
Dos días después de que la pequeña Olivia apareciese muerta en Gijón tras la ingesta de un cóctel de barbitúricos, Irene Montero sigue sin condenar el presunto asesinato a manos de su madre. Sin embargo, apenas ha tardado unas horas en hacer lo propio con el último crimen de violencia doméstica.
"El asesinato de una mujer de 30 años en Cáceres se investiga como violencia de género. Rabia y dolor ante lo que podría confirmarse como asesinato machista. Debemos redoblar todos los esfuerzos y recursos para llegar siempre a tiempo", ha escrito la ministra de Igualdad en su cuenta de Twitter.
El asesinato de una mujer de 30 años en Cáceres se investiga como violencia de género.
Rabia y dolor ante lo que podría confirmarse como asesinato machista. Debemos redoblar todos los esfuerzos y recursos para llegar siempre a tiempo. https://t.co/8fc3Sjmtq2
— Irene Montero (@IreneMontero) November 1, 2022
Su contundencia y autocrítica -que se repite cada vez que el asesino es un hombre- contrasta con el silencio que Montero mantiene respecto al crimen que ha conmocionado a media España y en el que la presunta asesina es una mujer.
El padre acababa de obtener la custodia
La pequeña Olivia, de tan sólo 6 años, fue hallada muerta el domingo por la noche en el piso de Gijón donde residía con su madre. Su padre acababa de obtener la custodia de la menor después de cinco años de lucha en los juzgados, no exentos de denuncias falsas y noches en el calabozo. "No os podéis imaginar el dolor inmenso que es esto; esto no va de hombres ni de mujeres, esto va de que no se le puede hacer esto a un niño, por Dios", lamentaba el padre a las puertas el inmueble donde se habría cometido el crimen sin poder contener las lágrimas.
Tal y como ha trascendido, la voz de alarma la dio la familia de la madre y presunta asesina. Según El Comercio, su hermano habría recibido un mensaje que le hizo temer lo peor: "Antes de dejarla con él, la mato". Sin embargo, cuando la Policía llegó al inmueble, la pequeña ya estaba muerta. La madre, que también aseguraba haber tomado barbitúricos, seguía viva, por lo que fue trasladada al Hospital y de ahí a la Comisaría Nacional de Policía de Gijón, donde ya se le ha tomado una primera declaración.
El padre, Eugenio García, tenía que recoger a la niña este mismo martes para llevársela a Torrecaballeros, el pequeño pueblo de Segovia donde reside y donde la menor iba a ser escolarizada para empezar una nueva vida junto a su familia paterna. Hoy, sin embargo, esta pequeña localidad acogerá su funeral, tras lo que se celebrará una manifestación convocada por la Asociación de Custodia Compartida de Segovia, a la que Eugenio pertenece desde hace años.
¿Madres protectoras?
A pesar de la conmoción que ha desatado el suceso, la ministra de Igualdad sigue guardando silencio y limitándose a condenar aquellos casos en los que el asesino o el maltratador es el padre. No en vano, tanto Montero como su séquito siempre se han señalado por defender a las que han venido a denominar "madres protectoras", mujeres que secuestran a sus hijos amparándose en denuncias falsas contra sus exparejas. En su particular batalla, de hecho, no les ha importado faltar a la verdad, tal y como sucedió en el caso de María Sevilla, algo por lo que tendrán que responder ante el Tribunal Supremo.
El pasado mes de octubre, Rafael Marcos decidió presentar una demanda contra la ministra por un delito de intromisión ilegítima al derecho al honor por llamarle maltratador. A pesar de que todas las denuncias de su ex fueron desestimadas, Montero aprovechó un acto público para felicitarse por el indulto concedido a María Sevilla y lamentó que las mujeres como ella sufrieran "injustamente la criminalización y la sospecha por parte de la sociedad cuando lo que hacen es defenderse de la violencia machista de los maltratadores". Marcos pide ahora que se retracte y que haga frente a una indemnización de 85.000 euros, una cantidad similar a la reclamará a su número 2, Ángela Rodríguez Pam.



