía un artículo, en un periódico nacional muy importante…

P: Un periódico con mucha Prisa.

R: Sí. Un señor decía que, con este juicio, en realidad, están los ojos observando qué hace el Tribunal Supremo. "Porque, claro, si lo absuelve, bueno, vale, bien, seguimos; si lo condena, se habrá desprestigiado totalmente". Claro, que un señor que no tiene ni idea le corrija la plana a siete magistrados, más tres, más uno…, me parece, vamos, de nivel impropio de un país con una cierta cultura.

P: La reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, ¿qué le parece?

R: Un auténtico desastre que nos conduce a este camino del que estamos hablando. Yo sería partidario de la instrucción por los fiscales, porque son estupendos, pero, claro, no en este momento en que la frase que está en el frontispicio es: "¿De quién depende la Fiscalía? Pues eso". Y va usted y dice: "¿Sí? Pues taza y media: instrucción por los fiscales!". Oiga, que el momento no es, precisamente, el mejor, después de todas las cosas que han ido sucediendo, una por una. Después, la propia ley carece de ninguna garantía de independencia de los fiscales. Lo que rigen son los criterios jerárquicos. Entonces, sobre los tres millones de asuntos que entran en los tribunales al año en España, no hay mayor problema, pero con los tres, cinco o diez que sí tienen trascendencia, ¿qué pasa? Va a estar investigando un fiscal que no tiene el estatuto de independencia, porque no lo prevé la reforma. Puedes tener fe, pero yo no la tengo, porque me han engañado demasiadas veces. Claro, el único que en la Constitución tiene la garantía de independencia, ¿quién es? El juez. Sólo. Por lo tanto, ¿qué quiere usted hacer? Por favor, no me toquen el pelo.

P: ¿El juez Peinado es un villano de cómic, como se dice en el entorno mediático del Gobierno? ¿Qué opinión le merece su instrucción?

R: Sobre su instrucción no tengo ni idea. Con lo cual, no quiero opinar sobre algo que desconozco. Sólo sé que la Sala de lo Penal de la Audiencia Provincial le ha dado la razón en varios asuntos; que se han interpuesto cuatro querellas contra él, al parecer, y que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha dicho que no hay ningún delito de prevaricación, y que a pesar de eso se sigue insistiendo con que es una instrucción extrañísima, incluso el ministro de Justicia. ¡Es el colmo del despropósito! Habiendo tenido en España ministros de Justicia como Íñigo Cavero, Landelino Lavilla, Garrigues…, ¿dónde hemos llegado? Eso, por una parte.

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Un gesto de García-Castellón. | C.Jordá

P: ¿Por la otra?

R: La lamentable soledad del juez. Está absolutamente solo.

P: ¿Usted ha conocido esa soledad, ¿verdad?

R: La misma. Lo que pasa es que, por lo menos, en la Audiencia Nacional tienes la protección física y móvil de los escoltas y demás. Pero a este señor, al que le están insultando por todos los lados, cualquier día un exaltado le puede pegar una bofetada en la calle. ¿Quién le protege?

P: Vamos acabando, señor juez. Las novelas de Simenon le inspiraron en su juventud, ¿verdad?

R: Mi primera lectura, aparte del TBO, fue George Simenon, con dieciséis o diecisiete años. Sobre todo, las novelas del comisario Maigret. Él subía por las escaleras de la Policía Judicial, la PJ, a dar cuenta al juez de instrucción. Aquella imagen se me quedó grabada. Y pensé: "Si a mí lo que me gusta es esto, poder meterme en las investigaciones, tal…". Quién me iba a decir que, treinta y cinco años después, yo iba a subir por esas mismas escaleras para ir al despacho de la juez antiterrorista Laurence Le Vert y otros para hablar de los asuntos que nos ocupaban aquí. Y subí docenas y cientos de veces por aquellas escaleras. Quién me lo iba a decir entonces, con dieciséis años. Y esa ilusión me ha quedado toda la vida. Siempre he sido juez de instrucción. De hecho, he sido el juez de instrucción más antiguo de España. No de ahora, sino de siempre.

P: ¿Qué obras o autores le inspiran ahora?

R: Me gusta mucho la biografía, el ensayo, la novela…, la novela, menos: ya me leí todos los clásicos rusos, franceses, ingleses, españoles, algún italiano, como Manzoni… Me dicen que hay que volver a los clásicos, pero ya me los he leído y estoy en otra época de la vida. Me gusta leer aquellas cosas que me hacen aprender. Por ejemplo, estoy acabando un libro de Philipp Blom, que se llama Años de vértigo, que explica el tiempo entre 1900 y 1914 en Europa, justo antes de la I Guerra Mundial, con una fineza… lo recomiendo vivamente.

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