El artículo 23 del Congreso de los Diputados establece las condiciones para formar un grupo parlamentario: se necesitan 5 diputados, siempre y cuando se hayan conseguido un 15% de los votos en las circunscripciones donde se hayan presentado o un 5% si el partido es de ámbito nacional. Hay otra excepción: tener 15 diputados. Pero en el país de la picaresca, siempre se puede retorcer el reglamento o burlarlo: hecha la ley, hecha la trampa.
Todo comenzó en 1993. Felipe González comenzaba su última legislatura y Coalición Canaria había sacado más de un 15% de los votos en las dos provincias canarias pero tenía sólo cuatro representantes. Necesitaba uno más. El único diputado del PAR (Partido Aragonés Regionalista) salió al auxilio. Le "prestó" un diputado y, en cuanto que Coalición Canaria pudo conformar grupo, se volvió al mixto.
¿Era legal? Los servicios jurídicos estudiaron el caso y la Mesa del Congreso tuvo que dictaminar. El PSOE, CiU y PNV le dieron luz verde. Desde aquel año, la excepción se empezó a convertir en regla. Tres años más tarde, durante la primera legislatura de José María Aznar, Coalición Canaria volvió a quedarse en cuatro diputados. En esta ocasión, a su auxilio salió UPN (Unión del Pueblo Navarro). Una estrategia que repitieron cuatro años más tarde, en el año 2000.
En 2004, Coalición Canaria volvió a superar el 15% en las dos circunscripciones pero bajaron un representante y se quedaron en tres. La estrategia se complicaba. Además, José Luis Rodríguez Zapatero acababa de llegar al Gobierno. UPN, tradicional aliado del PP, se quedaba al margen de la llamada "geometría variable" que, en cambio, sí incluía a los canarios. Así que el PSOE "prestó" dos diputados toledanos a Coalición Canaria para que pudiesen conformar grupo.
En 2011, en plena mayoría absoluta de Mariano Rajoy, UPyD sacó cinco diputados pero la Mesa, con el reglamento en mano, se negaba a darle grupo parlamentario argumentando que se habían quedado a unas décimas del 5%. El diputado de Foro Asturias se integró durante unas horas en la dinámica del partido de Rosa Díez, les ayudó a conseguir grupo parlamentario y se volvió al mixto.
También en el Senado
En 2016, en pleno procés separatista, el PSOE prestó dos senadores a ERC y otros dos al antecesor de Junts (Democracia y Libertad, partido heredero de Convergencia). El reglamento de la Cámara Alta exige que sean 10 el número mínimo para conformar grupo parlamentario y ambos se habían quedado en ocho.
En total, el PSOE prestó cuatro senadores al separatismo. Un antecedente de lo que podría ocurrir estos próximos días cuando salga al auxilio de Junts y ERC que necesitan 8 diputados cada uno.
¿Qué ganan los partidos?
Al convertirse en grupo parlamentario tienen más tiempo de intervención en el pleno, preguntan con más frecuencias en las sesiones de control y tienen más representación en las comisiones. Esto lleva consigo más dinero para contratar asesores y más subvenciones. En el grupo mixto también se ven beneficiados ya que la marcha de Coalición Canaria o de UPyD permitió al resto de partidos minoritarios tener más tiempo para repartirse.