Elecciones en Cataluña el 21 de diciembre. El Consejo de Ministros, tras el rotundo aval del Senado, aprobó la aplicación del artículo 155 de la Constitución para reponer la legalidad en la comunidad y convocar a los ciudadanos a las urnas. Para ello, Carles Puigdemont y los miembros de su gabinete serán destituidos. Tampoco se librará Pere Soler, el responsable de la policía autonómica. Los ministerios se encargarán de la breve transición. "Es un día para la tranquilidad y la esperanza de todos los españoles", defendió Mariano Rajoy. "Hemos dejado descolocados" a los independentistas, según su equipo.
El presidente consensuó su respuesta con Pedro Sánchez y Albert Rivera, con los que mantuvo una interlocución fluida y directa en las últimas horas. Los tres coincidieron en que el objetivo tenía que ser celebrar elecciones cuanto antes y Rajoy se apresuró a poner una fecha encima de la mesa –la del 21 de diciembre-. "La normalidad empieza por recuperar la ley, la legitimidad institucional y devolver la voz a los catalanes", se justificó en una declaración institucional en Moncloa pasadas las ocho de la tarde. El Gobierno se había dado un plazo de seis meses para ir a las urnas y un sector del PP defendió, en contra de lo decidido, no apresurarse.
Así, el presidente informó del inicio y del fin de las medidas extraordinarias en Cataluña. Publicadas la pertinente publicación en el Boletín Oficial del Estado, él se hará cargo del Gobierno catalán extinguiendo su entramado principal. Cerrará todas las denominadas embajadas catalanas a excepción de la delegación en Bruselas. Y dio por disuelto el Parlamento autonómico al convocar los comicios, que a juicio de Rajoy permitirán la vuelta a la normalidad.
Éstas son las medidas concretas anunciadas por el presidente:
- Cese del presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont; del vicepresidente, Oriol Junqueras y de todos los Consejeros del Gobierno autonómico.
- Designación de los órganos administrativos encargados de dar cumplimiento a las medidas, que serán los Ministerios correspondientes a las competencias de cada Consejería.
- Extinción de las secretarías de Presidencia y Vicepresidencia.
- Extinción del Diplocat.
- Extinción de las Delegaciones de la Generalitat en el exterior, excepto Bruselas.
- Cese del Delegado del Gobierno catalán en Bruselas.
- Cese del Delegado del Gobierno catalán en Madrid.
- Cese del Secretario general de la Consejería de Interior.
- Cese del Director general de la Policía Autonómica (Rajoy no citó expresamente al Mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero).
Todos los ministros volvieron a acompañar a Rajoy a la sala de prensa de Moncloa para arroparle. "Respondemos a unas decisiones que pretenden imponer un secuestro inadmisible a los catalanes y el hurto de una parte de su territorio al conjunto de los españoles", razonó el presidente. Y aseguró: "El Estado dispone de medios suficientes para, de forma pacífica y moderada, recuperar la normalidad legal", destacó.
La duda estriba ahora en cómo el Gobierno aplicará las medidas y, en concreto, cómo apartará a Puigdemont y los suyos de sus puestos de responsabilidad. Rajoy, que no contestó una vez más preguntas de los periodistas, no dio detalles en ese sentido. "Ahora de lo que se trata es de evitar más daños y volver cuanto antes a la normalidad", insistió el presidente.
El Gobierno celebró dos Consejos de Ministros. Uno ordinario en el que se tramitó un incidente de ejecución de sentencia ante el Tribunal Constitucional por el pleno del Parlamento catalán en el que se declaró de independencia. E, inmediatamente después, se convocó un segundo Consejo centrado en la aprobación de las medidas, que entrarán en vigor tras su publicación en el BOE.
Negociaciones PP-PSOE en el Senado
La jornada empezó para Rajoy en el Senado, a las diez de la mañana. "De lo que hay que salvar a Cataluña no es del 155 sino de los estragos que están provocando las conductas inconstitucionales", proclamó, antes de lograr el apoyo de la Cámara. "No hay otro remedio posible", lamentó, ya que "se ha pisoteado la ley, el Estado de derecho y el respeto a las minorías".
El presidente se ausentó buena parte del pleno para reunirse con Soraya Sáenz de Santamaría en la zona de Gobierno de la Cámara y seguir la evolución de los acontecimientos en el Parlamento catalán. Comprobó cómo se aprobaba la independencia a través de la televisión, antes de que el Senado votara. "Lo sucedido es la prueba inequívoca de lo necesario del 155", aseveró en los pasillos. Habló de "acto delictivo" y aseguró que el Ejecutivo actuará con "mesura y eficacia".
El PP y el PSOE estuvieron negociando en paralelo al pleno, que duró más de seis horas. Rajoy logró que Sánchez retirara la enmienda para desactivar el 155 en caso de elecciones en Cataluña pero aceptó el texto socialista por el que el Gobierno borra del paquete de medidas el control de los medios de comunicación públicos en la comunidad.
"Lo que debe reclamar nuestra atención es España entera", defendió el jefe del Ejecutivo. Los suyos le ovacionaron en varias ocasiones para enfado de las formaciones independentistas. A su salida del Senado, se comprometió a hacer "las cosas bien". Su anuncio estrella era el de no esperar y convocar elecciones ya. El motivo, según su entorno directo, es dejar claro que "no intervenimos para quedarnos sino para restaurar la legalidad y dar la voz a los catalanes".