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Sánchez sigue recuperando a "purgados" para su segunda línea de Gobierno

Tras perdonar a Antonio Hernando, el presidente "indulta" ahora a María González Veracruz

Tras perdonar a Antonio Hernando, el presidente "indulta" ahora a María González Veracruz
María González Veracruz, rescatada del ostracismo a Secretaria de Estado | PSOE

Fue una de las caras jóvenes del "rubalcabismo", la murciana María González Veracruz entró de la mano del político cántabro en la Ejecutiva del PSOE para ser la responsable de Participación, Redes e Innovación. Su proyección se iba ampliando conforme pasaban las semanas, llegando a ejercer de portavoz del partido en varias ocasiones. A ello se unía su pedrigí socialista (su padre era por entonces el secretario general del PSOE en Murcia).

Rubalcaba y Veracruz, ambos químicos, representaban la veteranía y la juventud de un PSOE que pasaba sus horas más bajas después de la mayoría absoluta de Mariano Rajoy. Tras la retirada del exvicepresidente socialista, llegó Pedro Sánchez a la secretaria general del PSOE y González se mantuvo en el núcleo duro de Ferraz ocupando la Secretaría de Ciencia, Participación y Política en Redes.

Descenso a los infiernos

Todo iba bien en su trayectoria hasta que llegó el dramático Comité Federal del 1 de octubre del 2016. González Veracruz se mantuvo fiel a Sánchez y no estuvo entre los 17 miembros de la Ejecutiva que dimitieron en bloque y propiciaron la del secretario general pero, unos días más tarde, la murciana anunciaba su abstención "por imperativo" legal ante la investidura de Mariano Rajoy.

Más tarde, llegaron las primarias y la diputada apostó por Patxi López. Dos traiciones a Sánchez que no olvidaría. Una vez repuesto en su trono de Ferraz, el secretario general obvió a la diputada. Apartada del partido y en minoría en la federación murciana, González Veracruz anunció que dejaba la política, consciente de que no iba a ir en las listas.

Sánchez siempre llama dos veces... a algunos

Después de tres años apartada de la política, la exdiputada murciana ha vuelto. Hace unos días, recibió una llamada de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, para anunciarle que sería la próxima secretaria de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales. Su toma de posesión se ha producido esta semana.

No es la primera "purgada" que ha sido llamada "a filas" para ocupar puestos de responsabilidad en segunda fila. En octubre del año pasado, Pedro Sánchez anunció que recuperaba a Antonio Hernando, el portavoz parlamentario que justificó la abstención del PSOE durante la investidura de Mariano Rajoy. Fue nombrado director adjunto del Gabinete de Presidencia. Más meteórico fue el ascenso, este pasado mes de julio, de Patxi López, otrora rival de Sánchez en las primarias, que fue nombrado flamante portavoz socialista en el Congreso.

Hernando, López y González Veracruz tienen varias cosas en común: iban en el mismo equipo en las primarias, han sido recuperados tras "traicionar" a Sánchez absteniéndose en la investidura de Rajoy al no estar en en el grupo de "rebeldes" como Adriana Lastra o Margarita Robles que votaron "no", llevando la contraría a la gestora.

Pero, sobre todo, Hernando, López y Veracruz se mantuvieron leales a Sánchez en el Comité Federal del 1 de octubre de 2016. Eso es lo que les ha llevado a poder ser perdonados por el secretario general.

Lo que Pedro no perdona

El presidente perdona pero no olvida la lista de los 17 miembros de la Ejecutiva que lo ejecutaron. De aquellos nombres, sólo sobreviven en la política, y por méritos propios al ganar las elecciones autonómicas, los presidentes de la Comunidad Valencia, Ximo Puig, y de Castilla la Mancha, Emiliano García Page. En el Senado también están la que era presidenta andaluza, Susana Díaz, y la expresidenta del partido, Micaela Navarro.

Desterrados y purgados de sus responsabilidades están los trece restantes. Algunos tan importantes en su momento como Antonio Pradas, Eva Matarín, Mari Luz Rodríguez o José Miguel Pérez. Aunque el caso más llamativo fue el de Tomás Gómez, que un día intentó acceder a su despacho y descubrió que le habían cambiado hasta la cerradura. Este mes se han cumplido seis años de aquel Comité Federal pero hay heridas que no cicatrizan.

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