
Junts per Catalunya (JxCat) abandonará el gobierno de la Generalidad. Eso es al menos lo que han decidido los afiliados en la votación llevada a cabo jueves y viernes. Laura Borràs, presidenta del partido, y Carles Puigdemont, el expresidente autonómico prófugo, han doblado el pulso a los partidarios de permanecer en el Govern. Los consejeros tendrán que cesar de sus cargos en los próximos días si se cumplen las previsiones de la propia ejecutiva de JxCat, que se ha reunido para analizar los resultados y decidir los pasos a dar para proceder a la retirada.
De los 6.465 afiliados de JxCat ha votado el 79,18%. El 55,73% respondió "no" a la pregunta "¿Quieres que JxCat siga formando parte del gobierno de Cataluña?" frente a un 42,39% partidario de permanecer en el ejecutivo autonómico. El 1,88% ha votado en blanco. Como se esperaba, el partido ha quedado fracturado por la consulta. El secretario general de la formación, Jordi Turull, optó por no pronunciarse en la minicampaña de los últimos días. No así la presidenta, Laura Borràs, y otros dirigentes del entorno de Puigdemont, que desfilaron por los medios con el "no" al gobierno de coalición como santo y seña. Frente a ellos, la mayoría de los consejeros autonómicos y los altos cargos asociados, que trataron de convencer a la militancia de que era mejor hacer oposición a ERC desde dentro del Govern que en el Parlament.
La ejecutiva tendrá que adoptar las medidas para la salida, aunque los datos de la consulta no serán oficiales hasta mañana, cuando ya hayan sido validados por el comité electoral creado al efecto. El panorama se complica para JxCat y se despeja para ERC, que no sabía ya como enseñar la puerta de salida a los consejeros del partido de Puigdemont.
Los alcaldes, concejales y cargos locales del partido eran favorables a la continuidad en el gobierno catalán a pesar de los incumplimientos de ERC, dada la proximidad de las elecciones municipales. Según estos dirigentes locales, la salida del Govern complicará la campaña y restará importantes recursos a la formación.
Borràs, reforzada
Laura Borràs y sus seguidores han mostrado su satisfacción a la llegada a la sede del partido para analizar el resultado de la consulta. Personajes como Jaume Giró, consejero de Economía, o Victòria Alsina, de Acción Exterior, han quedado desautorizados por el resultado. Sus llamamientos a seguir en el ejecutivo porque así sería más fácil avanzar hacia la independencia han caído en saco roto. En la militancia de JxCat se atribuía la campaña por la continuidad al interés de los consejeros y sus cargos por seguir percibiendo la pagueta.
Puigdemont continúa manejando los resortes del partido desde su mansión de Waterloo con el concurso de Borràs, que sale reforzada de la contienda interna. JxCat se radicaliza mientras que ERC se libra de un socio incómodo y tratará de seguir la legislatura con apoyos puntuales de los comunes y del PSC, que ya se han ofrecido para ejercer de muletas. Se mantiene el riesgo de escisión, aunque ahora son los "pragmáticos" quienes podrían enfilar la puerta de salida.
Sin autonómicas a la vista
ERC deberá sustituir ahora las siete consejerías vacantes que deja JxCat. Según Aragonès, tal eventualidad estaba prevista y se actuará con celeridad a partir del momento, previsiblemente el lunes, en que los consejeros renuncien a sus cargos. La intención de ERC es agotar la legislatura. De momento se ha descartado el escenario de un adelanto electoral.
Por su parte, JxCat afrontará un escenario inédito desde hace años para los herederos de Convergencia, que han formado parte de los sucesivos gobiernos catalanes desde 2011. Ahora pasan a la oposición, que han prometido ejercer con rigor y dureza, a pesar de que son el tercer partido de la cámara, por detrás del PSC y de ERC. La legislatura autonómica cobra una nueva dimensión, más enrevesada si cabe. Se prevén fuertes turbulencias en el Parlament, así como más tensiones internas en JxCat, que ahora debe reinventarse como partido sin poder, salvo los ayuntamientos donde todavía gobierna y la Diputación de Barcelona, en la que mantiene una insólita alianza con el PSC. Esos son los últimos reductos de la formación resultante de todas las crisis convergentes.

