Siempre cabe la posibilidad de que los verdaderos topos casadistas sean Rivera y Abascal, y no tengan otra misión que destruir a sus partidos desde dentro.
Los lacitos amarillos en la Plaza de San Jaime le han salido carísimos a Colau en el Eje del Besos. Carísimos. Aunque no tanto como si ahora se plegara a pactar con la Esquerra. Ella verá.