
Se acabaron las contemplaciones en Vox con el PP. El partido de Santiago Abascal hará valer hasta el último de sus votos si los de Alberto Núñez Feijóo no consiguen mayoría absoluta en determinadas comunidades y ayuntamientos el 28 de mayo y requieren de otros apoyos para gobernar, incluida la abstención. La fórmula Ayuso quedará desechada por completo tras las elecciones municipales y autonómicas y será sustituida por la de Juan García-Gallardo en Castilla y León.
Ese es el espejo en el que se mira el partido desde que consiguió entrar por primera vez en un gobierno de la mano del PP. En la Comunidad Valenciana ya han advertido de que exigirán condiciones parecidas a las que se negociaron en Valladolid, aupados por las encuestas que les sitúan alrededor de los 15 escaños, cinco más que ahora, con el PP superando los 30.
No descartan incluso dejar gobernar a la izquierda
"No apoyaremos ninguna investidura gratis, aunque suponga votar con la izquierda, y que cada palo aguante su vela", trasladan fuentes del partido que se muestran muy molestas con el trato recibido los últimos años por el PP, al que le achacan no haberles dado siquiera las gracias. "Habrá que recordarles que en Madrid, Murcia o Andalucía gobernaron gracias a nosotros", sostienen estas fuentes que no descartan incluso dejar gobernar a la izquierda para demostrar al partido de Feijóo que no van de farol.
En caso de que el PP logre formar gobiernos sin negociar con Vox allí donde sus votos no sean clave para la investidura, pero sí durante la legislatura, los de Abascal advierten de que bloquearán la acción de gobierno como ha ocurrido en Madrid, donde llevan seis meses tumbando las medidas de Ayuso o Almeida. "A ver cómo gobiernan sin negociar con nosotros aunque sólo necesiten nuestra abstención", retan.
Recuerdan lo ocurrido en el Ayuntamiento de Madrid cuando apoyaron a José Luis Martínez-Almeida frente a Manuela Carmena para que "haya acabado aplicando las mismas políticas". "Quizá habría sido mejor que hubiera seguido gobernando ella un tiempo y después presentar una moción de censura para presionar al PP", sostienen estas fuentes.
Las cuentas del PP
Los populares juegan con la baza contraria: forzar el apoyo de Vox allí donde apenas necesiten unos pocos votos o su abstención, convencidos de que no se atreverán a votar con la izquierda. "Habrá ayuntamientos que no se van a negociar, se irá directamente a la votación", aseguran fuentes del PP que descartan aplicar este sistema en consistorios o comunidades clave como Valencia, donde "no nos la vamos a jugar".
Se trata de una táctica que choca frontalmente con la negociación nacional que pretende llevar a cabo Vox, cuyo funcionamiento interno facilita el control absoluto de la dirección nacional sobre las conversaciones que se desarrollen. Los populares, sin embargo, cuentan con baronías que gozan de plena autonomía para negociar por lo que no será fácil ni siquiera la coordinación de equipos.
Lo que en el partido de Abascal dejan claro es que no aceptarán más ninguneos y "harán valer sus votos y a sus votantes", especialmente en las comunidades donde hay riesgo de repetir elecciones, a diferencia de los ayuntamientos, donde la elección de alcaldes está asegurada.
El pasado viernes Santiago Abascal ya lanzó un aviso a navegantes: "Hasta aquí hemos llegado, nos hemos portado demasiado bien", dijo durante un mitin en Madrid ante el fervor de los suyos que aplaudían entusiasmados sus críticas al PP. "Las cosas no van a volver a ser así", dijo el líder de Vox en referencia al apoyo gratuito que le han brindado los últimos años, sin conseguir a cambio aprobar ninguna de sus propuestas.
Ese es precisamente el temor del PP, que Vox exija el cumplimiento de unas condiciones inasumibles para ellos, especialmente en lo que se refiere a la ideología de género, principal punto de fricción entre ambos partidos cuando se trata de negociar la derogación de determinadas leyes para ser sustituidas por otras.



